La crisis en una vuelta al mundo

Sesenta billones desaparecieron ayer del mercado australiano cortesía de la crisis estadounidense. Menos mal que, según nuestro Primer Ministro, Kevin Rudd, y el tesorero, Wayne Sawm, el mercado financiero, la economía y el sector banquero australianos permanecen estables.

Supongo que está mejor los 1,2 trillones que ha perdido la bolsa de Nueva York. Si es que el que no se consuela es porque no quiere.

No sé exactamente cuál es el equivalente de Wall Street en Seattle. Digamos que es la Tercera Avenida, donde está el rascacielos de Washington Mutual.

¿O debería decir "donde estaba"? Esta institución financiera de Seattle con 119 años de andadura se acaba de convertir en historia. La crisis de los préstamos basura ha acabado con ella, el gobierno tuvo que cerrar el banco y lo compró JP Morgan Chase el viernes pasado.

La verdad es que la crisis no se nota para nada en la India, no sé si porque a veces uno piensa que aquí la crisis ha existido toda la vida (dada la pobreza que afecta a la inmensa mayoria de la población).

O porque las cifras macroeconómicas son muy diferentes a las de Europa. Por ejemplo, aquí se esta rebajando el crecimiento de cifras de aproximadamente el 10% al 7% (por ahora), que ya lo quisieramos en España; aunque también es cierto que la inflación ya está tambien en el 13% (esto si que no lo queremos en España, pero como nos descuidemos muy lejos no vamos a andar) y la rupia no para de perder peso frente al euro y al dólar.

Donde realmente si que noto la crisis es en la carretera que une mi oficina con mi casa. Bueno, era una carretera, cuando la hicieron, allí por febrero. Ahora, ha desaparecido, siendo sustituida por una conjunto de baches intransitables. Se ve que la corrupción de la obra publica no conoce crisis.

Crisis, lo que se dice crisis en los escaparates de las tiendas poca. Lo mismo te da entrar en una tienda de ropa de barrio que en Versace unos vaqueros no te bajan de los 100 euros y una simple camiseta de algodón blanca te puede costar unos 70 eurillos de nada, y pensaréis que las tiendas estarán vacías pero no, los boloñeses compran a pesar de todo. Ya se sabe que los italianos en cuestión de atuendo no hacen miramientos.

Pero no queda aquí la cosa, si entras en el supermercado mejor que compres de oferta porque los precios dan miedo, sin embargo, vayas a la hora que vayas siempre hay gente comprando y debes esperar la tediosa fila para pagar, debe ser que yo soy la única que va a comprar una vez por semana por que el sueldo no me da. Todo esto acompañado con que es una ciudad universitaria pues me da que pensar que los padres de el 70 por ciento de la gente que vive aquí se va a quedar con el bolsillo pelado... porque crisis la hay pero el gasto sigue siendo el mismo.

"Las finanzas se salvaron... la economía todavia no", dijo el secretario de Hacienda en la televisión, ayer al filo de las 6 de la mañana. Tras la estrepitosa caída de Wall Street —y de todas las bolsas del mundo, incluída la mexicana— los chilangos andamos con pies de plomo. No hay noticiero, programa de radio o periódico que no lo traiga en titulares (ni la visita de los Príncipes españoles ha causado tanta conmoción). "Precaución" es la palabra clave.

Habrá menos remesas, menos turismo y menos exportaciónes. Y nosotros hacemos caso. Cuidamos el empleo, la cartera y las tarjetas de crédito: dos grandes devaluaciones ya nos enseñaron que no es momento de tomar decisiones de pánico. Y es que nuestro famoso comparativo popular no da grandes esperanzas: "cuando a Estados Unidos le da gripe, a nosotros nos da pulmonía"... aunque los políticos insistan en que sentiremos apenas "un catarrito".

La crisis en México es culpa de Estados Unidos, o eso dice todo el mundo. Así que ante la crisis la mejor opción es criticar al vecino... y ver cuánto se devalúa el dólar frente al peso. Yo al menos no noto a nadie excesivamente preocupado, porque, total, como los mexicanos dicen, "México es tercer mundo desde hace mucho..., no cambiará nada mucho"

"Berlín, con o sin crisis, seguirá fiel a su lema 'pobre pero sexy' que hace un tiempo evocara su alcalde. Seguirá siendo una ciudad donde uno de cada cinco vive de la ayuda social del Estado, donde encontrar un trabajo seguirá siendo misión imposible, donde la gente seguirá agudizando el ingenio para sacarse un dinerillo extra, pero sobre todo seguirá siendo una ciudad con un encanto especial, cuyas paredes hablan por si solas, donde se respira arte y cultura por los cuatro costados y donde cada uno puede ser él mismo, sin importar lo que piensen los demás."

