El trastorno de personalidad de un acusado de matar a su ex mujer no le impide distinguir el mal

Oviedo.-  El acusado de degollar a su ex mujer, la joven Desirée P.P., e intentar matar a su hijo de dos años en Gijón sufre un trastorno mixto de la personalidad que no le impide distinguir entre el bien y el mal y que no afectó a sus capacidades cognitivas el día en que ocurrieron los hechos, la tarde del 13 de julio de 2006.

Así lo han declarado hoy en la última sesión del juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de Asturias dos de las peritas que examinaron al acusado, que han coincidido también al señalar que éste no presentaba alteraciones psicopatológicas en el momento del reconocimiento.

La fiscal y el abogado del Estado han ratificado su solicitud de 44 años de cárcel para el acusado por homicidio consumado y otro en grado de tentativa y estiman que no concurrieron atenuantes ya que el agresor tenía sus capacidades cognitivas "intactas" cuando cometió el crimen, petición que la acusación particular ha elevado a 45 años y el pago de una indemnización en la máxima cantidad que corresponda.

Por su parte, la defensa pide la absolución del imputado y sostiene que padeció un episodio de amnesia que le impide acordarse de lo ocurrido, que el escenario se preparó para hacer parecer al acusado autor de un crimen "que no cometió" y que nunca se analizó el pelo que apareció en la mano de la víctima y que hubiese sido "esclarecedor".

La primera de las peritas ha señalado que el relato de los hechos por parte del acusado responde a una memoria selectiva "intencionada" y le ha atribuido "frialdad afectiva" al no haber mostrado arrepentimiento a la hora de narrar lo acontecido el día del crimen perpetrado en el domicilio de éste, en el gijonés barrio de Portuarios.

Asimismo, ha declarado que presenta unos niveles de inteligencia "dentro de lo normal" y que los exámenes clínicos reflejan una actitud narcisista, que se manifiesta en su tendencia a hacer aquello que le produce placer o satisfacción.

Preguntada por los efectos que hubiese tenido sobre el acusado un supuesto consumo de vino y hachís, la perito ha comentado que la ingesta de esta bebida habría disminuido su capacidad de reacción en lugar de aumentarla, y el consumo de dos porros de cannabis tampoco produce efectos estimulantes intensos.

Una supuesta mezcla de alcohol con un medicamento que tomaba el acusado "tendría efectos depresivos del sistema nervioso central que hubiesen dificultado sus movimientos", ha explicado.

Por otra parte, a preguntas del abogado defensor, la perito ha admitido que estados emocionales intensos pueden producir una amnesia relativa a los hechos que produjeron el shock en el sujeto.

En este sentido, un psiquiatra ha comentado que, en medicina, la amnesia puede estar relacionada con el citado medicamento, la benzodiacepina, y potenciada por el consumo de alcohol.

También ha declarado un psicólogo que examinó al niño meses después del suceso y que ha explicado que éste, que entonces tenía dos años, fue consciente de que estaba siendo atacado y sufre un trastorno de estrés postraumático "potentísimo".

"El trauma no es sólo por la agresión, sino por la posterior ausencia de auxilio durante cerca de seis horas y la conversión de una figura protectora, la del padre, en agresora", ha comentado.

En la actualidad, ha explicado, el menor está bloqueado a las figuras paterna y materna y atribuye estos roles a sus abuelos.

En el futuro, ha añadido, "tiene muchas probabilidades de padecer alteraciones y trastornos psiquiátricos por lo que es aconsejable un distanciamiento definitivo del agresor".

Respecto a la agresión, dos médicos forenses han explicado que la víctima recibió dos heridas en el tórax con una virulencia capaz de seccionar una costilla e incluso de romper la hoja del cuchillo, a las que siguieron otra serie de cortes en la región pectoral, cuello y cara que por sí solas ya le habrían ocasionado la muerte.