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Cómo se construye un líder de la oposición

Por JUAN VARELA (SOITU.ES)
Actualizado 11-03-2008 13:56 CET

MADRID.-  "En el principio está mi fin". Las palabras del poeta TS Eliot podrían resonar en los oídos de Mariano Rajoy. Aznar podría susurrarlas. Pero seguramente retumbarán también los editoriales, las columnas, los chats y las conversaciones en vídeo que desde la prensa amiga piden su cabeza. Desde la noche de su segunda derrota la maquinaria mediática se ha puesto en marcha para forzar su destino.

Es la hora de los medios después de una campaña electoral que ha demostrado la profundidad de la polarización política y mediática, la fortaleza de las adhesiones y lo limitado de la crítica independiente.

Walter Lippmann, uno de los periodistas más influyentes del siglo XX y ensayista de cabecera del periodismo y el poder, aseguraba que las limitaciones para aprehender la realidad provocan que los medios "inventen, creen y organicen una maquinaria de conocimiento" para institucionalizar el estereotipo y las ideas.

A Rajoy se lo vienen haciendo/diciendo desde hace tiempo. Los cañones limpiaron su estruendo durante el todos unidos de la campaña, pero la misma noche de la derrota la maquinaria de las verdades inapelables se puso en marcha.

¿Cómo?

Primero con el bastión de ese remedo de inteligencia colectiva que son las encuestas. Y más cuando son fáciles de manipular, como ocurre con las de la web.

Elmundo.es lanzaba la noche electoral la pregunta: ¿Debe seguir Mariano Rajoy al frente del PP?

En la emisora episcopal tronaban los sempiternos indignados y el dedo apuntaba hacia abajo, como en el circo de Roma, sobre la cabeza del líder perdedor.

Esperanza Aguirre se quedó tras el cristal en la noche agridulce de Génova, 13. Como Alicia. Y se sospecha que murmuraba ¡que le corten la cabeza! al son de la Reina de Corazones.

Buzz, buzz.

Agitación mediática. En la democracia presidencialista y personal pierden las personas. "Mariano Rajoy, por tanto, tiene que hacer frente a una derrota (...) En política, la gente quiere ganar, y cuando los éxitos no llegan el personal tiende a ponerse nervioso", reflexiona Ignacio Camacho en ABC.

Pero la maquinaria del conocimiento y las verdades inducidas ya estaba lanzada.

80% pedían la cabeza de Rajoy, 20% lo apoyaban en la encuesta de elmundo.es ayer de manaña. 24 horas después el oráculo ha hablado en los editoriales de El Mundo y en las columnas y Rajoy gana algo de crédito en la encuesta: 70 a 30.

"Váyase, señor Rajoy" (en su principio está su fin), corean. Es la herencia maldita de los validos.

Pedro J. Ramírez explica a los lectores en un chat -esto sí es un director multimedia- que el PP debe emprender "una renovación de sus mensajes, de su imagen y de su liderazgo" porque ha llegado "la hora de apostar por un cambio".

Federico Jiménez Losantos da pie a los contertulios en la Cope y se explica en vídeo en su propia televisión. En Libertad Digital el mensaje es claro: ¡es la hora de la derecha, abajo el centro!

Y federiquean contra Pedro Arriola, Gabriel Elorriaga, Soraya Sáenz de Santamaría y demás equipo de estas elecciones para demandar bastón de mando.

¿Será la multimedia de derechas y el texto de izquierdas? Sospechas.

La polarización bipartidista da esos resultados. ¿Quién dijo una vez que España era de centro?

Estereotipos.

El nuevo ABC retoma la orientación que costó la cabeza a su ex director José Antonio Zarzalejos con su defensa del candidato derrotado. En el editorial maldice las intempestivas para defender "una renovación de equipos y estructuras ordenada".

Otra vez la defensa de la derecha inexistente.

En un videochat (lo dicho, la multimedia es de derechas, lo anticipaba Hans Magnus Enzensberger y no le hicimos caso), su director Ángel Expósito echa el tiento: "Eso de animar en una dirección concreta me parece demasiado arriesgado".

Muerto. Hundido.

No está la derecha real ni la mediática para paniaguados. Los medios son para el poder o no son. Carajo.

En el otro lado del escenario mediático El País recuerda a Rajoy que él solito se ha ahorcado por leer tanto El Mundo y por "radicalizar a su electorado, pidiéndole el apoyo para un programa de extraordinaria dureza".

Esa derecha demandada por Federico, auriga radiofónico.

El oráculo ya ha hablado y la niña de Rajoy se llama Esperanza, como escribe el director de Público, Ignacio Escolar.

Su editor ejecutivo, Ernesto Ekaizer, apuesta por una "deliberación colegiada" para acabar con la prórroga aznariana vivida por la dirección del partido desde la inesperada caída de 2004.

Mensajes cruzados entre la derecha y la izquierda mediáticas.

Porque ahí también habrá cambios. E importantes. Porque los medios se realinean tras las elecciones (pero ese es otro post).

Y Forges carga con el dedo de Aznar.

Y como la característica fundamental de la sociedad mediática es la redundancia, en El País también encuestan si Rajoy debe dimitir. Y, sorpresa, los lectores del diario antes llamando independiente de centroizquierda de la mañana son menos pacientes con el líder de la derecha que en El Mundo.

No hay defensa ni entre los solidarios lectores de la izquierda exquisita.

Ríe Pedro J. Ramírez y sigue la primera ley de James Reston, el periodista de los presidentes norteamericanos: cuanto más ejerces tu poder periodístico más poder fluye hacia ti.

Rajoy. RIP. Quizá el sosiego se llama Elvira.

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