La propuesta político-deportiva carioca fue mejor que la que propuso el alcalde incisivo de la capital de España. Las alegrías del comité representante de la ciudad de Río y las lágrimas de Lula Da Silva dejan patente que la ciudad, la provincia, el país y el continente necesitaban que se celebrasen unos Juegos por esas latitudes. Desde el viernes pasado la prensa mundial va a tener otro objetivo más, otra fuente donde poder sacar titulares para rellenar sus artículos y reportajes: Río De Janeiro. Ya sabemos que serán lós mejores Juegos Olímpicos que se habrán celebrado nunca, que se batirán muchos records mundiales y las instalaciones tendrán las últimas novedades en domótica deportiva.
Pero bien, ¿qué recuerdos se pueden llevar los atletas de vuelta a casa? ¿Las arenas finas de las playas de Ipanema, de Copacabana? ¿Una excursión en teleférico al Pao de Açúcar? ¿Una visita al museo de la Música Y Archivos Sonoros? No, la cosa es mucho más sencilla. Propongo al comité de bienvenida endulzar los oídos de los atletas recibiéndoles con música actual, de la que escuchan la juventud brasileña y que por motivos desconocidos nos llegan con cuenta gotas a nuestros reproductores. Podrán estar seguros de tener un recuerdo imborrable de su visita al Río De Janeiro olímpico del 2016. Si una imagen vale más que mil palabras, una canción vale más que mil imágenes.
Tratar el pop actual de Brasil es como pescar en mar revuelto. Se está cociendo algo serio desde hace varios lustros, grupos emergentes que marcan una senda a seguir y que desaparecen tras su ópera prima. Otras bandas que recogen el pop tradicional del país para mezclarlo sin vergüenza alguna con influencias del más puro pop británico o americano. Y si nos sumergimos en las aguas profundas del rock más duro nos podemos encontrar con bestias marinas que harían palidecer al más heavy de mi barrio. En definitiva, este país está inmerso en un resurgir de la cultura pop autóctona, y tratan de convivir con el gran legado que dejaron hace muchas décadas grandes artistas que tomaron la bossa nova y el jazz como bandera revolucionaria juvenil.
Escuchar música de Brasil obliga en todo momento a repescar canciones del pasado que han marcado toda una cultura internacional, temas que han roto las barreras físicas de las fronteras entre países y culturas tan diferentes. Ese legado ha sabido perdurar en el tiempo, escuchar canciones preciosistas de Antonio Carlos Jobim, Milton Do Nascimento, Luiz Bonfa, Joao y Astrud Gilberto, Dorival Caymmi o Vinicius De Moraes es entrar por la puerta grande de la música tradicional de Brasil. Sí, me he atrevido a calificar estos monstruos del pop como tradicionales. El tiempo ha convertido ese estilo en una necesidad para entender la evolución del jazz y su peculiar síncopa.
Las propuestas actuales se hacen un hueco en este océano cultural con unos horizontes distintos al que tienen en su propia tierra. Mirar hacia Europa y Estados Unidos sigue siendo una necesidad para no caer en lo conocido por todos, evitar así ser atrapados por las garras de los ritmos acompasados de la bossa nova.
Tratar de apartar la mirada hacia la tradición musical hace que nos topemos con un caso particular: Os Mutantes. Un trío de rock de los años sesenta que se burlaban de lo establecido, como buenos rockeros de pro. Se mofaban de la música establecida y sólo tenían ojos para el pop anglosajón. Casi tres décadas después de su separación en el año 1978 fueron reivindicados por estrellas del pop internacional y han dado pie a que muchos pupilos actuales se fijaran en su estilo vitriólico. La historia de siempre: deben reconocerte los de fuera para que seas profeta en tu tierra. De la mano de David Byrne (miembro de Talking Heads y gran conocedor de la música afrobrasileña) se volvieron a juntar para dar conciertos por el mundo. Se pudo disfrutar de su show psicotrópico en el Festival Internacional de Benicàssim hace un par de veranos. Estos casi sexagenarios pueden dar lecciones de actitud y humor en forma de pildorazos rock a muchos artistas noveles que creen haber creado un estilo cuando todo el mérito podría recaer en el apoyo del departamento de marketing de su compañía.
