Es el grito al que cada día se suma de forma tácita un nuevo dirigente del PP. Quién le iba a decir al actual presidente de la oposición que la muletilla que Aznar utilizó ante Felipe Gónzalez acabaría usándose contra él. La percepción de que existe una estrategia de desgaste va tomando cuerpo.
Le quedan dos telediarios. Se nota, se siente, Rajoy no llegará a ser presidente del Gobierno. No hay acto del PP en el que no se masque lo que se avecina. El Congreso de Valencia promete convertirse en uno de los espectáculos más delirantes del año. Encontrar al Zapatero del PP es la ilusión de muchos de los 3.000 compromisarios que tienen que avalar con su firma las candidaturas que se presenten -cada candidato necesita un mínimo del 20% de apoyo-. Sin embargo, y a pesar de la presión que el aparato del partido está ejerciendo para ir recopilando el favor de los compromisarios, el panorama cada día se presenta más negro para el elegido de Aznar, y, hasta la fecha, único aspirante.
María San Gil, una política a quien su imagen de mujer valiente y luchadora salvaguarda de las críticas de los fieles al presidente, se suma con el desplante de esta misma semana al bloque antiRajoy. Con ella son ya tres de los grandes nombres los que le han puesto la banderilla al jefe. 'Diferencias fundamentales' primero, y 'perdida de confianza' después. De nada ha servido el encuentro que Rajoy ha provocado con la presidenta del PP vasco tras la visita a la capilla ardiente del guardia civil asesinado por ETA. San Gil le retó frente a frente: o le proporciona pruebas para recuperar la fe o se larga en julio -fecha del Congreso del PP vasco que la propia presidenta ha adelantado ocho meses-. Su inamovible postura apuntala la teoría conspiracionista que circula con insistencia desde que Acebes se apeó del carro.
Los hechos hablan por sí solos. El 29 de abril, Zaplana anuncia que ha fichado por Telefónica y abandona el partido. A la semana siguiente, el 5 de mayo, es Acebes el que tras 'haberse dejado la piel a tiras' renuncia a una secretaría general, en la que en realidad ya estaba de prestado. El 11 de mayo, le toca el turno a María San Gil. Exactamente seis días separan las tres exhibiciones públicas de ruptura. La representación parece medida más que fruto del azar. Y por si a alguien le quedaba alguna duda, ayer, estreno de Soraya Sáenz de Santamaría en la semanal sesión de control en el Congreso, Acebes, Michavila y Aragonés, tres hombres que no suelen faltar a su escaño, lo dejaron vacío. Sabiendo que todos los ojos observaban con minucioso detalle cualquier movimiento en la bancada popular. Acabó siendo la vicepresidenta del Gobierno, Mª Teresa Fernández de la Vega, la persona más cómplice con Sáenz de Santamaría. Curioso panorama, ¿no?
¿Consideras que existe una estrategia cuidadosamente planificada para acabar con Mariano Rajoy?
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