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Saetas y ovaciones al paso de Jesús de Medinaceli y los Alabarderos

EFE
Actualizado 22-03-2008 08:42 CET

Madrid.-  Madrid se volcó en las procesiones del Viernes Santo y muchos miles de personas prorrumpieron en ovaciones y escucharon con emoción las saetas a las imágenes de Jesús de Medinaceli y el Cristo de los Alabarderos, que salieron con puntualidad a las siete de la tarde de sus respectivos templos.

Gracias a los cielos despejados que se mantuvieron desde por la mañana -al contrario de lo que sucedió en años anteriores-, ambas procesiones pudieron iniciar su itinerario en hora y simultáneamente con la del Silencio en la esquina de la calle Atocha y la del León.

Los aledaños de la Basílica de Nuestro Padre Jesús de Medinaceli, a la vuelta de la Plaza de las Cortes, presentaban un lleno "hasta la bandera" de fieles, curiosos y turistas de múltiples nacionalidades a la salida del Cristo.

A la vista de la talla del Cristo de Medinaceli, policromada en madera, adornada con una larga melena de cabello negro natural, los espectadores, muchos de los cuales llevaban largas horas de espera, le vitorearon con gritos de "¡guapo!"

Tallada en la primera mitad el siglo XVII en Sevilla, la imagen del Cristo salió de su templo, elevado en 1973 a la condición de Basílica Menor por el Papa Pablo VI, sobre una carroza de 3.500 kilos de peso.

Los miembros de la Archicofradía de la Real Ilustre Esclavitud de Nuestro Padre Jesús Nazareno escoltaron la salida de la efigie que representa el momento en que Poncio Pilatos, dirigiéndose al pueblo judío, le dice "Ecce Homo", ("He aquí al Hombre").

Ataviados con túnicas y capirotes morados, mostrando su piedad descalzos y arrastrando cadenas, los "esclavos" recorrieron el centro de la capital subiendo por la Plaza de las Cortes, la Carrera San Jerónimo, Sevilla, Alcalá, Cibeles, Paseo del Prado, Cánovas del Castillo y vuelta a la Iglesia de Jesús de Medinaceli.

En paralelo salió la procesión del Santísimo Cristo de los Alabarderos del Palacio Real por la Puerta del Príncipe, portada por 32 andaderos y escoltada por la Guardia Real.

Esta talla de madera policromada, obra del artista toledano Felipe Torres Villarejo, se estrenó este año y abandonó las puertas del Palacio Real para salir a una Plaza de Oriente abarrotada de gente, que incluso trepaba a las farolas y se encaramaba a las escaleras para ver la procesión.

Este paso, con una imagen de 1,83 metros de altura y representa al Cristo crucificado con el hombre izquierdo dislocado, quedará guardado en la Catedral Castrense, hasta la Semana Santa próxima.

Más tarde, ya sin luz y con más frío y viento, tenían prevista la salida las otras cinco procesiones madrileñas del Viernes Santo: la del Divino Cautivo, la de los Siete Dolores, la de San Andrés, la del Santo Entierro y la de Jesús Nazareno, en Carabanchel.

Fuentes de Emergencias Madrid aseguraron que, a pesar de las largas esperas de los fieles antes de la salida de los pasos, no se han producido incidencias de importancia hasta pasadas las ocho de la tarde, a pesar de las aglomeraciones.

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