Berna.- Naciones Unidas presentó hoy una estrategia para afrontar la crisis provocada por la subida del precio de los alimentos y que se apoya principalmente en la voluntad de los donantes de financiar el trabajo de las organizaciones humanitarias.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dijo que la "prioridad inmediata es alimentar a los que sufren hambre", lo que pasa por asegurar los recursos que necesitan el Programa Mundial de Alimentos (PMA), pero también de la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
La primera ha pedido 755 millones de dólares para cubrir el mayor coste de los alimentos básicos (principalmente cereales) y del combustible que requiere para su distribución, precisó la directora del PMA, Josette Sheeran.
El segundo requiere 1.700 millones de dólares para proveer a países de escasos recursos y con déficit alimentario de semillas, fertilizantes y alimentos para el ganado, de modo que puedan aumentar su producción, un elemento clave en la estrategia propuesta por la ONU.
Sin embargo, este plan no recomienda una moratoria a la producción de biocombustible -ampliamente aceptada como una de las principales causas de la crisis- ni el establecimiento de una mecanismo para controlar la especulación financiera sobre los alimentos en el mercado internacional, como lo han propuesto algunos expertos y organizaciones no gubernamentales.
Para el responsable de la ONU "no existe una causa única" para lo que algunos llaman el "tsunami del hambre" y, aunque admitió que la acelerada producción de biofuel ha tenido un gran impacto, recalcó que también han sido detonantes de este problema el cambio climático, con su secuela de inundaciones y sequía, y la variación de los patrones de consumo en Asia (India y China).
En una conferencia de prensa que siguió a una reunión celebrada en Berna con los representantes de los organismos y agencias de la ONU, Ban también dijo que una decisión fundamental para resolver esta crisis está en manos de los países industrializados, a los que pidió que pongan fin a sus subsidios agrícolas.
"Los subsidios de los países ricos que distorsionan el comercio perjudican también la producción de alimentos en los países pobres", dijo a ese respecto el director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Pascal Lamy, quien también participó en la reunión.
Defendió por ello la necesidad de avanzar en las estancadas negociaciones de la Ronda de Doha, lo que supondría "una reducción de hasta el 75 por ciento de esos subsidios" y la "eliminación de la totalidad" de los incentivos a las exportaciones.
A la cruzada de la ONU se unió el Banco Mundial, cuyo presidente Robert Zoellick, anunció que su entidad estudia la creación de un mecanismo para facilitar los créditos a los países más vulnerables permita "máxima flexibilidad" para la financiación del resto.
El director general de la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Jacques Diouf, enfatizó que "se sabía que lo que está pasando iba a ocurrir y alertamos varias veces sobre ello, pero la comunidad internacional no tomó las decisiones adecuadas en el momento oportuno".
Aseveró que un aspecto clave para revertir la tendencia alcista del precio de los alimentos será mejorar la producción, para lo que se requiere proveer a los agricultores de los insumos básicos y advirtió de que lo contrario provocará un agravamiento de la situación el próximo año.
El alza de los costes de energía y fertilizantes "obligará a los agricultores a plantar menos en la próxima estación".
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