Hagan caso a la competencia, comisionados de la Unión Europea, cuando en abril de 2008 tengan que tomar una de sus grandes decisiones. Se lo dice Microsoft, que de monopolio y prácticas abusivas de mercado sabe bastante. La compra de DoubleClick por Google es una gran amenaza para la libertad en internet, aunque es una gran operación para el Gran Buscador.
¿Por qué?
Porque Google ya no es un buscador, como explica la Unión Europea. Es el gran medio, la gran plataforma de la receta mágica de la convergencia digital: tecnología, publicidad y contenidos.
Y ahí es donde reside su fuerza, pero también la amenaza para el mercado y los ciberciudadanos.
Google domina el mercado de los buscadores en todo el mundo con el 60% de cuota y en España supera el 90%. DoubleClick es uno de los líderes mundiales en gestión de publicidad en internet.
Juntos tienen su publicidad en el 87% de las páginas web. DoubleClick concentra el 51% de la facturación de publicidad y los AdSense de Google son el 27%, según los datos de Microsoft (gráficos en pdf).
En este mercado de los anuncios contextuales -el que más crece en internet- Google consigue más del 70% del gasto publicitario con un 60% del mercado.
La unión de Google y Microsoft concentraría en una sola mano los canales publicitarios principales de internet, el inventario de la mayoría de las webs comerciales y se convertiría en un estándar de gestión de la publicidad difícil de batir.
Varias asociaciones de consumidores, entre ellas la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) española, han advertido a la Comisión Europea (pdf) de los peligros para el mercado y los consumidores. Avisan de su efecto sobre toda "la estructura del mercado de los medios digitales" porque con la fusión una sola compañía controlaría casi todo el mercado de publicidad gráfica, contextual y de las webs sin publicidad, prácticamente invisibles si no están en el universo indexado por Google.
Pero además, alertan del cambio que ha experimentado el antiguo Gran Buscador en los últimos dos años: "Google es un editor y puede rechazar a los competidores de sus sitios (correo electrónico, mapas, etc.)", además de vídeo (YouTube), noticias (Google News y Google News Archive) o información de referencia si prospera el proyecto Knol de una enciclopedia de autores en internet.
Y los datos. El volumen de datos resultante de la fusión de las dos compañías puede ser un peligro para la privacidad de los internautas.
El verdadero problema de la fusión no es sólo el tamaño ni el control del mercado publicitario, sino el fin de la neutralidad de Google. En riesgo ya por sus últimas estrategias.
Esa es la gran amenaza: el asalto a la neutralidad de la Red, un principio fundamental de internet defendido por el propio Google contra la amenaza de telefónicas y televisiones.
Para una parte importante de los usuarios, de los medios y de los contenidos digitales, Google es la gran puerta de internet. Si controla la ubicación y gestión de la publicidad y además es editor, la neutralidad del buscador será muy cuestionable.
Pero todo tiene sus ventajas. Microsoft defiende en sus argumentos contra la fusión Google/DoubleClick (otro documento en NYTimes.com) la apertura de estándares, aplicaciones y que se impida a la compañía convertir el software de gestión de publicidad de DoubleClick en el dominante en el mercado.
¿Les suena?
Microsoft a favor del software abierto y contra la conversión de ciertos programas en estándares. De todo se aprende.
El poder de Google en internet puede ser un dominio paternal, derivado "del consentimiento", como decía Thomas Hobbes para diferenciarlo del despótico. Si los internautas están cómodos y bien atendidos en los límites ciberespaciales del gran buscador, ¿para qué van a aventurarse en lo desconocido? Tan difícil, tan incómodo de encontrar.
Un dominio cómodo para los para los consumidores líquidos de nuestra era. Pero poder absoluto al fin y al cabo, más allá de que el Gran Ciberleviatán prometa no ser malo.
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