A Coruña.- El Queen Elisabeth II deja hoy las aguas coruñesas tras poco más de 10 horas atracado en el puerto, al que llegó pasadas las 7 horas con 1.850 pasajeros y mil tripulantes, en lo que será la última visita a esta ciudad, antes convertirse el próximo mes de noviembre en un hotel de lujo flotante de siete estrellas, en Dubai.
Otros dos puertos españoles, Vigo y Bilbao, verán por última vez a este buque legendario, que ha sido vendido por 50 millones de libras y en el que se invertirán otros 300 millones para ser adaptado como nuevo centro de alojamiento, bajo la mirada del hotel más lujoso del mundo, el Burj Al Arab, situado en el Golfo Pérsico.
Sólo restan seis meses para esa conversión que será el 11 de noviembre, cuando el Queen Elisabeth II salga del puerto inglés de Southampton para atracar el día 27 de ese mes en un puerto de Dubai, donde, "estará rodeado de lujos", asegura su director de Relaciones Públicas, Thomas Quiñones.
Pero, antes recibirá la visita de quien le dio el nombre, la Reina Isabel II, que el día 2 de junio celebrará el 55 aniversario de su coronación a bordo de este buque, en el puerto inglés de Southampton, en lo que será su despedida oficial.
En los seis meses que le quedan el barco realizará distintos cruceros, con todos los pasajes vendidos, con unos precios que oscilan desde los 600 a 700 libras semanales, en la gama más baja, a los casi 30.000 euros que se pueden pagar en los camarotes superiores, donde el lujo pasa por tener servicio las 24 horas.
La cifra varía en las vueltas al mundo, con un precio que parte de los 18.000 libras y para las que hay que reservar con más de tres meses el viaje.
El que el Queen Elisabeth II se despidiera hoy de A Coruña se debe a la huelga que estos días afecta a los puertos franceses, ya que el itinerario inicial previsto para hoy tenía su escala en el puerto francés de La Rochelle, para partir posteriormente a Lisboa.
La huelga en La Rochelle ha permitido al puerto coruñés vivir "un momento histórico, porque es el único trasatlántico que queda en el mundo", asegura Quiñones, ya que los que ahora cruzan el Atlántico son cruceros, "ninguno con las características de este, a base de acero y con casi 11 metros de calado para cruzar las aguas de medio mundo".
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