MADRID.- Barack Obama triunfa en las canciones de internet. El Jubilado de Moratalaz ya es una estrella cantando a Zapatero y a Rajoy lo parodian. Ciudadanos y músicos hacen política con vídeos y música en una ciberguerra de guerrillas.
Yes, we can. El soul de Will.i.am para Barack Obama es el más visto de internet estos últimos días.
A Obama le va la música. Y el soul. Es su segundo gran éxito tras la Obama Girl.
Ni Marvin Gaye.
Es el triunfo de la política de consumo rápido y emocional. Es la política de la convergencia. La capacidad multimedia de los ciudadanos y la posibilidad de difundir vídeos y música sin depender de radios y televisiones está cambiando radicalmente la política.
El ciborg sentimental necesita impacto emocional. Es la política como estilo de vida.
Lo descubrió Joe Trippi, el jefe de campaña de Howard Dean (ahora presidente del Partido Demócrata), cuando recogió el verso de la canción de Gil Scott-Heron para gritar: "la revolución no será televisada".
La música agita conciencias y estimula el voto. El vídeo viral lo difunde por todo el mundo sin las restricciones de la televisión y los grandes medios.
Y ahora, además, cuando la música y el mensaje está en internet el resto de medios no tienen más remedio que informar y amplificar su mensaje.
Es el círculo virtuoso de la viralidad en la Red.
No sé si el Jubilado de Moratalaz habrá pensado en eso para su Canción para Zapatero (esta musiquilla puede llegar a restar votos, cuidado).
Pero el jubilado ya es la estrella de la canción política hispana.
¿Qué hubiera sido de Raimon, de Luis Eduardo Aute, de Víctor Manuel si hubieran tenido YouTube?
La revolución ya se televisa en internet.
Ahora que Mariano Rajoy anda haciendo propuestas muy nacionalistas, conservadores y nada liberales como sus contratos para inmigrantes no vendría nada mal recuperar ese maravilloso Españolear. Esa canción que tan bien le sienta y con la que, seguro, admonizará a los pobres inmigrantes si gana las elecciones.
La música no está con el PP ni con Rajoy. Está claro. Por alguna extraña razón la derecha no fabrica grandes éxitos en cuanto los sacas de los himnos y los coros religiosos y patrios.
Incluso se han lanzado concursos de protestas en 20 segundos que algunos han aprovechado para explotar esa cultura del collage de vídeo y música para meterse con Rajoy y sus políticas.
Es la explosión del culture jamming. Lo explicó y popularizó Mark Dery ya en 1993 para rebelarse contra la dictadura de la televisión, aquella sobre la que su político más devoto, John F. Kennedy (al que tantos comparan con Obama), confesó una vez que sentía muchas ganas de darle una patada.
Patadas mediáticas. Eso es el culture jamming. Hackear a los medios y sus productos, mantener una guerra de la información con tácticas de arte del terror y guerrilla semiótica.
Los surrealistas y los futuristas de antaño recreados con más poder que nunca por el activismo de los ciberciudadanos.
Lo aprendieron los activistas digitales de MoveOn y en 2004 lanzaron sus más famosas campañas de vídeo y cine en la Red contra George W. Bush. MoveOn pidió a los ciudadanos que hicieran sus propios vídeos políticos e internet se convirtió en una fabulosa máquina de propaganda.
Los músicos se sumaron a Vote the Change y Bruce Sprinsteen, REM, Pearl Jam o las Dixie Chicks recorrieron el país cantando y animando a la gente al voto. Pero ganó Bush y perdió John Kerry, el candidato demócrata.
La primera Guerra del Golfo abrió la veda. Cuando la recreación virtual de la realidad se convirtió en el mensaje político y periodístico los activistas políticos ganaron el derecho de remezclar ficción, realidad y productos mediáticos y culturales para crear una nueva realidad. O al menos intentar provocarla.
La hiperrealidad de Jean Baudrillard lo invade todo. Quienes ocultan y quienes intentan mostrar el "desierto de lo real" se citan en la Red mashupseando mensajes, narrativas, imágenes y música.
William Gibson estará contento. Verdaderamente el ciberespacio es una alucinación compartida.
Es la guerra de guerrillas semiótica preconizada por Umberto Eco.
Rage Against the Machine (ahora Audioslave) lo saben y por eso promueven desde hace tiempo Axis of Justice con System of a Down. "Músicos, fans y organizaciones políticas de base luchando por la justicia social", explican al tiempo que siguen la frase de Malcom X: "La ira es un don".
Pero la maldición del ciberespacio sigue. Los universos paralelos no se comunican entre sí. Henry Jenkins nos lo recuerda: "Internet llega al núcleo (de los votantes de un partido), la televisión a los indecisos".
¿Podrán los vídeos y la música viral en internet comunicar los universos estancos de la política actual?
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