Río de Janeiro.- Miles de brasileños, algunos como bañistas y otros para cumplir rituales religiosos y homenajear a la diosa Iemanjá, se tomaron hoy la playa de Copacabana poco antes de la tradicional fiesta de "Reveillon" (fin de año), a la que se espera la asistencia de cerca de dos millones de personas.
El calor de cerca de 40 grados centígrados, el día prácticamente festivo, el ambiente de celebración y las tradiciones de fin de año hicieron que miles de personas disputaran hoy espacios en las arenas de las principales playas de Río de Janeiro, principalmente en Copacabana, Ipanema y Leblón.
La ciudad más emblemática de Brasil, invadida por turistas de todo el país y del mundo, con sus hoteles prácticamente al cien por ciento y con varios transatlánticos anclados en el puerto, vivió hoy un día de congestiones en las playas y en los principales puntos turísticos, como el Corcovado y el Pao de Açucar.
Además de los bañistas, las playas fueron tomadas por cientos de seguidores de religiones afrobrasileñas que, como lo hacen tradicionalmente cada 31 de diciembre, fueron a homenajear a la Iemanjá, la diosa de las aguas.
Los practicantes de este culto, así como muchos católicos que por el sincretismo religioso ven en esta práctica un augurio de buena suerte, arrojaron flores al mar para pedir la bendición de Iemanjá y encendieron velas en la arena, en donde depositaron otras ofrendas.
Los fieles a Iemanjá, que acostumbran vestirse totalmente de blanco para rendirle un homenaje en el último día del año, consideran que las ofrendas a la diosa de las aguas pueden tener como resultado éxitos en el año que comienza.
La multitud que tomó Copacabana a la luz de sol, sin embargo, será pequeña al lado de la esperada esta noche para la fiesta de "Reveillon".
Las autoridades de Río de Janeiro calculan que unos tres millones de personas despedirán 2007 en los diferentes espectáculos organizados en las playas de la ciudad y que dos millones de ellas se congregarán en Copacabana, cuya fiesta de año nuevo se ha convertido en una de las más famosas del mundo.
El cielo de Copacabana será iluminado en la noche por cerca de 22.000 cohetes que, lanzados desde ocho balsas que se ubicaron hoy frente a la playa, ofrecerán un espectáculo pirotécnico de 16 minutos de duración.
Los fuegos formarán imágenes tridimensionales que recordarán, entre otros, el Cristo Redentor del Corcovado y los Juegos Panamericanos que Río de Janeiro organizó en julio pasado.
Las figuras homenajearán principalmente la estatua del Cristo que corona el cerro del Corcovado y que este año fue elegida como una de las siete nuevas maravillas del mundo moderno en una votación popular promovida en varios países.
Además de los fuegos pirotécnicos, la fiesta será animada desde una tarima en medio de la playa en el que se alterarán grupos de samba, pagode y, especialmente, funk, un ritmo nacido en las favelas cariocas.
Para cerrar la fiesta, las orquestas de las cuatro escuelas de samba mejor situadas en el carnaval de 2007 -Beija Flor, Mangueira, Unidos da Tijuca y Grande Río- tocarán juntas, en una apoteosis que promete ser un aperitivo para el nuevo carnaval, que comenzará dentro de cinco semanas.
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