El otro día estuve en la exposición del premio al mejor libro de fotos de esta edición de Photoespaña. A mí me parece la mejor exposición. Será que es porque me encantan los libros. Será porque veo más fotos en menos tiempo, o porque, además de fotos, veo diseño, edición, conceptos. Para mí es una orgía de emociones el ojear decenas de libros de alta calidad en tan poco tiempo. Además me dedico a leer los créditos y a ver quién y cómo han hecho los participantes, sus libros. Y es que hacer un libro es maravilloso, pero no es fácil.
La edición de libros de fotografía vive hoy su mejor momento.
Ahora, que todo el mundo sabe hacer fotos bonitas y que siempre hay alguien con un móvil más cerca del acontecimiento espectacular —y no un enviado especial—. Ahora que el valor de cada una de las fotos que se hace en el mundo es próximo a nada; ahora, que sospechamos que la fotografía artística de galería está alimentando una gran burbuja especulativa, vuelve —o nunca se fue— el libro. Y viene con más fuerza que nunca.
Todo el mundo quiere hacer un libro. Y es normal. El escaso espacio que hay en los medios impresos no se corresponde con la longitud media de los ensayos o producciones artísticas que hacen los fotógrafos. Entre otras cosas porque hoy hay muchos más fotógrafos que nunca. Y porque hay gente que no son fotógrafos, pero que tienen cosas que contar a través de las fotos. Saben hacerlo y quieren hacerlo.
Ya no vale con un porfolio. Queda cutre. ¿Y una página web? Sí, está bien, pero no es el soporte ideal para sumergirse en una historia fotográfica de gran calado. Cuanto más online es el mundo, más nos gusta, quizás a los que ya no somos jovencitos, tocar el papel. Olerlo y oírlo. Nos gusta leer sin oír zumbidos, sin mirar la batería y sin estar pegado a un cable. Queremos llevarnos el libro al cuarto de baño y al jardín. No queremos teclear, que es trabajar. Queremos leer. Textos y fotos.
Los mejores libros del año se exponen en El Matadero.
Pero, ¿cómo se hace un libro? ¿cómo se diseña?, ¿quién lo imprime?, ¿quién lo distribuye?, ¿cuántos ejemplares hay que hacer? Y lo más importante: ¿por qué quieres hacer un libro?
Lo primero es asegurarse de que tenemos un contenido interesante para los demás. Las librerías están llenas de libros malísimos. No hacen falta más. Si no es necesario, ahórrate el esfuerzo y ahórraselo a los demás. Tú ya conoces tu proyecto. Un libro sirve para que otros lo conozcan. Asegúrate de que tienes un público. Quizás pequeño, especializado, pero un público. Es muy poco probable que un libro con las mejores 500 fotos de tu bebé llegue a despertar en los demás el mismo interés que en ti mismo. Antes de lanzarte, enséñale el proyecto a varias personas y analiza cómo reaccionan. Y no te ofendas. Aprende de lo que te dicen.
Si tu proyecto es muy bueno, puedes llamar a una editorial y conseguir que te atiendan. Que vean tu proyecto y que lo evalúen. Si es muy bueno y tienes suerte, lo adoptan y ellos se hacen cargo de todo. Si es muy bueno y no tienes suerte, te dirán que la cosa está muy mala y que no es el momento para este proyecto.
Antiguamente estas presentaciones se hacían con un montón de fotos metidas en una caja de cartón. Hoy por hoy se espera que presentes una maqueta física lo más parecida posible a lo que sería tu libro ideal. Esto puedes hacerlo imprimiendo en tu casa, usando el cúter y mucho spray adhesivo, o bien puedes encargárselo a una empresa. En Madrid puedes ir, por ejemplo, a Cromotex. Ellos te harán un presupuesto y una maqueta que será como un libro terminado.
Claro, que para eso, tienes que haber diseñado tú el libro. Así que es necesario haber visto muchos libros y haber desarrollado capacidad y gusto para diseñar. Verás que los libros de verdad parecen de verdad porque los han diseñado diseñadores de verdad. Los libros cutres, a menudo los han diseñado sus propios autores.
A menos que seas un autor completo, que sabe de todo, dependerás de otras personas. Aunque la verdad es que hoy por hoy, los fotógrafos, a menudo, tienen experiencia en el mundo del diseño y la maquetación. La necesidad agudiza el ingenio. Yo acabo de aprender a hacer páginas web, porque estaba harto de depender de los demás para tener la mía al día y como a mí me gusta.
El catálogo de la editorial Steidl es uno de los más cuidados del mundo.
Además de llamar por teléfono a una editorial, hoy es muy frecuente que la gente se ponga en contacto con editores a través de las rondas de visionados de porfolios que se suceden por todo el mundo, durante todo el año. En Photoespaña, el premio Descubrimientos y el programa Campus es, sobretodo, la oportunidad de ver a una serie de personas a las que presentarles tu proyecto, con un fin concreto y específico.
En el festival de Arles, en el de Nueva York… en todos ellos existen estas rondas. Te apuntas, miras en la lista de gente disponible y seleccionas a los que te interesen. Tendrás unos 20 minutos con cada uno de los que te atiendan, para convencerles de que te publiquen el libro, o de que te hagan una exposición. Y atentos, la gente cruza el Atlántico para estas cosas.
La competencia es feroz. Para ver 20 minutos a Michael Mack, el editor de Steidl Mack, hay gente que viaja de Japón a París. Así son las cosas. No es fácil, no lo es. Ya dije que miraras bien si tu proyecto merecía la pena. Puede que conozcas a alguien y que no te haga caso, pero puede que te haga caso dentro de 2 años, si tu proyecto ha mejorado y sigues insistiendo.
