Se habla de piratería y suena a informática. Pero en pleno siglo XXI los corsarios del mar no han desaparecido. Desde el pasado viernes un velero de lujo francés, el Ponant, permanece secuestrado por un grupo de piratas frente a las costas de Somalia, en el Golfo de Adén. Pero éste no es, ni mucho menos, un caso aislado. Según un informe del ICC (Commercial Crime Service), en 2007 , 263 buques fueron asaltados, un 10% más que el año anterior.
El crecimiento de este fenómeno, cada vez más alejado de ese halo de aventura y romanticismo que le rodeaba, ha puesto en alerta a las autoridades marítimas que temen que siga aumentando en un futuro y, sobre todo, temen que crezcan los actos de violencia. En los años 70 y 80, cuando resurgieron los ataques piratas, eran de poca importancia y los tripulantes no sufrían lesiones físicas. Sin embargo, en la actualidad hay cada vez más heridos. El año pasado, 64 frente a los 17 de 2006.
En Francia, las autoridades desconocen el estado de los 30 tripulantes secuestrados pero ya se han puesto manos a la obra. Desde el domingo, Le Ponant está siendo custodiado por el buque de la Armada, "Commandant Bouan". Sin embargo, según recogía el lunes Le Figaro, están convencidos de que las negociaciones serán largas porque todavía no se sabe qué es lo que exigen los piratas.
Revólveres, pistolas, fusiles y a veces incluso, metralletas. Son las armas de ataque que utilizan hoy los piratas. La enseña de la calavera, si la tienen, está escondida porque en sus barcos no hay nada con lo que se les pueda identificar. Según cuenta un capitán de un gasero griego, "no tienen ni nombre, ni emblema, ni folio —o matrícula—, ni ningún otro distintivo". Son embarcaciones pequeñas y bastante rudimentarias.
Su origen ha cambiado, y ya no proceden de Reino Unido. Ahora "la mayoría son asiáticos" y algunos también africanos (como los secuestradores de Le Ponant). Pero si por algo se caracterizan es porque casi todos tienen formación militar.
Su objetivo sí es el mismo de siempre, aunque el botín ahora es diferente. Buscan apropiarse del dinero que almacena el capitán en su caja fuerte, de las pertenencias de la tripulación o bien, de cualquier otra cosa que puedan vender en el mercado negro, "como los botes de pintura guardados en las bodegas". Pero no sólo eso, también los secuestros, como el de los 30 tripulantes del velero francés, son una forma fácil de conseguir dinero. Precisamente, la zona de Somalia es donde más se producen. El año pasado, en la costas de este país, hubo 11 con 154 rehenes.
En África y también en Asia es donde más ataques se producen. Y es que, el mapa de los lugares más peligrosos ha cambiado. ¿Cuáles son ahora?:
¿Y los ataques? Los hacen cuando el Sol se ha puesto y la tripulación está durmiendo, "sobre las dos o tres de la mañana". Es ahí cuando se saben superiores al enemigo. Una vez dentro, lo primero es inmovilizar al oficial de guardia, atándolo o esposándolo a una barandilla, para después dirigirse a los camarotes del capitán y de la tripulación en busca de dinero y objetos de valor.
"Se puede prevenir, pero una vez dentro está prohibido actuar". Ésa es la máxima que deben de seguir los responsables de cualquier embarcación y así lo dice la OMI (Organización Marítima Internacional). Este organismo, dependiente de la ONU, es el encargado de la seguridad marítima desde 1948 y de él depende el IMB (Centro de Información de Piratería), creado en 1992, con sede en Kuala Lumopur (Singapur). Este centro registra los casos de ataques, consumados o frustrados, que se producen en el mar y los difunde diariamente, vía satélite. Pero no todos, porque según sus responsables sólo se notifican la mitad de los que se producen.
A pesar de ello, los responsables de los buques tienen la obligación de hacer estos avisos y cuentan con una serie de recomendaciones de la OMI, aprobadas en 1993 y que fueron revisadas en 1999, para reducir el riesgo de sufrir un ataque. Pero en este caso, ellos son los que deciden si cumplirlas o no:
Una vez dentro, la tripulación no tiene nada que hacer porque están en inferioridad de condiciones. La mayoría de los buques no llevan armas por eso, lo único que se puede hacer es "comunicar al IMB mediante un sistema de alarma silenciosa" que están siendo atacados. A partir de ahí, si no quieren salir perjudicados, paciencia.
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