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Alto riesgo de muerte en el fútbol argentino

EFE
Actualizado 31-03-2008 21:03 CET

Enrique Escande Buenos Aires.-  Enrique Escande

Buenos Aires, 31 mar (EFE).- Campean el terror y la muerte alrededor del fútbol argentino, escenario de violencia extrema al que se suman las prácticas mafiosas.

Más de 200 víctimas fatales en las últimas siete décadas marcan a fuego al deporte más popular del país, en el que todos los límites parecen haberse superado con un nuevo fenómeno: la lucha por el poder en las hinchadas.

La mayor cantidad de hechos de violencia en el fútbol la provocaron, históricamente, las rivalidades entre los equipos cuyos hinchas han llegado a matar a los "enemigos". Ahora se matan entre los que, supuestamente, simpatizan por el mismo club.

Un nuevo capítulo por la disputa del poder en la "barra brava" de River Plate tuvo lugar el domingo entre hinchas de ese equipo, que provocó lesiones a no menos de siete de ellos, uno de los cuales se debate entre la ida y la muerte en un hospital de Buenos Aires.

Los violentos, convertidos en hinchas profesionales que por la fuerza participan en el negocio del fútbol, se han apoderado de los principales papeles en el cambiante protagonismo de esta actividad y generan un miedo paralizante.

Las fotografías de hinchas exaltados con cuchillos y palos en sus manos abundan en crónicas sobre las características de su actividad delictiva y comparten importantes espacios de la prensa con los artículos sobre jugadores, partidos y goles.

Por la disputa del liderazgo de la barra brava del River Plate, en agosto de 2007 murió acribillado a balazos Gonzalo Acro, de 29 años, en una acción que pone en evidencia por enésima vez la existencia de códigos mafiosos entre grupos presuntamente fanatizados por el fútbol.

Por ese crimen, caracterizados hinchas riverplatenses están detenidos y son procesados por la presunta autoría intelectual de la ejecución a tiros, ocurrida una noche en un barrio porteño alejado de cualquier estadio.

Tras la muerte de Acro abundaron las amenazas de vendetta que también encontraron espacios en los medios de comunicación y en su funeral resultaron heridos varios periodistas que cubrían la información sobre el acontecimiento.

Los hinchas violentos obtienen ingresos por la venta de entradas de los partidos y de los espectáculos artísticos montados en los estadios, por la explotación de los aparcamientos y, según versiones de la prensa, por cobrar porcentajes de los traspasos de jugadores.

Rafael Di Zeo, presunto jefe de la "barra brava" de Boca Juniors, cumple una pena de cuatro años y cuatro meses de prisión por hechos de violencia. En tanto, varios grupos están enfrentados por su sucesión y el mes pasado se enzarzaron en una pelea en las cercanías del estadio 'La Bombonera' que dejo varios heridos.

Las disputas y encontronazos entre grupos de hinchas violentos de un mismo club, a los que en el Gobierno se los denomina "bandas de delincuentes", tienen espacio y lugar por una grieta que se ha producido entre funcionarios estatales y algunos miembros de la justicia, a los que los primeros piden más rigor en la aplicación de las leyes.

La otra violencia, la relacionada con la rivalidad entre los clubes, tampoco cesa y hace tres semanas un hincha de Vélez Sarsfield fue asesinado cuando se dirigía al estadio de San Lorenzo para asistir un partido que, por esa causa, se suspendió y está pendiente. No hay pistas sobre el o los autores el crimen.

En agosto de 2007, el Gobierno intentó montar una gigantesca operación de seguridad para el encuentro River-Newell's Old Boys, pero el Ministerio del Interior concluyó en que no alcanzaría, y el partido que tendría como escenario el Monumental riverplatense, el estadio más seguro del país según sus dirigentes, fue suspendido.

La razón fue que, al asesinato de Gonzalo Acro se sumaban graves antecedentes de encontronazos entre hinchas de ambos clubes, como el ocurrido en abril de 2003 cuando unos 500 del River y 400 del Newell's se enfrentaron en una carretera con el resultado de dos muertos y 13 heridos.

Desde siempre las "barras bravas" contaron con el apoyo y el aplauso del resto de los hinchas, porque a pesar de constituir una fuerza de choque que actuaba en nombre del honor del club, se los consideraba parte del folclore del fútbol argentino.

En ese aspecto el domingo, cuando chocaron los violentos de River y rodaban por los graderíos varios heridos con sus rostros ensangrentados, la multitud gritó "que se vayan todos" con el remate de un estruendoso insulto coreado durante varios minutos.

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