Madrid.- El jurado de competición del Campeonato de España de Caza Menor con Perro solicitó al Comité de Disciplina Deportiva de la Real Federación Española de Caza (RFEC) la apertura de un expediente disciplinario a Francisco Fernández Sierra, descalificado el sábado "por no portar la caza abatida".
Fernández Sierra, campeón de España en 2002, 2003, 2004 y 2005, fue descalificado durante el transcurso de la última edición de esta competición, disputada el sábado en Ribera del Fresno (Badajoz), "por no portar la caza abatida", según el comunicado oficial dado a conocer horas después de la descalificación del tetracampeón.
El jurado de competición solicitó la apertura de un expediente disciplinario "para esclarecer los hechos acontecidos durante la prueba celebrada el pasado sábado y que tienen como protagonista al cazador de Castilla La Mancha, acusado por su juez de campo, Miguel Mate, de no haberle mostrado el contenido de su morral, ya que el juez presumía que Sierra portaba caza no abatida ni cobrada durante la prueba", informa la RFEC.
Según Mate, Fernández Sierra mostró, al encontrarse en el cazadero con el extremeño Manuel González, campeón en 2006, una perdiz hembra "para avalar la tesis de que el coto había sido repoblado. En ese momento, el juez le recordó que él había abatido y cobrado dos perdices macho, por lo que la mostrada, al ser hembra, no se correspondía con las cobradas por 'Chula', podenca de Sierra", agrega la federación en un comunicado.
"En ese momento, siempre según el juez, Sierra optó por emprender una carrera, arrojando al suelo dos perdices, primero una y luego otra, a la vez que recriminaba la actitud de su juez, al que amenazó, encañonándole con su arma, según la versión de Mate, que más tarde presentó una denuncia, por lo que Fernández Sierra tuvo que prestar declaración", señala la RFEC.
Ante la actitud de Sierra y la sospecha de que portaba caza no abatida en el transcurso de la prueba, el juez le comunicó que quedaba descalificado provisionalmente, por lo que emprendió la vuelta hacia el puesto de control.
Minutos más tarde y conocida las dos versiones en el control, "Sierra y el juez volvieron, por separado y acompañados por miembros de la organización, al lugar de los hechos". El propio Fernández Sierra recuperó "las dos perdices que él mismo había arrojado y que estaban juntas, según el informe presentado por el miembro de la organización que lo acompañaba en ese momento".
"A su vez, el juez le indicó al otro miembro de la organización el lugar donde Sierra había arrojado la dos perdices. Fueron encontradas otras dos, en un entorno de 40 metros, y una bolsa de plástico con restos de sangre", informa.
"Una vez las perdices en poder de la organización, se optó por someterlas a varias pruebas siempre por separado: las dos perdices que el propio Sierra asegura que fueron las abatidas por él y por otra parte las otras dos que presentó el miembro de la organización que acompañaba al juez", explica.
"Las citadas pruebas se realizaron siguiendo las instrucciones telefónicas de Daniel Fernández, veterinario forense de la Universidad de Zaragoza, por José Antonio Molina Fernández, Ingeniero Técnico Agrícola, colegiado nº 1.462, y Miguel Gómez Beloki, Licenciado en Ciencias Biológicas, en presencia del Presidente de la RFEC, Andrés Gutiérrez Lara, y de la Federación Extremeña de caza, Rafael Domínguez Jiménez", añade.
Según la RFEC, "los análisis realizados refrendaban que las mostradas por Sierra tenían una temperatura de vísceras muy inferior a las de las otras perdices abatidas durante la prueba por el resto de los finalistas, que fue tomada con incisión de bisturí bajo la quilla e introduciendo el termómetro de precisión hasta el interior de los pulmones. También se analizaron restos de vísceras (hígado, riñones e intestinos). El análisis del buche, desvela que contenía pipa de girasol".
"De las otras dos perdices recogidas en el entorno de los 40 metros, una de ellas coincide en su totalidad con el resultado de las dos aportadas por Sierra, mientras la otra indicaba que había sido abatida ese día, con la particularidad de que en el análisis del buche no había resto de comida ninguna. Por el contrario, las pruebas sometidas de forma aleatoria entre las 101 perdices cobradas refrendan que en todas ellas había restos de bellotas y trigo. De lo uno y lo otro, se llega a la conclusión de que las perdices, que estaban muertas desde antes de la prueba, no pertenecen al coto donde se celebró la final", narra la federación.
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