La tela ha sido verde, claro, como todo el fondo sobre el que han colocado este macrohotel. Un paisaje intacto de aspecto casi lunar que en teoría debería estar protegido por ser Parque Natural Cabo de Gato-Níjar. "Este lugar nunca debió ser destruido. Esta protesta pretende restaurar el paisaje que había antes de 2003, cuando se puso el primer ladrillo", cuenta esta ecologista.