Holanda es una de las economías más sólidas del mundo y en estos momentos da ejemplo de ello. En lo que llevamos de crisis internacional todavía la tasa de empleo no se ha visto afectada (según datos de la Oficina holandesa de Estadística del mes de septiembre) y la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico) augura que Holanda, junto con Noruega, serán los países con menor tasa de paro en 2009. En Holanda se habla de la crisis, se espera su llegada, pero no se le tiene mucho miedo. La lluvia es mucho más molesta.

En la capital, todo el mundo habla de la famosa crisis. Unos lo dicen con su nombre 'crisis' y otros buscan sinónimos menos alarmantes y hablan de "turbulencias económicas". Pero aquí, como en el resto del mundo, cada uno hace lo que puede para 'sobrevivir'. Las marcas blancas de los supermercados triunfan, los cafés de Starbucks se cambian por los de Mcdonalds y el metro sustituye al coche privado. Es lo que tienen las crisis, que cuando las llamas, al final vienen.

Y nuevamente crisis. Ahora que los bancos en Estados Unidos quebraron, que nadie tiene dinero para nada. ¡Bah! Puro terrorismo mediático. Si en Colombia la crisis no empezó hace dos semanas, sino hace cuarenta años. Aquí todos tenemos un máster en crisis y cómo lidiar con ellas.

¿Qué? ¡¡¡¡¿Que la economía colombiana creció 7 puntos en el último año?!!!! ¡Por favor, no me den esas noticias tan fuertes sin nada en los bolsillos!

Acá hasta los vendedores de hortalizas especulan con el precio del dólar, pero con la variabilidad de la misma crisis han decidido dejar de asumir el rol de economista de esquina para volver a lo suyo con los precios que son. La crisis sólo logró alborotar el (super)mercado colombiano durante los dos o tres primeros días, pero luego de la novedad ha saltado una de las características colombianas de los últimos tiempos: la indiferencia.

Sin contar alguna que otra portada de periodico mostrando la infeliz cara de algun corredor de bolsa en la muy lejana Wall Street de Nueva York, el grueso de los costarricenses: trabajadores, comerciantes, jóvenes estudiantes y amas de casa ni se dan por enterados del asunto.

Otra cara muy distinta se muestra entre los miles y miles de "gringos" que han colonizado nuestras playas con casas de lujo que ya no podrán mantener. Vamos, que lo mejor será que el Ministerio de Vivienda se las agencie para usarlas en sus proyectos de vivienda social. No hay mal que por bien no venga...

"Calgary quizás sea el único punto de Norteamérica donde la crisis no ha llegado, y quizás nunca llegue. Con un historial socioecónomico impecable, la ciudad de Calgary y la provincia de Alberta se mantienen a la cabeza del progreso canadiense debido a la riqueza que aportan la gran cantidad de suministros energéticos existentes.

La tasa de inversión más rápida, el mejor nivel de vida, el índice de empleo má elevado y la mayor renta per cápita de Canadá son algunos de los indicadores de prosperidad incluso en tiempos de crisis."

Mientras Obama y McCain llaman a la unidad de la nación para afrontar este mal momento, la universidad en la que trabajo registra un máximo histórico de alumnos matrículados, a cuarenta mil dolares por alumno y curso.

Mientras en los supermercados se forman colas enormes esperando a que la gente escanee puñados de cupones descuento y la Apple Store de Pittsburgh está siempre repleta de gente entrando y saliendo con bolsas. Parece que con la crisis las cosas tampoco cambian mucho por aquí: los ricos seran un poco menos ricos, y los pobres un poco mas pobres.

En China la crisis pasa por la profunda desesperación de un país que esperó toda una vida unos Juegos Olímpicos y vio como en escasas tres semanas desaparecía en el limbo.

Hoy los ciudadanos chinos buscan repeticiones televisivas, se reponen sus camisetas conmemorativas olímpicas y chascarrean por las calles lo que fue y duró casi tan poco como el record de los cien metros lisos. China añora otros Juegos, mientars tanto, propondrán que los próximos duren seis meses para evitar estos primeros compases de la depresión en un país sin psicólogos.

El pan y los alimentos básicos han subido este año como no lo habían hecho en más de una década. La inflación preocupa a los chinos pero su gobierno ya se encarga de controlar precios para que no crezca la desconfianza en el poder, el descontento y por tanto la inestabilidad. Ejemplo: El presidente Hu le dice a las petroleras chinas que vendan la gasolina a 0,50 euros para que el clase media que se ha comprado una moto no la tenga que dejar aparcada y retomar la bicicleta.

Cualquiera le dice al Sr. Li que va a tener que volver a pedalear para cruzarse Pequín a las 6 de la mañana, con diez grados bajo cero. El circo de los Juegos Olímpicos ha servido para crear un sentimiento nacional aun más fuerte, y depaso la propaganda en los medios chinos deja poco sitio para noticias sobre la crisis internacional o la subida de los precios de los alimentos. Y estos "circos" se van sucediendo: durante años las olimpiadas han sido el objetivo, este mes el paseo espacial nos ha tenido mirando al cielo, ahora estamos en una recien instaurada semana de vacaciones y llegaran la inauguración de la presa de Las Tres Gargantas o el aniversario de la reforma económica.

