Sociedadcableada, por Juan Varela
Un blog sobre los nuevos ciudadanos y medios digitales
Ayudas a la prensa, pero de calidad contrastada. Los periodistas británicos exigen, como en otros muchos países, ayudas para la prensa local, una de las más golpeadas por la crisis. Entre sus ideas están las ventajas fiscales para los compradores de buena prensa y fijar unos criterios para medir la calidad. Eso sí, como en tantos otros lugares, no parecen confiar en que los lectores vuelvan a comprar diarios.
Hay que hacer algo por ella.
"¡Es una emergencia!", clamaba Polly Toynbee a favor de la prensa local. Pero la reputada columnista de The Guardian —grupo propietario de una cadena de diarios locales— recibía en los comentarios un terrible varapalo de los lectores, indignados con una prensa a la que dedicaban todo tipo de acusaciones de soberbia, extorsión, abuso de poder, mal periodismo, etc. La reacción contra una gran parte del periodismo escrito que se repite en tantos lugares del mundo.
Los periodistas ingleses buscan cómo mantener sus puestos de trabajo y el National Union of Journalists (su sindicato) presenta un plan para salvar los medios locales en el que intenta definir cuáles podrían aspirar a una marca de calidad que justifique las ayudas.
Como otros planes presentados en Francia, España o Estados Unidos no dejan de apelar al dinero público para salvar los medios locales y se vuelve a repetir la desconfianza en que el periodismo local pueda sostenerse con su audiencia, tanto por la publicidad como la difusión de pago. Una falta de confianza que quizá invalida el instinto de supervivencia y la imaginación necesaria en momentos de crisis.
Los periodistas británicos quieren que se consideren medios de calidad a los que reinviertan una proporción determinada de sus beneficios en información, mantengan ciertos ratios de periodistas por cada redacción y por contenido original producido, se comprometan a mantener las cabeceras y su paginación, y sean vigilantes con la cara de trabajo y el stress de sus empleados.
Para los que cumplan, el sindicato de periodistas, apoyado ya por 130 diputados, demanda relajar las limitaciones a la concentración multimedia, mantener el canon que financia a la BBC, implantar un impuesto sobre los medios que no produzcan contenido original (buscadores, agregadores, medios comerciales, etc.), ventajas fiscales para los medio y para sus suscriptores, primar a esos medios de calidad con la publicidad institucional y subvencionar la formación de los periodistas.
Quizá nada que no se haya intentado antes. Pero llama la atención esa iniciativa de definir qué periodismo merece ser salvado sustituyendo el juicio del público por un criterio de calidad como los que se discuten desde hace años en la prensa sin consenso entre los propios periodistas.
Cuesta pensar que sea el mismo criterio que acabe animando a la audiencia a sostener a los medios, aún con ventajas fiscales incluidas.
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Juan Varela es periodista y bloguero.
La vida real y virtual en el ciberespacio y la actividad de los nuevos ciudadanos digitales. Una exploración de la vida cuando todos podemos ser medios. Los desafíos de la democracia y la ciudadanía digital. La cibercultura y las ideas que animan la vida digital y las identidades de dominio público en la era del ciborg sentimental.
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