Un peldaño por encima: el Barça consigue el triplete

Se enfrentaban Barcelona y United, los dos equipos más en forma. Sin embargo, al final solo hubo un dominador, un Barcelona que supo leer el partido con rapidez e imponer su privilegiada idea del fútbol. Hoy se ha demostrado que el equipo de Guardiola está un peldaño por encima, que no ha tenido rival a su altura en toda la temporada ni en toda Europa, y que se ha ganado un triplete histórico.

(EFE)

Los dos brillaron.

Es muy difícil sacarle los colores a Ferguson porque los trae de serie en su rostro, pero Guardiola es un fisonomista de excepción que sabe leer los partidos en un instante. Efectivamente, los diez primeros minutos fueron de dudas para los azulgrana, que intentaban comprender las intenciones del Manchester, capitaneado por un Cristiano Ronaldo con la intensidad de una motosierra y que ensayó hasta tres disparos en los primeros compases.

Sin embargo, era el minuto 10 y el Barcelona reconoció a su rival para encontrarse a sí mismo. Ya pasó algo parecido en la final de la Copa del Rey contra el Athletic. Los de Guardiola deciden sacar el balón jugado desde atrás, el medio campo se desmelena y los delanteros martirizan a sus marcadores con su insistente martilleo. Así es como el Barcelona se acomoda y estira el campo hasta convertirlo en la pista de despegue de un aeropuerto.

Eso explica que prácticamente a la primera intentona el camerunés Eto'o se sacudiera toda la ansiedad que arrastraba para anotar con la puntera. Todo ello precedido de una tremenda conducción de Iniesta, que se ha paseado por el centro del campo durante todo el choque como si no fuera más que la Calle Mayor de Fuentealbilla. Lo mismo se puede decir de Xavi que ha desplegado sencillamente una superioridad burlesca.

A partir del gol, el Barcelona gozó de una primera parte tremendamente plácida si consideramos que era toda una final de la Liga de Campeones. De hecho, los de Guardiola manejaban la pelota a una velocidad incluso demasiado lenta, rasgada, recreándose, como una guitarra de 'slowcore'. Y todo eso sin dejar de mover a sus jugadores, sin dejar de buscar espacios, como al colocar a Messi en la órbita de una polilla, apoyando al medio campo. Y así hasta llegar al descanso.

En la segunda parte el Manchester no quiso amilanarse y tiró de Tévez para dotar de movimiento a sus jugadores, comunicar a unos delanteros aislados como náufragos, y dar consistencia a un centro del campo de celofán. Además, la velocidad y la violencia con la que los mancunianos acostumbran a mover la pelota, esos azotes, son un mensaje en contra de cualquier tipo de relajación. Es coger la pelota Ronaldo, o Rooney, o Tévez, y escuchar la música de 'Psicosis' en la cabeza.

Pero en esta ocasión de nada valió, ya que delante estaba un equipo que había pulsado la tecla de minimizar a su rival. Si el partido parecía abrirse, ahí apareció Messi, esa polilla pero ahora con alas de halcón, para culminar de cabeza un centro prodigioso de Xavi y alojarlo en las redes. Desde ese momento el partido ya no tuvo mucha historia. El Manchester deslavazado y el Barcelona sin soltar el control del partido.

Se ha dicho durante toda la semana que al fin se enfrentaban los dos mejores equipos de la temporada en Europa. Pues ahora puede decirse que ha ganado el mejor, que por una vez puede creerse en la teoría del merecimiento, que se ha hecho justicia a una concepción orquestal y brillante del fútbol con un triplete histórico (Liga, Copa del Rey y Liga de Campeones, la primera vez que lo hace un equipo español) y que el equipo azulgrana ya tiene la tercera Copa de Europa en sus vitrinas.

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