Ramazán Bashardost, de una tienda de campaña a tercero en intención de voto

Kabul.-  Desde una tienda de campaña frente al Parlamento, el candidato hazara Ramazán Bashardost se ha elevado al tercer puesto en intención de voto en las elecciones presidenciales de mañana en Afganistán.

ampliar foto

(EFE)

Al viejo militar retirado Sangin Mohamed Rahmani le niegan el paso en los puestos de control de Kabul, sin saber que pese a su sencillo aspecto y su vehículo, una bicicleta de segunda mano, es uno de los candidatos a la Presidencia afgana en las elecciones de mañana. Rahmani es uno más entre los 41 de los candidatos, dos de ellos mujeres, que se presentaron a las elecciones.

"Hamid Karzai sólo quiere conservar el poder y para ello se ha atraído a los señores de la guerra", dice a Efe este candidato, que ha hecho campaña sin escolta, con un mensaje simple y directo, y un estilo de vida tan sencillo como el del hombre de la calle.

Bashardost, de 48 años, doctorado en Toulouse y ex ministro de Planificación hasta que se enemistó con Karzai a cuenta del papel de las ONG extranjeras en el país, recibe a Efe sentado en una silla de terraza dentro de su tienda y empieza la entrevista con una pregunta.

Bashardost - ¿Cómo se pronuncia en inglés la palabra "complot"?

Agencia Efe - ¿Por qué lo pregunta?

R.- Porque creo que hay gente preparando cosas contra estas elecciones, gente que está intentando engañar.

P.- ¿Se refiere al actual presidente?

R.- Probablemente.

P.- ¿Ha intentado Karzai conquistar su apoyo?

R.- No, no. Lo que creo que está intentando es una especie de fraude electoral, para obtener una mayoría suficiente mañana mismo.

P.- ¿Tiene pruebas?

R.- Se ha publicado un sondeo pagado por el Partido Republicano estadounidense. Creo que están intentando preparar el terreno para hacer creer al pueblo afgano que Karzai tiene el apoyo de la mayoría. Pero yo he visitado 27 provincias y por lo que he visto eso es falso.

P.- Le pregunto por pruebas prácticas: manipulación de papeletas, registros falsos...

R.- No tiene que ver con las papeletas. Es más bien que tratan de dirigir el voto de los afganos, hacerles creer que Karzai tiene la mayoría y que, si no le votan, estarían con los perdedores.

P.- Hace dos meses, nadie apostaba por usted. ¿Qué ha cambiado?

R.- Los embajadores y los representantes extranjeros no me querían en la escena afgana. Saben que tengo secretos, que puedo revelar casos de corrupción. Debo decirle que las embajadas están directa o indirectamente involucrados en la corrupción. A Afganistán han llegado 31.000 millones de dólares, según el viceministro de Finanzas. ¿Dónde están? Puede usted ir a la embajada americana y hablar con el director de las ayudas. Le dirá que han construido cientos de escuelas, pero no podrá darle las direcciones. Lo que ha cambiado es que ahora la gente sabe que soy el único político limpio de Afganistán.

P.- Su antipatía por las ONG, ¿es extensiva a las tropas?

R.- Si llego al poder, antes que nada quiero proteger las vidas de los soldados estadounidenses, o españoles, ingleses o franceses. Si construyo un Estado limpio y echo del poder a los enemigos de los talibanes, se acabará el conflicto. Los talibanes no luchan porque haya estadounidenses o españoles, sino porque sus viejos enemigos han vuelto al poder. En 1994, cuando iniciaron la guerra, no había soldados extranjeros en Afganistán.

P.- ¿Puede prometer el fin de la guerra?

R.- Absolutamente. No es sólo una promesa, sino una responsabilidad. Construiré un Estado en el que a los talibanes no les queden razones por las que luchar. Y le diré al director del ISI (servicios secretos paquistaníes): "Señor, ha luchado mucho para llegar hasta su puesto". Le diré que se esfuerce por disfrutarlo y tener una buena vida. Porque si sigue dejando huérfanos a los niños afganos, a sus hijos les ocurrirá lo mismo un día.

P.- ¡Pero esto es casi una amenaza de guerra a Pakistán!

R.- Estamos en guerra desde el momento en que los niños afganos quedan huérfanos y las mujeres viudas. Pero yo no soy como Karzai, que llora y se conduele. Yo no soy como otros que creen que la solución es matar a un soldado paquistaní. Hay que encontrar al responsable último, e incluso si éste huye, enviaré un comando para encontrarlo y traerlo vivo o muerto a Afganistán. Es la única forma de parar la guerra.

P.- ¿Cuál es su sueño para Afganistán?

R.- Lo que quiero es construir con los demás Estados de la región una zona al estilo de Europa. Irán, Pakistán y Afganistán tienen tres monedas, que sirven para comprar tres plátanos en tres países donde sigue habiendo hambre. Debemos seguir la lógica de la paz.

P.- Así que su receta pasa por la reconciliación.

R.- Primero, dejen que las elecciones sean libres. Cuando el hombre del pueblo llegue al poder, podrá construir un Estado sin corruptos, traficantes de droga, sin señores de la guerra, sin discriminaciones. ¿Por qué he pasado a ser tan popular?. Si construimos este estado, el 99 por ciento de los talibanes no tendrán más razón por la que luchar. Si Karzai, Abdulá o Ghaní llegan al poder, no encontraremos la paz. Los afganos lo saben: yo he ido sin escolta a sitios donde los estadounidenses no entran y me acogieron como a un príncipe.

P.- ¿No teme que le pase nada?

R.- No hay ningún país extranjero ni ningún afgano que me quiera matar. Saben que yo quiero el bien de mi país y que no quiero que sea utilizado contra otros países. Quienes vienen, lo hacen para escucharme. Los demás candidatos dan dinero o buenas comidas. Así que los apoyos son a las comidas, no a los candidatos. Mire, cuando viajo, no duermo en hoteles. Instalo mi tienda y como y duermo en las casas de la gente.