Navegar por aguas somalíes se ha convertido en una actividad cada vez más peligrosa. La última víctima de la piratería ha sido un pesquero vasco que permanece secuestrado desde este domingo. Con el caos que vive el país desde hace 17 años, y especialmente desde 2006, los piratas campan a sus anchas. En los últimos cinco años, los ataques en la zona se han multiplicado por 10.
El atunero vasco 'Playa Bakio' fue asaltado por cuatro corsarios armados cuando faenaba a sólo 250 millas de la costa africana aunque en aguas internacionales. A bordo de él viajan 26 tripulantes, 13 españoles y otros 13 africanos, cuyo rescate podría llevarse a cabo a cambio de dinero. El Gobierno ha anunciado que por el momento no hay ningún herido y que ya ha enviado a la zona un buque de la Armada, la fragata Méndez Nuñez, que probablemente llegue este miércoles.
El suceso, que coincide con el intento de abordaje a un petrolero japonés, trae a la memoria el reciente asalto del velero de lujo francés Le Ponant. El barco fue secuestrado hace poco más de 15 días, el 4 de abril, cuando se encontraba frente a las costas somalíes, y una semana después, la tripulación fue liberada.
Las últimas noticias de ataques piratas en la zona no son fruto de la casualidad, sino de la anarquía que impera en el país africano. Somalia vive sumida en el caos desde 1991 y arrastra una sequía desde 2004. Según señala el guardian.co.uk, los expertos internacionales han coincidido en decir que esta situación, que afecta a 2,5 millones de personas, sólo es comparable con la que vive Irak. En 1991 fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barre por la oposición y el país — surgido en 1960 a partir de la unión de los territorios italianos y británicos— se sumió en una guerra civil en la que tuvo que mediar Estados Unidos y la ONU. Pero la retirada de la organización internacional supuso el regreso de la violencia. Tanto es así, que el pasado martes, se hizo un llamamiento a la organización para que volviese a intervenir en la zona.
Con 14 intentos de consolidar un Gobierno en sólo 17 años, los episodios de violencia aumentaron en 2006. Desde el mes de diciembre el país se mantiene bajo las órdenes del poco popular Gobierno de la Transición que recibió el apoyo de las tropas de Etiopía para expulsar a la Unión de Tribunales Islámicos (UTI) que había logrado imponer el orden en junio de ese mismo año.
Ahora el Gobierno de este país, cada vez más divididos en clanes, está demasiado ocupado en combatir la insurgencia islámica en la capital Mogadiscio como para hacer caso al avance de los piratas que en los últimos años han ido en aumento poniendo en riesgo la llegada de asistencia alimentaria en uno de los países más pobre del mundo. Y es que, el 80% de la ayuda que llega a Somalia, uno de los países más pobres del mundo, lo hace a través del mar.
Los piratas no son otros que antiguos pescadores que han cambiado las redes por metralletas para dedicarse al asalto de casi cualquier tipo de barcos. De hecho, desde 2005, la Oficina Marítima Internacional, IMB, advierte de la violencia e intimidación que caracteriza este tipo de abordajes y aconseja a todos los buques mantenerse a 200 millas náuticas de la costa somalí.
Según un informe de este organismo, en los últimos cinco años los ataques piratas en las costas somalíes se han multiplicado por diez, y han pasado de tres, en 2003, a 31, en 2007. Con esta cifra se convirtió en el tercer país con más ataques piratas el año pasado, por detrás de Indonesia (43) y de Nigeria (42). De todas formas, según la IMB, la cifra podría ser mucho mayor ya que que hay muchos ataques de los que no se informa.
Curiosamente, el secuestro del buque español ha coincidido con las peores revueltas en la capital del país en los últimos meses. Este sábado, 81 personas murieron y otras 119 resultaron heridas como consecuencia de los enfrentamientos entre rebeldes y tropas gubernamentales y etíopes. Se trata de los combates más intensos registrados desde hace meses en el bastión islamista situado en el norte de la capital.
El primer ministros Nur Hassan Husssein ha lamentado las pérdidas. Sin embargo, ha justificado los ataques sobre la insurgencia radical y ha declarado que: "el Gobierno de Somalia siempre está listo para la paz, pero si nuestras tropas y las etíopes son atacadas, el combate con cualquier grupo que esté en contra de la paz será inevitable". Somalia recibe el apoyo de Etiopía, país vecino, por lo intereses que éste tiene en lograr una salida al mar.
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