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Redes privadas para el futuro digital

Por JUAN VARELA (SOITU.ES)
Actualizado 21-01-2008 20:00 CET

MADRID.-  La competencia en servicios de banda ancha digitales se basa en la potencia de las redes y los servicios que soporten. La Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) quiere que los operadores de telecomunicaciones compitan en los dos mercados. Para eso demanda inversión en redes de nueva generación privadas que acaben con el actual monopolio de Telefónica.

La CMT vincula las redes y los servicios, apuesta por la infraestructura de fibra óptica frente a las alternativas inalámbricas y no regula la neutralidad tecnológica, pues los operadores quieren "dejar abierta la posibilidad de fijar precios que reflejen la medida del uso de la red".

El tejido de las redes cambiará en España, según la nueva política. Los competidores de Telefónica tendrán que tender sus redes propias de nueva generación para ofrecer servicios de banda ancha y telefonía IP, los considerados de futuro por la CMT.

Telefónica deberá mantener el acceso a la red de cobre antigua en las condiciones actuales, pero el futuro digital será de quien invierta.

"En un entorno de competencia efectiva sólo los agentes más eficientes sobreviven y dicha eficiencia suele ir asociada a la inversión y a la innovación", dicen las líneas maestras de la nueva política de redes (documento completo en pdf).

La CMT asume que "los principales competidores alternativos son operadores también incumbentes en sus mercados de origen o con un peso equivalente en el mercado global", lo que restringe el acceso al mercado a los operadores alternativos. La calidad de las redes y su eficiencia está en juego.

"El nuevo despliegue supondrá la progresiva sustitución de la actual red de Telefónica, históricamente construida en un entorno de derechos exclusivos", sentencia la CMT.

La red no será pública, como reclamaban algunos sectores. Ni estatal, ni autonómica, ni local, excepto en mercados sin oferta donde la inversión pública sea la única alternativa. Aún así la CMT apuesta por las ayudas y subvenciones, no por la titularidad pública.

Las redes digitales de comunicaciones ya no serán como las carreteras, los puertos o los aeropuertos.

Las 'telecos' se encargarán de tender las líneas bajo principios de competencia, transparencia y neutralidad para ahorrar zanjas y permitir mayor acceso al mercado.

Telefónica logra la mayoría de sus demandas. No tendrá que compartir su red como actualmente y no tendrá que mantener mercados muy poco rentables y eficientes.

Adiós a la España única. La cohesión territorial es un objetivo laxo de la nueva legislación y la forma de garantizarla será distinta a la actual.

España se dividirá en mercados segmentados según la rentabilidad y competencia de las redes para definir políticas territoriales en función de la capacidad de recuperar la inversión.

La CMT confía en las ayudas públicas (estatales, autonómicas y locales) para superar una brecha digital que considera inevitable por falta de demanda. En esos mercados es donde tecnologías inalámbricas como Wimax se consideran complementarias.

El mensaje: inversión en redes para competir y segmentación geográfica del mercado.

La CMT mantendrá las obligaciones de la actual red de cobre para Telefónica, pero la empresa de César Alierta se desembaraza de obligaciones para el futuro.

La resolución acaba con un largo período de negociación con las operadoras y de freno a proyectos de innovación de servicios y banda ancha.

La carrera comienza ahora.

Ganadores:

Telefónica y los operadores de cable ya existentes (ONO y las redes de cable locales y regionales), que ya han realizado fuertes inversiones.

Perdedores:

Los operadores pequeños o alternativos que no puedan afrontar las grandes inversiones requeridas por las redes.

Los usuarios residentes en zonas no competitivas. Hoy el 40% de los 18 millones de líneas de la red de Telefónica, no tienen interés para ningún operador alternativo.

¿Y el ADSL?: la CMT está convencida, como la mayoría de los expertos, que la competencia futura en banda ancha necesita de redes de nueva generación para alcanzar velocidades capaces de soportar los servicios de la sociedad de la información. No hay cambios en la regulación del ADSL actual. En estas tecnología se reutilizará el viejo par de cobre de Telefónica como ahora. Los que quieran servicios de más velocidad, usuarios o empresas de servicios, tendrán que ser clientes de las nuevas redes.

En la actualidad hay 7,92 millones de líneas de banda ancha con una densidad de 17,7 líneas por cada 100 habitantes. De esos casi 8 millones de líneas de banda ancha, un 56,39% son líneas DSL contratadas con el Grupo Telefónica (4,47 millones). Las líneas de los operadores de cable suponen el 20,47% del total (1,62 millones), mientras el acceso mediante bucle desagregado y el acceso indirecto representan el 16,78% y el 6,36%, respectivamente.

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