La crisis del petróleo no tardó en saltar a los cereales. Mientras todos nos centrábamos en culpar a los biocombustibles (Naciones Unidas inclusive), el precio de los cereales se disparaba y en países como Filipinas (en la imagen) se hablaba ya de crisis alimenticia y tuvieron que pedir auxilio internacional. La mayor parte de la población de los países asiáticos sobreviven a base de arroz, y rozaron la tragedia cuando los precios del arroz les impidieron llegar a su sustento básico. Y sin embargo, el miedo cundió cuando la inflación alimenticia llegó a Occidente. Fue la señal definitiva de que no estábamos a salvo de la crisis.