"El terrorismo es teatro". La frase, del experto norteamericano Brian Michael Jenkins, retrata esta lacra, que además de con la muerte, juega constantemente con la propaganda. Desde sus inicios, la organización ETA ha tratado de responsabilizar de sus crímenes a las víctimas (ya fuera porque eran "opresores" de Euskal Herria, bien porque estaban en el "lugar equivocado"). También en su manual de 'buen terrorista', los etarras recomiendan a sus militantes denunciar malos tratos cada vez que son detenidos. En algunos casos, la Justicia les ha dado la razón.
La instrucción de la dirección de la banda a los miembros de sus comandos aparece en varios 'Zutabe' (revista interna de ETA) y papeles encontrados en distintas operaciones antiterroristas. En uno de ellos, incautado al 'comando' Araba en 1998, se aconsejaba a los militantes denunciar torturas, recordándoles: "detrás de ti está la prensa, colectivos locales, juveniles, internacionales y con suerte algún partido oportunista y dubitativo" que se haga eco de estos hechos. La denuncia es un "deber" del militante, según este documento, y con ella pueden crearse "tensiones entre los partidos democráticos, conseguir que éstos se pronuncien y desgastar al enemigo militar mediante todo el machaque judicial que se pueda". Este miércoles, el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha señalado que los presuntos etarras arrestados el domingo en San Sebastián no sufrieron malos tratos -uno de ellos se encuentra hospitalizado-, "pese a que está en el manual de los etarras detenidos decir lo contrario".
Sin embargo, los partidos que conforman el Gobierno vasco (PNV, EA, EB), así como agrupaciones de la izquierda 'abertzale' y otros organismos vascos, se apresuraron a exigir una depuración de responsabilidades nada más conocerse la noticia de que uno de los detenidos en Mondragón había tenido que ser ingresado con "policontusiones, fracturas, multiples hematomas y abrasiones en rodillas y tobillos", según el parte médico difundido por 'Gara'. El Gobierno asegura que contra el etarra "sólo se usó la fuerza reglamentaria" para su detención. Estos hechos están siendo investigados por un juzgado de San Sebastián
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Distintas organizaciones de la izquierda 'abertzale', algunas incrustadas dentro de ETA, según los tribunales, se han dedicado con ahínco durante años a la denuncia sistemática de las torturas cada vez que se produce una detención o incomunicación. Expertos en el entramado de la izquierda 'abertzale' señalan que organizaciones como Gestora pro Amnistía, Askatasuna o Etxera se han ido sucediendo en el objetivo de denunciar lo que consideran un régimen de torturas sistemáticas que ejercen los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado contra todos los detenidos por su presunta vinculación con el terrorismo.
Su campo de actuación es doble: primero, movilizando rápidamente protestas frente a comisarías, prisiones u hospitales donde se encuentran los arrestados; segundo, centrando los mayores esfuerzos en el extranjero. Distintos expertos coinciden en destacar el "éxito" de esta segunda estrategia en los últimos años. Así, por ejemplo, el Comité para la Prevención de la Tortura de las Naciones Unidas ha dado cuenta en varios informes de casos de supuesta tortura en España, algo que llevó al relator Theo van Boven a visitar el País Vasco en 2003 (el 53% de las denuncias que investigó le llegó del entorno 'abertzale'). El último episodio sonado fue la publicación en la portada de un diario de prestigio internacional como es 'The Times' de la primera fotografía de un famélico De Juana Chaos en medio de su huelga de hambre durante el proceso de paz. Un triunfo que se apuntó su entorno.
En esta estrategia juegan un papel muy importante algunos medios de comunicación. El diario 'Gara', por ejemplo, ha dado cuenta, en numerosas ocasiones, de supuestas torturas a arrestados, tales como 'la bolsa' para provocar la sensación de asfixia, golpes, vejaciones sexuales, obligación a realizar ejercicios físicos, insultos o amenazas.
Aunque la mayoría de estas denuncias se demuestran falsas, otras han resultado ciertas. La ONG 'Torturaren Aurkako Taldea' -creada a principios de los 80 por un grupo de profesores de la Universidad de San Sebastián- mantiene que desde 1981 se han producido cinco muertos por malos tratos a manos de la Policía. A los responsables de una de ellas, la de José Arregui, se les llevó ante los tribunales y se les condenó. "Eso eran otros tiempos, cuando los guardias civiles que detenían a los etarras eran compañeros de los agentes asesinados y actuaban en caliente", explica a soitu.es un analista del País Vasco. "Ahora hablamos de equipos especializados en la lucha antiterrorista que no necesitan pegar para sacar información, porque saben más de los detenidos que ellos mismos", añade la misma fuente. En la actualidad se investiga la supuesta brutal paliza que sufrió el joven Unai Romano. La Justicia volverá a hablar.
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