Aunque lleva menos de un mes como alcalde, a Boris Johnson ya le llueven las críticas. No por nada que haya hecho en el Ayuntamiento londinense, sino por su manera de llegar a él cada día. Al mediático regidor de Londres y apasionado de la bicicleta le han grabado en vídeo saltándose seis semáforos en rojo, un paso de cebra y conduciendo por la acera. Debido al revuelo montado y la indignación de asociaciones como Stop at Red, promotora de las buenas maneras al manillar, ya ha pedido perdón y ha prometido tener más cuidado en adelante.
El amor de Johnson por el ciclismo no es una impostura verde. En su etapa como parlamentario, Boris era de los pocos políticos a los que se podía ver en bici por su barrio "incluso cuando no había fotógrafos". En el 2004 se opuso al nuevo reglamento vial prohibiendo el uso del móvil en la bicicleta, ya que "si fuese manco no me bajaríais de la bici, y lo que estoy haciendo es con mi brazo libre, ¿verdad?". Suyas también son las propuestas de permitir circular por los carriles bus a los ciclistas y de perseguir con más dureza a los ladrones, a quienes enviaría "los Navy Seals para que se enterasen". Unos días antes le habían robado la suya.
Johnson no es el único político británico que se mueve sobre dos ruedas, ni el primero en saltarse las normas de tráfico. David Cameron, líder de los conservadores y candidato a primer ministro, fue grabado mientras ignoraba semáforos, pasos de peatones y glorietas. Igualmente achacó su conducta a un despiste y prometió respetar las normas de circulación "porque son muy importantes".
Pero no hace falta cruzar el canal para encontrar a personajes públicos infringiendo la normativa. Hace unas semanas, la barcelonesa Associació per a la Defensa de la Bicicleta denunció a los Duques de Palma por unas fotografías publicadas por la revista 'Hola!' en las que se veía a la familia al completo montando en bicicleta e incumpliendo numerosas disposiciones de la nueva normativa urbana de Barcelona. Pretendían con ello criticar lo restrictivo de esta y lo difícil de cumplir que resulta hasta para la Familia Real.
Más allá de si su conducta es cívica o no, resulta llamativo que políticos británicos de tal calibre se muevan en bici y sin escolta por sus ciudades. Aunque pueda resultar injusto comparar las situaciones políticas de ambos países, ¿te imaginas a Alberto Ruiz-Gallardón, Jordi Hereu o Mariano Rajoy yendo a trabajar con el chaleco reflectante?
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