WASHINGTON, D.C.- Las redes sociales acaban de superar a la pornografía como actividad número uno de los internautas de Estados Unidos. YouTube aloja 100 millones de vídeos y ya es el segundo buscador más utilizado sólo por detrás de Google. Los usuarios de Facebook comparten cada día un millón y medio de fotos, vídeos, noticias, comentarios y links. Pero el asunto no acaba ahí: una de cada 8 parejas estadounidenses casadas en 2008 encontró a su media naranja en una red social.
Los números también asustan si comparamos las redes con los medios de comunicación. A la radio le costó 38 años conseguir 50 millones de oyentes en Estados Unidos. A la televisión, 13. A Internet, cuatro. Al iPod de Apple, tres. Facebook logró 100 millones de usuarios en sólo 9 meses.
Las redes sociales no sólo han conseguido captar nuestra atención más rápido que ningún otro avance. Los usuarios cada vez pasan más tiempo en ellas, modifican sus hábitos y, en esta transición, hacen que organizaciones, medios de comunicación y cualquiera con un perfil público tenga que transformar su forma de trabajar. Las empresas, por ejemplo, necesitan proteger su marca en internet y comienzan a usar las redes para aprender sobre sus consumidores. Las organizaciones tienen en las redes sociales el distribuidor perfecto para promover proyectos y captar nuevos afiliados.
El resultado de este aumento de tiempo que pasamos en las redes ya tiene su reflejo en la publicidad. Según una investigación publicada el pasado miércoles por la organización comScore, el 21,1% de los anuncios en internet aparece justamente en estas webs. Y sólo MySpace o Facebook acaparan el 80% del total. Son datos de Estados Unidos y referentes al mes de Julio, pero nos dan una idea de la dirección que lleva la publicidad online.
En el caso de los medios de comunicación, ya pueden olvidarse de que estas redes son el enemigo que les ha robado la magia de ser el primero en contar la noticia. Ellos necesitan a las redes sociales. Son un altavoz, el camino para captar nuevas audiencias, un foro de aprendizaje donde conocer las costumbres, intereses y motivaciones de los lectores, y una fuente de recursos interminable.
En Estados Unidos, algunos como el Washington Post trabajan desde el año pasado para promover contenido fuera de su página. Los reporteros tienen su perfil personal para hablar con los lectores y recomendar sus noticias; los editores distribuyen artículos en su red de amigos; el defensor del lector recoge comentarios dentro y fuera de las páginas de la versión online del periódico... Es como si se hubieran parado a escuchar a cualquiera que tenga algo que decir sobre sus noticias en medio de la calle. Lo que hace unos años era imposible por inabarcable, las redes sociales lo hacen posible.
"La explosión del uso de redes sociales ha cambiado nuestra relación con las noticias. Ya no son algo que recibimos pasivamente. Ahora participamos en las noticias, reaccionamos a ellas y las compartimos", declaró Arianna Huffington el día del lanzamiento de HuffPost Social, una red social 'de noticias', fruto de la integración entre Huffington Post y Facebook.
Gracias a su alianza con Facebook, cada vez que un lector de Huffingtonpost.com pone un comentario en un artículo, puede hacer que aparezca también en su página de Facebook. Los lectores saben del mismo modo qué acaba de consultar el usuario al que siguen dentro de Huffington Post. ¿Qué se consigue con esto? Huffington Post distribuye su contenido dentro y fuera de sus páginas gracias a los comentarios —1.700.000 sólo el mes pasado— y recomendaciones que los usuarios hacen a través de Facebook. Por otro, la red social consigue una excusa más para que los usuarios entren en su sitio antes que en cualquier publicación digital.
Cada vez son más los que repasan el perfil de sus amigos en Facebook, ven qué páginas acaban de visitar y pinchan en el link para leerlo ellos mismos
El paso dado por Huffington Post responde a los últimos cambios en el comportamiento de los internautas. Antes nos dirigíamos a la web de un medio de comunicación y, después —y a veces— comentábamos. Ahora cada vez son más los que repasan el perfil de sus amigos en Facebook, ven qué páginas acaban de visitar y pinchan en el link para leer ellos mismos la información. Después, vuelven a la red social y comentan.
