Madrid.- Ha pasado poco tiempo desde que fue designado presidente del Congreso, pero a los grupos nacionalistas les basta para mirar a José Bono con otros ojos. Mientras unos halagan su seriedad y otros su capacidad de diálogo, una opinión común emerge entre las demás: "Ha sorprendido a propios y extraños".
El portavoz de ERC, Joan Ridao, representante de uno de los partidos que con más reticencias asumió el nuevo cargo de Bono, es el primero en reconocerlo: "Se ha conducido desde el mismo día de su elección. Ha sorprendido a todos".
El pasado 1 de abril el ex presidente de Castilla-La Mancha y ex ministro de Defensa fue elegido presidente del Congreso en segunda votación, ya que no logró la mayoría requerida en la primera vuelta y en consecuencia se vio obligado a someterse a una segunda, tras la que es suficiente la mayoría simple.
Así, consiguió el apoyo de 170 de los 350 diputados que forman el hemiciclo de la Cámara Baja.
Fue un hecho inédito por cuanto ningún presidente del Congreso anterior necesitó la segunda vuelta para poder ocupar el cargo.
Y no sólo eso. Es el presidente con menos apoyo de la democracia, pues incluso se quedó por debajo del umbral que en 1996 registró Federico Trillo, quien contó con el respaldo de 179 parlamentarios.
Salvo el voto a favor de su grupo, y el del PP, que apostó por un candidato propio, Ana Pastor, todos los grupos minoritarios de la Cámara -CiU, PNV, ERC, CC, BNG, IU, ICV, Na Bai y UPyD- votaron en blanco.
Con este bagaje, era fácil vaticinar un mandato complicado, incluso el portavoz del PNV, Josu Erkoreka, llegó a referirse a él como "un cabestro".
La aparente hostilidad se ha convertido un mes después en docilidad.
Un integrante de la Mesa, el diputado nacionalista vasco José Ramón Beloki no duda en ensalzar su "rigor", su "seriedad" y su "capacidad de trabajo". "La verdad es que se trae los temas bien trabajados", apostilla el secretario segundo del órgano de gobierno de la Cámara.
Beloki tampoco pasa por alto la dedicación al diálogo del octavo presidente del Congreso de la democracia, de quien no duda en destacar su "criterio" para conversar con todos los grupos, incluidos los nacionalistas o los independentistas, aquellos a los que el otrora ministro de Defensa no destinó buenas palabras.
Ridao explica, en declaraciones a Efe, que Bono ha debido tomar nota del poco apoyo que tuvo en la votación porque se comporta con todos con "muy buenas relaciones", y eso que su trayectoria política, su perfil ideológico y el calado entre los partidos nacionalistas "hacían presagiar lo contrario".
Otro diputado nacionalista que prefiere mantener el anonimato incide en "lo bien" que Bono ha asumido el cargo, según puntualiza a Efe.
A su juicio, ha conducido los escasos debates que es posible contar hasta ahora en el Congreso con "ecuanimidad", siempre "al margen del color político" del diputado, y su actitud de momento se manifiesta inclinada al diálogo.
Sin embargo, para otros, ha pasado poco tiempo y no es posible construir una opinión más sólida.
El PP prefiere esperar porque apenas se han producido debates, aunque no por decisión del propio Bono, sino por la voluntad del Gobierno, que quiere, dice un diputado "popular" consultado, ralentizar al máximo la actividad parlamentaria.
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