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Las lecciones olvidadas de Aznalcóllar

Por CLEMENTE ÁLVAREZ (SOITU.ES)
Actualizado 23-04-2008 09:16 CET

Este viernes se cumple el décimo aniversario del desastre ambiental de Aznalcóllar, un vertido considerado por el CSIC como "cien veces mayor que el del 'Prestige". La rotura de la balsa de residuos de la mina de pirita de Boliden Apirsa provocó una ola de lodos tóxicos que contaminó una superficie equivalente a 6.482 campos de fútbol.

Diez años después, nadie diría que toda aquella zona estuvo cubierta de aguas y lodos tóxicos, pero tampoco parecen recordarse algunas lecciones de aquella catástrofe.

Si se retrocediese en el tiempo hasta la mañana de aquel 25 de abril de 1998, cuando la luz del día mostró las brutales consecuencias de la riada tóxica que arrastró seis millones de m3 de aguas ácidas a las mismas puertas del Parque Nacional de Donaña (frente a las 63 toneladas de fuel derramado por el 'Prestige'), lo primero que pensaron muchos fue: "Se avisó de que ocurriría y no hicieron caso", destaca Isidoro Albarreal, coordinador de Ecologistas en Acción Sevilla. Como explica, dos años antes un ex ingeniero de Boliden Apirsa, Aguilar Campos, había avisado que si aquello no se arreglaba reventaría, pero no se le hizo caso. "Fue una catástrofe anunciada, consentida y evitable", detalla Albarreal, que cuenta que aquel ingeniero ha sido propuesto este año, a título póstumo, para el Premio de Medio Ambiente de Andalucía.

Una década después, científicos y ecologistas alertan de nuevo de la existencia de filtraciones en estas instalaciones que van a dar al río Guadiamar y son muchos los que señalan ahora al proyecto de la mina de cobre a cielo abierto de Las Cruces, a tan sólo diez kilómetros de la antigua de Aznalcóllar. "Va a ser la mayor mina a cielo abierto de Europa y va a verter directamente al Guadalquivir", comenta Albarreal, que no se cree los niveles de contaminantes que la empresa afirma que tendrá el agua residual que se vierta.

Como ocurriera con la balsa de la mina de pirita de Aznalcóllar, no son sólo ecologistas los que muestran sus temores por la puesta en marcha de esta nueva explotación minera. "No sé si hemos aprendido la lección", indica Fernando Hiraldo, actual director de la Estación Biológica de Doñana, en un informe del décimo aniversario de la catástrofe elaborado por el CSIC. "Quisiera creer que sí, pero tengo serias dudas. Viendo cómo se ha llevado el proyecto de la mina de Las Cruces, cuyos desechos contaminantes van también al Guadalquivir, pienso que no", subraya el científico. "No es que el proyecto no cumpla la ley, bueno estaría, es que creo que era necesario un debate mucho más intenso y pensando en el largo plazo".

Pero en este tiempo transcurrido, hay otras enseñanzas olvidadas del que está considerado por el CSIC como el "mayor desastre ambiental en la historia de España". Si se vuelve a los días siguientes a la rotura de la balsa minera de Boliden Apirsa, entonces la comunidad científica del país estuvo en la primera línea de la gestión de la crisis. "Lo que más me impresionó era ver venir el agua y a los peces saltar fuera, porque el agua ácida tenía un pH de 2,5 y los peces preferían morir asfixiados que abrasados", recuerda Miguel Ferrer, por entonces director de la Estación Biológica de Doñana.

Como recalca el informe del CSIC, los científicos tuvieron un papel esencial y participaron activamente a través del Comité de Expertos constituido, bajo el liderazgo de la Estación Biológica de Doñana. "Aprender la lección significaría que en otras situaciones similares se actuase desde el primer minuto, sin esperar instrucciones de nadie, para estudiar lo que ocurre, hacerlo público y proponer soluciones si se tienen claras", destaca el que era presidente del CSIC, César Nombela. "Por desgracia, cuando se hundió el 'Prestige' en el otoño de 2002, cuatro años más tarde, no se actuó así desde el primer momento".

En los primeros días tras el vertido, se llegaron a recoger más de 37 toneladas de peces, tantos como el total de bailas contabilizadas en la Lonja del Puerto Pesquero de Huelva en 2003. El vertido contenía la mitad de los metales pesados conocidos, así como un tercio de los elementos químicos, entre ellos, uranio, arsénico, cobre, plomo, cadmio, zinc y talio. Para evitar que la contaminación llegase a los acuíferos o entrase en la cadena alimentaria, había que retirar todo el material tóxico antes de que lloviese. En total, 868 operarios recogieron siete millones de m3 de lodos y tierras contaminadas, con medio millar de camiones que recorrieron casi 17 millones de kilómetros.

Tras esta primera década, los estudios de tres especies animales escogidas como bioindicadores de la zona del vertido concluyen que la fauna se ha recuperado, pero sin que los metales pesados hayan desaparecido. Según el trabajo del CSIC, el cangrejo rojo americano (Procambarus clarkii) sigue mostrando en sus tejidos altas concentraciones de metales pesados y arsénico. La nutria americana (Lutra lutra), que ya había sido utilizada como bioindicador tras el vertido del 'Exxon-Valdez' en 1989, también da en sus heces altos valores de metales en la zona del Guadiamar. Por último, si bien se encontraron también daños en el ADN de cigüeña blanca (Ciconia cinocia), relacionadas con deformaciones de ejemplares nacidos desde 1999, se piensa que también puede deberse a los pesticidas utilizados en los cultivos agrícolas de la zona,

La zona entonces inundada por lodos tóxicos está desde hace años cubierta otra vez de vegetación y los análisis realizados en las plantas leñosas y herbáceas muestran niveles normalizados de metales pesados, salvo pequeños núcleos aún contaminados. Aún así, todavía quedan asuntos sin cerrar. "El Corredor Verde del Guadiamar está abandonado", recalca Isidoro Albarreal, que acaba de presentar el libro 'Crónica de un desastre anunciado'. Este corredor era uno de los proyectos estrella para recuperar la cuenca de este río y ha conseguido que la zona esté mejor que antes del vertido. Sin embargo, como recalca Albarreal, sigue sin cumplir su primer objetivo que era conectar Doñana con la sierra norte de Sevilla. "Los principales usuarios del Corredor Verde del Guadiamar no son las especies animales como estaba previsto, sino los quads y cuatro por cuatro", comenta el coordinador de Ecologistas en Acción Sevilla.

La organización WWF/Adena también ha presentado su informe de este décimo aniversario. Este grupo ecologista siempre ha admitido el gran trabajo realizado para limpiar la zona y recuperar este ecosistema. No obstante, también señala algunos puntos por mejorar, como la depuración de todos los vertidos industriales y urbanos de la cuenca del Guadiamar, la regeneración de la flora en algunas zonas afectadas o la recuperación del empleo en Aznalcóllar.

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