Valladolid.- El escritor Gustavo Martín Garzo ha transformado la lectura pública que ha pronunciado esta tarde en Valladolid, en nombre de los galardonados con los Premios Castilla y León 2007, en un breve y pulimentado ensayo sobre la sencillez como uno de los valores que atesora la vida del hombre.
El "anhelo de felicidad" que ha perseguido el hombre desde el principio de los tiempos, el contacto "con las verdades sencillas de la existencia" y la certeza de que la vida "es un don que debemos conservar y cuidar" han sido alguno de los mensajes formulados por Martín Garzo, Premio Castilla y León de las Letras 2007.
Porque "es la dulzura de las melodías que se cantan durante el camino de la vida la que debe dar cuenta del verdadero valor de los pueblos, no la opulencia de sus mercaderes", ha reflexionado el autor de "El lenguaje de las fuentes" durante el discurso de agradecimiento leído en nombre de todos los distinguidos.
Éstos han sido, al margen del propio escritor protagonista en la categoría de Letras, la judoca Miriam Blasco (Deporte), el pintor José María González Cuasante (Artes), el filólogo Valentín García Yebra (Ciencias Sociales y Humanidades) y la Federación de Asociaciones Forestales de Castilla y León (Medio Ambiente).
La nómina se completa con el musicólogo Miguel Manzano (Restauración del Patrimonio), el científico Jesús San Miguel (Investigación Científica y Técnica) y con el presidente de Cáritas-España, Rafael del Río (Valores Humanos).
Todos ellos han recogido sus medallas y diplomas acreditativos de manos del presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, durante el acto institucional del Día de la Comunidad, celebrado esta tarde en el auditorio del Centro Cultural "Miguel Delibes" ante un millar de invitados.
Martín Garzo ha entonado un canto en favor de la justicia y equidad sociales dentro de Occidente, "un oasis de bienestar en el mundo de hoy" pero donde "basta con asomarse a las residencias de ancianos, visitar los arrabales de nuestras ciudades o percibir el grado de feroz competencia del mundo empresarial, para que ese entusiasmo se enfríe".
Ha abogado por un mundo más habitable y apostado por "otros valores" entre los que ha mencionado la hospitalidad, la curiosidad ante el viajero, el amor a los ancianos, y el diálogo con los animales y con las fuerzas de la naturaleza.
Todas esas virtudes las encuentra el escritor en los cuentos, que tienen la capacidad de "ponernos en contactos con la belleza del mundo, que nos dicen que no estamos solos, que la vida es una corriente inmensa que compartimos también con los animales y la naturaleza, y que no es posible que hayamos nacido para ser desdichados".
Esa filosofía anida en buena parte de la obra literaria de Gustavo Martín Garzo, engrosada recientemente con "El jardín dorado" (Lumen), galardonada entre otros con los premios Nacional de Narrativa, Nadal y de Literatura Infantil, y que será objeto de homenaje, entre los próximos 1 y 11 de mayo, en la 41 Feria del Libro de Valladolid.
En su elogio de lo sencillo, el escritor ha puesto como ejemplo a los Premios Castilla y León 2007, a todos los cuales ha definido como "artistas de lo cotidiano" excepto a su propia persona, donde ha observado a "un simple narrador de historias disparatadas".
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