Si finalmente encuentras una editorial que quiere hacer tu libro, lo primero que haréis será hablar de dinero. De cuántos ejemplares hacéis, de si se imprimen en España o en China (donde es más barato, pero tienes menos control del proceso) y de dónde se quiere distribuir: librerías de fotos, generalistas, museos, quioscos… recuerda que tenías que tener un público específico. No te olvides de si lo quieres en varios idiomas para repartirlo por el mundo. Las editoriales no invertirán fácilmente en un libro si no ven posibilidad de retorno económico. Esto hay que saberlo.
Así que si tu proyecto es muy personal, lo normal es que busques a un patrocinador, que puede ser una empresa privada o una institución pública. Si no encuentras patrocinador, es posible que tengas que participar de los gastos, y en cualquier caso, el reparto de beneficios no irá muy a tu favor. Hacer un libro no es un negocio. Es una necesidad artística irrefrenable.
Tienes que estar completamente convencido que el esfuerzo te va a compensar tanto en tu espíritu como en tu carrera. Es un poco como tener un yate. Todos querrán ir a tu fiesta, pero el yate lo tienes que cuidar tú. Bueno, a menos que hagas un libro con, por ejemplo, los mejores atardeceres de Mallorca y entonces encontrarás muy fácilmente, el patrocinio del Govern Balear y sólo irán ellos a tu fiesta. Y grosso modo, hasta aquí, la manera difícil de publicar un libro. Ahora os cuento la fácil.
Como en estos años ha proliferado muchísimo la publicación de libros con proyectos personales no comerciales, ha aparecido muchas empresas de edición que se dedican precisamente a eso: A hacer tiradas pequeñas, de 500 ejemplares, o de 50, en impresión digital, que es mucho peor que el offset, pero es suficientemente buena para muchos.
Blurb permite editar nuestros libros con calidad.
Es una manera de imprimir muy barata, para que cada cual tenga su libro. Fotógrafos, aventureros, ilustradores, ornitólogos aficionados… todos piensan en publicar un libro que les saque del anonimato. Por suerte, alguien ha puesto los medios para que ese sueño se cumpla. No hay nada más rentable que dedicarse a cumplir los sueños de la gente. Los sueños no tienen precio para quien sueña.
La empresa de autoedición más conocida es Blurb. En España tenemos bubok, que recientemente han dado un gran salto empresarial al llegar a un acuerdo con la Biblioteca Nacional, por el que dan servicio de reproducción de libros originales de todos sus fondos, por encargo de cualquiera. En sólo unos días y por muy poco precio. Nuevos tiempos, nuevos negocios.
Así que les mandas las fotos, te enseñan modelos de libro, apruebas un boceto por Internet, pasas la tarjeta y te llegan 500 libros a tu casa. Bien hechos y muy baratos. El sueño cumplido.
Pero ahora viene el lío. ¿Qué hago con 10 cajas enormes de libros en casa? Para cuando hayas repartido 100 entre tus amigos, familiares y conocidos, serás famoso como 'el pesado del libro'. Y además, aún te quedarán 300 que repartir. Con la distribución hemos topado. Lo que nadie te cuenta es que ése es y no otro, el principal problema del mundo editorial. Distribuir es muy caro.
Distribuir en todo el mundo es imposible, si no tienes acuerdos comerciales para ello. Distribuir en los sitios adecuados para tu obra requiere mucho conocimiento y profesionalidad. Por eso hacerse un libro de bubok no es ni parecido a pasar todas las calamidades que te obligan a pasar las grandes editoriales. Bubok o Blurb son un poco como Internet: hay de todo. Sin discriminación. Por lo tanto, es imposible tener una mínima guía de calidad.
A eso se dedican, entre otras cosas, las editoriales: A no publicar más que aquello que cumple con unos mínimos de calidad, a garantizar un diseño de primera, calidades de producción y sobre todo, se dedican a ponerlo en las librerías adecuadas. Por eso hay editoriales buenas y editoriales malas. Por eso no todos quieren hacer su libro en Blurb.
Os pondré un ejemplo impresionante. Steidl, la editorial de libros de fotos de referencia en todo el mundo, se permite no publicar más que libros que considera de interés artístico muy elevado, con unos criterios de calidad extraordinarios y con una distribución absolutamente perfecta. ¿Cómo es posible, si los libros de fotos raros no los compra nadie? El señor Gerhard Steidl es dueño de los derechos de toda la obra de Günter Grass. Tiene una fuente de ingresos garantizados, al margen de las ventas de libros. Como se puede apreciar, las cosas siempre son más complicadas de lo que uno imagina.
Pues si quieres ver cumplido tu sueño, aunque no te vaya la vida en ello, los libros a medida tipo Blurb o bubok son tu opción. Hazte una tirada pequeña para no sufrir con la distribución y disfrutarás de la sensación de ser un autor publicado. Ojo, que Martin Parr es un gran fan de la autoedición. Claro, que no necesita que una editorial le avale. Él es aval para las editoriales.
Si tu proyecto es seguir en el mundo de los libros, afianzar una carrera y entrar en un circuito selecto y exigente, ármate de paciencia y tragaderas y emprende el camino de la editorial. Busca cuál es la editorial que se adapta mejor a tu proyecto y persevera hasta el fin, pase lo que pase.Y si no, haber elegido una profesión más sencilla.
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