Secciones bajar

Internet, al servicio de la democracia (a pesar de los políticos)

Por ÁLVARO LLORCA (SOITU.ES)
Actualizado 02-05-2008 15:18 CET

Esperanza Aguirre se ha mostrado favorable a la celebración de elecciones primarias en el seno del Partido Popular. Desde su entorno aseguran que sería una fuente de legitimación del candidato y que supondría una potenciación de la democracia interna en el partido. Pero, ¿por qué los políticos solo hablan de abrir la participación en el seno de los partidos? ¿por qué nadie se esfuerza en abrir las puertas del debate político a los ciudadanos? En los tiempos que corren, y con los avances tecnológicos, nunca antes se habían conocido unas herramientas tan favorables a la participación ciudadana y a la democracia directa. ¿O no es acaso la web 2.0 el escenario ideal de la democracia deliberativa, en la que los ciudadanos puedan entablar diálogo con las administraciones y generar contenidos políticos?

Democracia representativa Vs democracia directa

Para la democracia representativa, y el orden de cosas establecido, las elecciones que se celebran cada cuatro años son la apoteosis, el gran orgasmo democrático, que justifica todas las decisiones que se adoptan durante el período que dura la legislatura. Por ejemplo, Zapatero, tras las elecciones, e incluso en su intervención del lunes en '59 segundos', afirmó que la alta participación electoral otorgaba una mayor legitimidad a su gobierno. ¿Acaso la legitimidad consiste en depositar un papel en una urna cada cuatro años? ¿Es el voto una carta blanca a cualquier decisión? Siguiendo esta regla de tres, la decisión concreta, personal e intransferible de intervenir en Irak que tomó Aznar, a pesar de la oposición popular, estaría indubitablemente legitimada, porque unos años antes había recibido el respaldo de las urnas.

Al margen de la democracia representativa, existen otros escenarios posibles. Por ejemplo, José Luis Martí, profesor de la Universidad Pompeu Fabra, dibuja en un artículo (en pdf) el siguiente panorama: "El presupuesto que actualmente gastamos en España en mantener las estructuras representativas (Cortes Generales, parlamentos autonómicos y consistorios municipales), en caso de ahorrarlo, sería suficiente para cubrir el coste de proporcionar a cada ciudadano un aparato de comunicación similar a un teléfono móvil, mediante el cual cada día se podría realizar consultas o referendos diarios al conjunto de la ciudadanía, que aprobaría o rechazaría una propuesta legislativa". ¿Se imaginan?

Tecnología Vs voluntad política

Estos dos casos contienen visiones y posturas extremas de la democracia representativa y la directa, respectivamente. Pero no hace falta tomarse las cosas tan a la tremenda. "Hoy en día estamos viviendo una nueva transformación, un proceso de progresiva implantación de mecanismos participativos que, al menos en un futuro inmediato, no aspiran a sustituir por completo el sistema representativo existente, sino a complementarlo y enriquecerlo con una fuente mayor de legitimidad", según reconoce el propio José Luis Martí. El mismo autor reconoce que en la democracia directa hay que anteponer la calidad a la cantidad de la participación: "Lo que hemos de conseguir es generar espacios de participación en los que la ciudadanía pueda hacer contribuciones de calidad".

La adopción de mecanismos de participación para los ciudadanos puede ser muy higiénico, desde un punto de vista democrático, y puede servir para salvar el divorcio que muchos aprecian entre la sociedad y la clase política. Para ello, ya se dispone de los desarrollos tecnológicos que facilitan la participación: "Por primera vez, la democracia directa ya es física y tecnológicamente posible", reconoce Martí. De hecho, la web 2.0 responde en buena medida a la lógica de la democracia directa. Y es que ambas buscan que los ciudadanos sean capaces de generar sus propios contenidos, de participar en la agenda y de influir en las decisiones, que la comunicación sea interactiva y multidireccional.

