MADRID.- Las esperanzas de que los Juegos Olímpicos de Pekín funcionen como un catalizador en materia de derechos humanos se consumen al calor de la llama olímpica. Cuando en 2001 Pekín fue designada para acoger los Juegos de 2008, China se comprometió ante la comunidad internacional a enderezar su camino en materia de derechos humanos. A cuatro meses de la cita olímpica, la situación no sólo no ha mejorado sino que es aun más sangrante, según un informe presentado hoy por Amnistía Internacional.
La maquinaria de la dictadura está volcada en una operación de lavado de imagen para que el próximo mes de agosto cuando el mundo ponga sus ojos en China la vida en el país parezca una balsa de aceite. Paradójicamente, este empeño por guardar la basura bajo la alfombra está torciendo aun más la situación. "Gran parte de la actual oleada represiva se produce no a pesar de los Juegos, sino a causa de ellos", recalca el informe, que denuncia una "limpieza oficial previa" a los Juegos, "en un evidente intento de que para agosto el país ofrezca una imagen de estabilidad o armonía ante el mundo".
Este informe se encuadra dentro de la campaña internacional '¿Sabes a qué se juega en China?', que se ha planteado como un estrecho plan de vigilancia de la situación humanitaria en ese país durante su carrera olímpica. De momento, no hay razones para el optimismo a la luz de los datos que arroja, que ponen de manifiesto las dificultades de las autoridades chinas para empaparse del manoseado espíritu olímpico.
El director de Amnistía Internacional España, Esteban Beltrán, destacó durante la presentación del documento la "difícil situación de activistas y periodistas" que han sufrido una dura represión en los últimos meses al intentar "poner de manifiesto los abusos contra los derechos humanos". El informe recoge que "a pesar de que se han producido algunas liberaciones de gran relieve, en los últimos seis meses han sido muchas más las detenciones de personas que no han hecho más que pedir que se atiendan sus quejas".
Beltrán alertó del riesgo de que los Juegos Olímpicos dejen un legado de represión y criticó a la comunidad internacional por "no haber hecho los deberes a los que se comprometió" cuando Pekín fue elegida ciudad olímpica.
El Gobierno español también ha recibido lo suyo por parte de AI, quien lo considera "uno de los más activos miembros de la conspiración del silencio" respecto a la violación de derechos por parte de China. El Gobierno asegura que ha dado toques de atención en privado al gigante asiático, pero Beltrán ha exigido al Ejecutivo que lo haga de manera pública y que exprese "su preocupación por lo que ha ocurrido en el Tibet y en las provincias vecinas en los últimos días", así como que exija cambios a las autoridades del país asiático.
Beltrán extendió esta petición a las empresas patrocinadoras y el COI y advirtió que permanecer en silencio "podría interpretarse como una aceptación tácita de las violaciones de Derechos Humanos" que se cometen en China.
AI no se opone a la celebración de los Juegos Olímpicos en China ni se suma al boicot simbólico de la ceremonia de apertura que han proclamado asociaciones como Reporteros Sin Fronteras, que protagonizó un acto de protestas en la ceremonia de encendido de la llama olímpica en Grecia.
Pese a que se desmarca del boicot, AI sí ha querido pedir a quienes asistan a los Juegos que difundan "lo que pasa en China" y que se permita a los atletas declarar "lo que estimen oportuno antes y después" de las Olimpiadas.
Los responsables de la organización creen que cuatro meses es tiempo suficiente para enmendar las cosas y han expresado su confianza en que los gobiernos se comprometan a presionar a China. La organización ha anunciado que publicará un nuevo informe a un mes de los Juegos para evaluar el desarrollo de la situación y ojalá renovar esperanzas de que los Juegos dejen un legado positivo en cuestión de derechos humanos. ¿Logrará China encauzar su camino antes de que arda la llama olímpica en el pebetero?
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