Jesús Encinar, director ejecutivo de Idealista.com, analizaba hace unos días en su blog cómo cambia el tráfico de lectores. Si hace un tiempo llegaban de lectores automatizados tipo RSS, ahora llegan desde redes sociales. Y esto afecta también a los comentarios: "Antes la gente respondía en el blog, ahora me responden por Twitter o Facebook", escribió Encinar.
Las conversaciones han viajado desde las páginas donde el internauta lee la noticia hasta las redes sociales, porque es ahí donde los usuarios se sienten más cómodos. Tienen la sensación de que sus palabras quedan 'entre amigos'. Los comentarios publicados en un medio de comunicación pueden ser leídos por cualquiera. Pero si lo escribimos en nuestro perfil, sólo será visible para aquéllos que nosotros hemos elegido.
La red social integrada en el medio aporta un factor clave para las redacciones. Los periodistas son un usuario más al que los lectores pueden consultar. Pueden comentar sus artículos y obtener una respuesta directa. ¿Cuántas veces has querido preguntarle directamente a un columnista? ¿Cuántas le has hablado a la radio? En estos casos es tan sencillo como buscar el perfil del autor de la noticia y le tendrás un poco más cerca.
En las redes sociales integradas en un medio, los periodistas son un usuario más al que los lectores pueden consultar
Cómo aprovechar todas estas oportunidades depende de los responsables y de sus redacciones. Por un lado, los medios pueden conocer y dialogar mejor con la audiencia. Por otro, las redes permiten que los ciudadanos y lectores contribuyan en la creación de contenido. El primero de los medios de comunicación en utilizar esta técnica fue el diario estadounidense USAToday, que la bautizó como crowdsourcing (algo así como buscar fuentes de información entre la gente).
Antes del verano, vimos como The Guardian convertía a los ciudadanos en fuentes de información cuando les invitó a indagar en un documento con detalles sobre los gastos del primer ministro británico. El diario consiguió alistar a 20.000 voluntarios que, asistidos por un equipo de periodistas, pusieron su curiosidad al servicio de una de las exclusivas de la década en Gran Bretaña.
Es una vuelta de tuerca más a las encuestas de opinión entre usuarios. Ya nadie pregunta qué te han parecido los datos sobre los gastos de los mandatarios de tu país. Ahora un periódico te invita a ayudarle a encontrar cuánto se gastaron y en qué.
El último ejemplo son los documentos recién desclasificados en Estados Unidos con detalles sobre técnicas de interrogación de la CIA. Medios como el Washington Post o el New York Times publicaron en su web el documento al completo. Los lectores tienen acceso a las 259 páginas con toda la información oficial. Más allá de la noticia en la que estos dos diarios explicaban lo que significa el informe en la investigación de casos de torturas, pidieron en Twitter y Facebook a sus seguidores que les contasen lo que más les llamaba la atención de éste. Algunos descubrieron que los nombres de los interrogados a veces no coincidían con el de los fallecidos y pidieron al New York Times que aclarasen si se refería a la misma persona.
Si faltan reporteros pateando las calles y en contacto con los problemas de los ciudadanos, ese hueco lo puede llenar un grupo de lectores
Las mismas técnicas sirven a los medios para cubrir información local que han dejado fuera de sus páginas. Si faltan reporteros pateando las calles y en contacto con los problemas que afectan todos los días a los ciudadanos, ese hueco lo puede acabar llenando un grupo de lectores que se aprovecha de la inmediatez de la red social para contarle al periodista el abandono de una zona de ocio en la ciudad, el transporte público que no llega a una zona residencial o las dificultades de acceso a un centro de salud.
Los más rápidos ya se han dado cuenta. Los blogs de información del New York Times tienen un sistema para que los ciudadanos puedan denunciar desde calles mal asfaltadas hasta problemas en el servicio de recogida de basura. La labor del periodista está en comprobar la situación y cubrirla con el mismo rigor que cualquier otra noticia. En el caso de The Local, del diario estadounidense, las denuncias en una calle de un barrio de Nueva York consiguieron que arreglaran el asfalto dos días después de que aparecieran en el blog. Mediante la colaboración con los medios, los ciudadanos vuelven a ponerlos a su servicio. Sólo hay que abrirles la puerta.
[P.D: y en soitu, además de mantener el contacto con nuestros lectores/seguidores en twitter y Facebook, acabamos de lanzar nuestra propia red social, UTOI].
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