Sin embargo, existe otro ingrediente imprescindible en esta ecuación: la voluntad política de abrirse a los ciudadanos. ¿Existe tal voluntad? Una de las observaciones de un estudio de Rosa Borge sobre la materia (en pdf) es que "en general, los partidos, los parlamentos, los gobiernos e incluso la Administración buscan reforzar la democracia representativa, pero no ampliar los canales de participación". ¿Por qué? Estas instituciones, según la autora, "recelan de otros tipos de mecanismos participativos que puedan suponerles una pérdida o cesión de poder, o que puedan complicarles la toma de decisiones".

¿Qué experiencias conocemos y qué posibilidades existen?

Al hablar de democracia electrónica, suelen distinguirse dos grandes bloques: los sistemas de voto electrónico y las diversas formas de participación electrónica que se basan en internet, según distingue Rosa Borge. Los primeros no interesan tanto a la democracia directa en la medida en que no invitan a los ciudadanos a participar en las decisiones políticas y no influyen en la creación de un clima de deliberación.

Sin embargo, las formas de participación que se incluyen en el segundo bloque, según afirma la misma autora, "tienen un carácter claramente deliberativo, democratizador y participativo". En el extranjero, la iniciativa más citada es la de Minnesota e-democracy, que dio lugar con el tiempo al proyecto e-democracy. En el mismo bloque, con sus diferencias, suele incluirse UK's Citizens Online Democracy (UKCOD). Según explica Borge en un artículo, "ambos proyectos, tanto el estadounidense como el británico, permiten a los ciudadanos informarse y debatir sobre política general, sobre temas concretos y sobre decisiones públicas, con las propias autoridades, los candidatos, representantes de organizaciones y entre los mismos ciudadanos. De todas formas, son experiencias no vinculantes, y no se dispone de análisis que comprueben su influencia en las decisiones que toman los políticos. Pero (...) dentro de sus modestas dimensiones, son experiencias que contribuyen a mejorar la calidad democrática de un país".

En España han existido y existen algunos proyectos parecidos. Entre ellos se cuentan consensus, democracia.web, candidato.net y Madrid Participa (orquestado por el Ayuntamiento de Madrid). Sin embargo, estas experiencias no han gozado de mucha extensión y seguimiento entre la población (en el inicio de Madrid Participa solo participaron un 0,65% de los potenciales usuarios). En otras ocasiones, no se han actualizado las páginas con la periodicidad necesaria (el último chat político de democracia.web data de 2003). O no se trataba de propuestas deliberativas (Madrid Participa constaba, en su puesta de largo, de una consulta ciudadana con tres preguntas cerradas, sin posibilidad de que el diálogo fuera bidireccional y deliberativo). También puede darse el caso de que las iniciativas se ciñan a períodos acotados y concretos (es el caso de candidato.net, que funciona en período electoral).

En resumen, "pese a las potencialidades, (...) internet (...) no ha supuesto hasta hoy una participación ciudadana más activa puesto que se ha utilizado para mejorar las funciones y servicios que ya se ofrecían", observa en un artículo (en pdf) Clelia Colombo. "Las posibilidades de las TIC son enormes para potenciar la libertad y la participación de los ciudadanos así como para el reforzamiento del Leviatán. De la sociedad civil depende que su uso se oriente en uno u otro sentido", reconoce Fernando Harto en otro texto (en pdf).

Di lo que quieras

Aceptar

Si quieres firmar tus comentarios puedes iniciar sesión »

En este espacio aparecerán los comentarios a los que hagas referencia. Por ejemplo, si escribes "comentario nº 3" en la caja de la izquierda, podrás ver el contenido de ese comentario aquí. Así te aseguras de que tu referencia es la correcta. No se permite código HTML en los comentarios.

Di lo que quieras

Lo sentimos, no puedes comentar esta noticia si no eres un usuario registrado y has iniciado sesión.
Si ya lo estás registrado puedes iniciar sesión ahora.

Volver a actualidad Volver a portada
subir Subir al principio de la página