El Banco Hypo Real Estate ha sido el primero alemán tocado, aunque más sonada fue la metedura de pata de otro que transfirió por error 300 millones al por entonces ya difunto Lehman Brothers. Pero aquí en Baviera desde el domigo en cuanto a crisis de lo que se habla es de la crisis del CSU: por primera vez en más de cuarenta años no ha obtenido la mayoria absoluta, y va a tener que aprender a pactar. Mientras dure el Oktoberfest la cerveza corre por litros, a precio record, y con las carpas abarrotadas. ¿Nos llegara un resacón?

Los tailandeses se encuentran más preocupados por solucionar la crisis política en la que llevan metidos los dos últimos años que por la crisis financiera que agobia al resto del mundo. Además, como ya sufrieron el descalabro económico en el 97 esta crisis les pilla preparados y con las alforjas medio llenas, para ellos la caída no va ser tan dura. Yo mientras tanto, me froto las manos pensando en que este año, los hoteles de Phuket o Krabi notarán tanto el descenso de turistas europeos y americanos que a la fuerza bajarán sus precios, !es el momento de planear la escapada perfecta! Pero para mi desencanto, el Amanpuri de Phuket sigue pidiendo 400 euros por noche...¿Es que no se han enterado? Habrá que seguir soñando.

Café con crisis. Por la mañana me desperté y no había café en casa, ni pan, ni mantequilla, ni jalea, ni frutas, ni nada. Sólo una leche, ¿Pero sin café?... ¡Puaj! Salí con los últimos $10 del mes, entré al Super... y aunque hace tres semanas compraba café, mantequilla y pan con ello... hoy compré sólo: café! Llevé en coche a los niños al cole y sortié los mil agujeros que hay en la calle e igual casi tropiezo con un perro, su dueña y su carro de compras en una esquina sin semáforo.

Al volver mi marido estaba desayunando café con leche mientras miraba las noticias de Crisis, Crisis, Crisis del Primer Mundo. Serio, pensativo, desanimado... miraba y miraba absorto a la pantalla, hasta que en los anuncios se abstrae del hipnótico pesar y me mira profundamente serioooo y exclama ¿A dónde iremos a parar? luego... ¿A dónde está el pan? ¿Otra vez hoy comemos arroz? Otra vez a pelar la tarjeta de crédito... ¿Qué nos pasó este mes? Cada vez alcanza menos, directamente no alcanza, blablabla... Apreté mis tímpanos, abrí una revista de Mafalda y leí “No es cierto que todo tiempo pasado fue mejor. Lo que pasaba era que los que estaban peor todavía no se habían dado cuenta…

Crisis; puede. Nuestro lehendakari (presidente de autonomía) dice que, en el País Vasco, estamos más preparados que nadie para afrontarla. Pero en mi entorno de conocidos y clientes se han ido al traste dos grandes constructoras y otro par de ellas tienen serios problemas de liquidez. Eso, a su vez, afecta al trabajo de una persona muy cercana a la que ya le deben tres meses de sueldo.

Un familar, diseñador de moda se ha encontrado que, a pesar de marchar como un tiro su empresa, los bancos le niegan los créditos que siempre le concedieron para lanzar nuevas colecciones. El miedo se huele en el ambiente. Los restaurentes y los bares siguen llenos pero la gente tiende a ahorrarse el postre y ya no pide el vino gran reserva tan alegremente. El turismo que acude al País Vasco ha bajado un 7'2 en el último trimestre. Bilbao se mantiene como destino estrella y aquí casi no se ha notado la recesión. Las calles del Casco Viejo son un muestrario de sorprendidos turistas ante la costumbre del poteo tan popular por esta tierra.

"¿Estoy aquí por la crisis?", me pregunto mientras hago la colada por primera vez en una lavandería. (Me siento como en una peli de Isabel Coixet.) No, estoy aquí porque soy un Erasmus en París, donde todo siempre ha sido caro. Quizá ahora se acerca más gente a pedir vino durante los pic-nics (que es como se llaman aquí, más finamente, los botellones) en el Pont des Arts. Los parisinos ven la crisis por el lado bueno, un motivo más para practicar el deporte nacional: la huelga.

En Arabia Saudí y toda la región del Golfo Pérsico en general, los altos precios del petróleo han creado un exceso de liquidez y los proyectos más inverosímiles obtienen luz verde. La zona atrae a trabajadores de todo el mundo y los edificios más altos y espectaculares crecen a ritmo vertiginoso. Así que aquí de momento crisis nada de nada.

¡Crisis! La crisis del capital inexistente, la crisis de los especuladores y de aquellos que les damos sustento. Crisis de un mundo hecho a la medida de algunos y que no alcanza para todos.