Es el momento de hablar de cosas serias, arrastrarse por los rincones más fangosos del rock y trataremos de asimilar como un país tan caliente puede haber dado un grupo tan visceral como Sepultura. Es fácil encontrar grupos que tratan de imitar a sus ídolos. Es una forma lícita de rendir tributo a los que te han abierto los oídos en esto del rock. Sepultura se mostraron en un primer momento fans aférrimos de Iron Maiden y Metallica, pero lo curioso es que muy pronto encontraron su propio estilo creando un estilo propio que pronto será a su vez asimilado por otros. Las propuestas creadas por los hermanos Cavalera son brillantísima por muchos motivos, pero el que más me llama la atención es su fijación en mezclar estilos tan opuesto como el heavy metal más radical con los ritmos tribales de la cultura india de su país. Hoy en día es muy fácil escuchar a bandas muy influenciadas en su sonido en el mundo entero. Y hasta las bandas creadas por Max como Soulfly o Cavalera Conspiracy tienen un sonido marcado por su banda inicial. Con eso trato de hacer entender a los críticos que se obstinan en decir que Max no ha evolucionado. Lo que no entienden es que el señor Cavalera ha creado estilo, y eso muy pocos podemos presumir de ello.
En Brasil es fácil encontrar estrellas del pop que llenan estadios tras estadios y venden millones de discos en su país de origen. Ese es su destino y su negocio. Ofrecen pocas novedades, toda su música es políticamente correcta, su imagen es la perfecta para un consumo masivo. Para tal menester podríamos considerar que Ivete Sangalo podría ser la cabeza visible de este estilo musical que mezcla el frenético y sensual ritmo del axé con el pop más estandarizado. Ivete fue cantante del mítico grupo de mitad de los noventa llamado Banda Eva, y tras ese exitoso inicio con seis discos de ventas millonarias arranca su carrera en solitario arrasando en popularidad y en royalties.
Otra banda multitudinaria que asoma a la cima de los grandes vendedores son Chiclete Com Banana, que arrasan con su estilo facilón y son seguidos por miles de fans que corean sus canciones en las paradas de carnaval en Salvador. Escuchando a estos chicos reconozco que hubo cierta maldad por parte de Brasil en querernos encasquetar a Carlinhos Brown, y me reafirma que los brasileños siempre se quedan con lo mejor!!
La escena pop rock carioca está en una clara expansión, pero sigue siendo un género minoritario. No llega a calar profundamente en la sociedad que la vemos claramente anclada en el pasado y no se atreve escuchar nuevas estructuras musicales. Buscar información de este género ha sido algo más difícil de lo normal, y debo agradecer desde aquí los creadores de la web Senhor F que hacen posible la difusión muchas bandas con una calidad excepcional.
Pipodélica es un grupo de chavales que han sabido recoger la esencia psicodélica de Os Mutantes. Son un claro ejemplo de una fusión entre el pop actual y las esencias psicodélicas de finales de los sesenta. Un cuarteto que ha editado un larga duración y varios eps en su prometedora carrera. A tener en cuenta.
Lo destacable de la banda Volver son sus estribillos pegadizos. Sus influencias tienen una clarísima dirección: el beat y el powerpop anglosajón, siendo su segundo disco uno de los mejores del país del 2008. Riffs de guitarras afiladas y saturación de válvulas consiguen un sonido compacto y muy potente.
Impar son de la misma ciudad que Sepultura, pero no tienen nada que ver musicalmente hablando. Su pop edulcorado me recuerda mucho a lo que puedan hacer gente como The Dissociatives o el mismo Roger Joseph Manning Jr. Canciones muy trabajadas y de fácil asimilación. Un trabajo minucioso merecedor de una escucha.
Para terminar la sección pop presento a Cansei De Ser Sexy como EL producto exportado de mayor relevancia en eso que llaman el dance alternativo. Temas con ritmos machacones básicos coloreados por guitarras distorsionadas y riffs de sintetizadores analógicos llamaron la atención a los responsables del sello americano de Sub Pop para ficharlos en el 2006. Reeditan sus trabajos antiguos en sellos brasileños, les dan a conocer con grandes giras por Estados Unidos y Canadá, participan en las bandas sonoras de videojuegos y anuncios televisivos. Todas las fiestas o raves de jóvenes que se las dan de modernos deben tener un playlist con uno o varios éxitos de CSS.
No son todos los que están ni están todos los que son, así que si tienes alguna aportación a esta pequeña lista no dudes en dárnosla a conocer. La música pop de Brasil, como dije en un principio, está emergiendo y cuesta conocer las últimas tendencias y bandas que florecen. Los lectores de soitu.es y yo mismo te lo agradeceré enormemente, como ávido consumidor de nuevas tendencias y curiosas melodías.
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