Mirar al cielo desde un místico agujero

CÁDIZ.-  La fundación Montenmedio Arte Contemporáneo (NMAC) de Cádiz ha inaugurado la primera obra estable de James Turrell en España, 'Second Wind', una ventana al cosmos que sitúa al museo andaluz en el recorrido de los 'skyspaces' del artista.

Víctor Iglesias

"¿Pero hay una malla?", "No. Hay un cristal", "No. Es una especie de techo blanco". Las preguntas se suceden mientras el visitante, cabeza erguida, se devana los sesos intentando desentrañar el misterio sobre su cabeza. El misterio oculto nada menos que tras el cielo, desconocido de tan desnudo. La obra de Turrell, un proyecto 'site specific' que se ha convertido en el nuevo foco de atracción del que es uno de los museos más ambiciosos y desconocidos de este país, el parque de esculturas contemporáneas situado en la dehesa de Montenmedio, en Cádiz, a apenas unos minutos de las localidades de Barbate y Zahara de los Atunes.

La obra de Turrell es un ingenio arquitectónico excavado bajo tierra. Una estupa rodeada de agua a la que se accede por un túnel desde el exterior y que guarda dentro de sí todas las fascinantes variaciones de la luz natural. ¿Y qué es una estupa? Una cúpula extraída de la arquitectura budista que, por su forma y posición, produce el efecto óptico de acercar el cosmos al espectador. Una puerta a lo místico, para que nos entendamos.

La fascinación está asegurada. El delirio tras los conceptos, también. "Turrell nos ha enseñado a mirar al cielo, nos ha hecho menos racionales y más sensoriales", afirmaba la directora e impulsora de la fundación, Jimena Blázquez, durante el acto de presentación que reunió a la crema y nata de la cultura andaluza y contó hasta con representación internacional, todos ellos tacones en mano o hundidos en la tierra, en mitad de la fauna y la flora de la comarca de La Janda.

Artistas como Marina Abramovic o Cristina Lucas; la directora de ARCO, Lourdes Fernández; comisarios internacionales como Carmen Giménez, María de Corral o Enrico Lunghi; el director del Museo de Arte de Seattle; el de la Fundación Turrell; los escogidos miembros del patronato; numerosos galeristas nacionales e internacionales y, como no, periodistas, entre los que destacaba el gurú de arte de The New York Times, Michael Kimmelman. Todos reunidos para celebrar el acontecimiento de la temporada, que, todo parece indicar, cumplió con las expectativas.

Víctor Iglesias

Los calificativos, las metáforas y conceptos, coinciden los asistentes, se quedan cortos. Turrell juega a confundir al espectador y lo hace de maravilla. No en vano lleva toda su carrera investigando sobre la luz, a medio camino entre la introspección trascendente y el disfrute perceptivo.

Nacido en Los Ángeles, California, en 1943, este artista del color, la luz y el espacio, ha dedicado su carrera a la exploración sensorial heredada de su educación cuáquera, que, asegura, le abrió desde niño los ojos a la meditación a través de la luz. Así, cuando a mediados de los años 60 el stablishment del arte se rendía al minimalismo, Turrell sorprendía reduciendo el medio artístico a la nada, tan solo la luz y la percepción, ante la consiguiente estupefacción de la crítica.

A medio camino entre el ritual y la exploración psicológica, Turrell lleva 30 años creando proyectos en todo el mundo, entre los que destacan 'skyspaces' como el del MNAC, en el que se funden las experiencias y motivos explorados en obras para el Museo de Young en San Francisco, la National Gallery de Canberra en Australia o el Irish Sky Garden.

"Second Wind significa en nuestra cultura una nueva energía, una nueva oportunidad. Algunas veces, uno se encuentra cansado después del ejercicio físico y, de repente, adquiere una nueva vida, una nueva energía que desconocíamos que estuviera ahí. Este es el segundo viento", explica el propio artista que para 2011 prevé reunir todos sus skyspaces para una retrospectiva en el Guggenheim de Nueva York.

Bajo la dirección técnica de Salvador González, la construcción de la obra ha llevado nada menos que cuatro años. Si alguien piensa que son demasiados, están poco informados sobre el hacer del artista, ya que 'Roden Crater', un trabajo aún inacabado situado en un volcán extinto del Desierto de Arizona lleva ya 30 años en ejecución. Un verdadero laboratorio de la luz cuyos estudios han servido para el resto de sus espacios celestes a lo largo del mundo. Adelanta el artista que el catálogo de 2011 será una especie de pasaporte: quien consiga reunir los sellos del resto de 'skypaces', estará invitado a entrar. ¿Empezamos por el del NMAC?

Para saber más:

• Álbum de fotos de James Turrell