Decenas de miles protestan tras los ataques con jeringuillas en región uigur

Pekín.-  Decenas de miles de chinos de la etnia Han se manifestaron en la región autónoma de Xinjiang, escenario en julio de las peores protestas étnicas en décadas en China con casi 200 muertos, condenando unos misteriosos ataques con jeringuillas contra los residentes chinos, informó hoy la prensa china.

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(EFE)

Varios creyentes musulmanes rezan en la mezquita Yanhan durante las oraciones musulmanas de los viernes en Urumqi, provincia de Xinjiang (China). EFE/Archivo

En la mayor manifestación registrada en Urumqi, capital de Xinjiang (oeste) desde julio, los manifestantes portaban pancartas y gritaban eslóganes contra la inseguridad ciudadana y pedían la dimisión de Wang Lequan, secretario del Partido Comunista en la región y, supuestamente, protegido del presidente Hu Jintao.

Según la agencia de noticias Xinhua y el diario independiente "South China Morning Post", las protestas se produjeron en diferentes áreas de la ciudad, y debido a sus dimensiones bloquearon las principales vías comerciales de Urumqi.

La protesta produjo también un fuerte despliegue policial.

"No sabía que iba a haber una protesta, pero cuando la vi, decidí unirme. Estamos muy decepcionados porque el gobierno no puede garantizar nuestra seguridad", señaló un residente apellidado Ma al diario hongkonés.

Esta nueva protesta fue desatada por unos ataques con jeringuillas hipodérmicas contra los transeúntes de los que la agencia oficial china informó ayer sin especificar la etnia o identidad de los atacantes.

La Televisión de Xinjiang informó el miércoles de que 476 personas habían sido tratadas en los hospitales debido a estos ataques, y que la mayoría de víctimas (433) eran de etnia Han y el resto uigures.

Los informes hospitalarios señalan que ninguna de las víctimas resultó contagiada por enfermedad alguna o intoxicada con químicos, un extremo confirmado por el responsable de asuntos políticos en la región, Zhu Hailun.

Sin embargo, los manifestantes de ayer señalaron que la cifra de víctimas no era real, un extremo que no se puede contrastar debido a que, desde los disturbios del 5 de julio pasado, la única información disponible es la oficial, ya que las autoridades cerraron el acceso a internet y no se pueden recibir mensajes de texto a través de móvil.

"No creemos que sólo 476 personas fueran atacadas. He oído que eran por lo menos 800", señaló el manifestante apellidado Ma.

Según Xinhua, un total de 21 personas han sido detenidas por estos ataques con jeringuillas, aunque el secretario Wang informó a los manifestantes de unas 30 detenciones.

A diferencia de julio, cuando murieron por lo menos 197 personas, según el recuento oficial, y otras 1.600 resultaron heridas, las protestas de ayer fueron pacíficas, y los manifestantes pedían "estabilidad" y "castigar a los delincuentes".

Sin embargo, testigos presenciales señalan que los manifestantes chinos lincharon por lo menos a un uigur al que acusaron de ser uno de los atacantes con jeringuillas y que fue ingresado en el hospital.

La agencia Xinhua informó de que la situación ha regresado hoy a la normalidad.

Por su parte, la Asociación Uigur Americana (UAA, siglas en inglés), pidió en un comunicado a las autoridades chinas que garantice la seguridad en Xinjiang, también llamado Turkestán Oriental, después de las manifestaciones de ayer.

La líder del grupo, Rebiya Kadeer, a quien Pekín acusa de haber provocado las protestas de julio, señaló que "es decepcionante que Wang Lequan no escuchara las quejas de los uigures el 5 de julio, lo que habría aliviado las tensiones" en Xinjiang, donde menos de la mitad de los 20 millones de habitantes son uigures, de origen turco y credo musulmán.

Las disculpas ofrecidas ayer a los chinos por parte de Wang indica "un doble rasero" en la forma de tratar a las diferentes etnias, agregó.

Las nuevas protestas en Urumqi se producen durante el mes del Ramadán cuando, según UAA, las autoridades chinas están impidiendo el ayuno a los uigures musulmanes, una medida que está exacerbando las tensiones en la región.