Los jugadores del Manchester no han podido hacer frente al torrente de juego del Barcelona. Y eso que lo han intentado, por ejemplo, con una salida muy ambiciosa en la que han llegado a inquietar a los azulgranas. Sin embargo, el empuje ha durado diez minutos, el tiempo en que el Barcelona ha podido encontrarse a sí mismo. En la segunda parte, con la entrada de más jugadores ofensivos, el Manchester se acercó un poco más al área de Valdés, aunque los intentos fueron en vano debido a la inconsistencia del centro del campo. Ésta es la cara que se le ha quedado a los jugadores del United. Es como si hubieran recibido una paliza de un agresivo boxeador que ha convertido el K.O. en su seña de identidad, tal y como nos ha relatado Alberto Haj-Saleh.
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