Ramón Vargas y Ángela Marambio, dos grandes voces latinas para Verdi

Londres.-  El tenor mexicano Ramón Vargas y la soprano chilena Ángela Marambio están felices tras el ensayo general de "Un Ballo in Maschera", de Verdi, que cantan juntos en el Covent Garden londinense el próximo viernes bajo la dirección musical de Maurizio Benini.

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(EFE)

El tenor mexicano Ramón Vargas (en la imagen) y la soprano chilena Angela Marambio afirmaron a Efe estar felices tras el ensayo general de "Un Ballo in Maschera", de Verdi, que cantan juntos en el Covent Garden londinense el próximo viernes bajo la dirección musical de Maurizio Benini.

"Es una parte muy larga. Hay que tener resistencia para llegar al aria 'Forse la soglia attinse' del tercer acto", afirma Vargas a EFE en su camerino, donde le acompaña Marambio, que aparece junto a él en el papel de Amelia.

"Es la ópera más hermosa para un tenor. 'Don Carlos' es igualmente hermosa, pero no tiene arias, es más desagradecida", comenta Vargas, quien señala como cantante de referencia en "Un Ballo...." a Luciano Pavarotti.

"Tenía la voz perfecta para el primer Verdi. Muy exuberante, flexible, rica de armónicos", explica Vargas, que dice descubrir siempre nuevas facetas al personaje de Riccardo, con el que debutó en México en 1998 y que ha hecho luego en muchas otros lugares.

"Es un personaje muy humano, con emociones y sentimientos -amor, traición y arrepentimiento- que son totalmente actuales. Y ésa es una de las razones por las que la ópera sigue gustando mucho", afirma.

Ángela Marambio por su parte dice de su personaje, Amelia, la esposa de Renato, brazo derecho de Riccardo, que "es una mujer muy ligada a las reglas sociales, muy convencional, esposa y madre fiel que en un momento de debilidad se enamora" de Riccardo.

"Es un rol difícil para una soprano", señala Marambio, y Vargas interviene: "Ángela es muy modesta. Es un rol bestial, un rol para matar".

Un papel que, al igual que ocurre con el del tenor, "exige cuidarse" para un aria "tan sensible y delicada como 'Morrò ma prima in grazia", agrega la cantante chilena, quien destaca también la tremenda calidad de la parte orquestal.

Preguntados por sus próximos retos, Marambio explica que está totalmente volcada en otro Verdi, "Stiffelio", que hará en enero en la Metropolitan Opera de Nueva York con José Cura, mientras que Vargas cantará en ese mismo coliseo "La Damnation de Faust", de Berlioz, que antes sólo ha hecho en versión concertante en Viena.

"Es una partitura muy delicada y diferente", explica el tenor mexicano, quien dice gozar mucho al cantar en francés, "aunque si no se hace bien en ese idioma, la música puede quedar aburrida o melosa, pues hace falta una buena cocina".

A otra pregunta de EFE, Marambio y Vargas coinciden en que hay muy buenas voces en Latinoamérica y el mexicano afirma que "si se dan las condiciones económicas y sociales, puede salir una buena camada de cantantes".

Para la soprano chilena, las voces latinoamericanas "gustan mucho al público. Expresamos mejor nuestras emociones".

El tenor mexicano es, sin embargo, crítico con la política cultural de su país, donde "las cosas funcionan porque sí, porque Dios es grande".

"No hay estrategia de ningún tipo y dejar a un lado la parte cultural de un país es ponerse la soga al cuello", dice el tenor, que echa de menos que las empresas o instituciones que se dedican al mecenazgo no puedan "hacer las deducciones" fiscales que convendría.

Mucho más optimista se muestra su colega chilena sobre el funcionamiento de la cultura y el apoyo oficial que recibe en su país, aunque teme lo que pueda ocurrir con la crisis económica.

Tanto Vargas como Marambio critican las presiones a las que están sometidos muchas veces los jóvenes cantantes, a los que no les da tiempo a que maduren sus voces.

"Hay que ser muy inteligente en esta carrera y elegir un repertorio cuidadoso con la voz porque se puede uno engolosinar y terminar envuelto en un torbellino", comenta la soprano chilena.

Y Vargas está de acuerdo: "El moderno star-system se basa sobre todo en la economía y a muchas casas discográficas no les importa si hay tiempo o no. Ven a alguien con capacidad y si le eligen, lo exprimen".

"Hay quien tiene mucho jugo y aguanta, pero otros tiene problemas. Es un sistema fascinante y cruel a la vez", agrega.

Sobre el fenómeno de los tres tenores, Vargas recuerda que cuando comenzaron a cantar en ese tipo de espectáculos, Pavarotti, Domingo y Carreras "ya estaban maduros y conocían muy bien su instrumento".

"Hoy se trata de repetirlo con cantantes que tienen veinte años menos que aquéllos entonces y que no han tenido tiempo de madurar. Pero un cantante es como una planta. Hay que dejar que crezca de modo natural. No hay que poner abono artificial para que lo haga más rápido", dice el tenor.