¿Un entrenamiento o una noche con el míster?

Lo primero que quede claro que aquí no se va a hablar del valor de Guardiola y Fergurson como entrenadores. Que nadie se alarme, estos días los interesados podrán leer cientos de análisis sobre su forma de llevar el vestuario, los títulos que han logrado, su ojo para hacer fichajes, para mantener la disciplina... Pero seamos sinceros: ¿qué prefieres, dos horas de Guardiola contándote su estrategia 4-3-3 para vencer al Manchester o dos horas con el míster en la habitación de un hotel?

Sudando la camiseta.

Que sí, que ya sabemos que hay gente tan futbolera que desperdiciaría esa oportunidad para descubrir los secretos del prodigioso juego de Messi, pero existe otro target rendido al Barça sólo por el fenómeno Pep. A ver si Ferguson puede igualar eso.

Todo empezó con un jersey morado. Era agosto y el equipo liderado por Guardiola se presentaba en el Camp Nou. Ahí salió Pep con un jersey de pico del color de la temporada. Una compañera ya detectó la que se avecinaba: "¿Por qué no hacéis un álbum con sus fotos?" El entrenador daba en el clavo en cada aparición. Sus corbatas estrechas y trajes entallados, la rebeca negra de botones con pantalón negro y zapatillas marcaban el estilo Guardiola.

Es justo la elección de la ropa lo que le ha convertido en el sex symbol del momento. Hay hombres que se visten para ser desvestidos y Pep es uno de ellos. No se disfraza de nada, pero todo le sienta bien. Se saca partido hasta con camiseta, o sobre todo, con camiseta. Ni con un manteo se le mueve el traje de sitio. A Ferguson, sin embargo, mejor verle vestido. Su tez sonrosada y su cara de pocos amigos no invitan a la lujuria y a la fantasía. Es más, ante la pregunta del título es preferible pasar un par de horas con el entrenador del Manchester charlando sobre sus 26 años en el banquillo de Old Trafford que pasar dos horas con él en la habitación de un hotel.

Las marcas de ropa no son ajenas al tirón de Guardiola. El diseñador Neil Barret apostó por él y decidió vestirle. Su estilo es parecido. Barret hace ropa sencilla, de corte impecable, elegante, de buena calidad, formal, pero actual y con un punto moderno. Atrás quedaron los tiempos del entrenador macho man que pasa de la estética, como Camacho o Aragonés, tampoco entra Guardiola en el grupillo de los invisibles, como Irureta o Víctor Muñoz, pero menos aún tiene que ver con los cursis rollo Valdano o Capello.

Con traje y con carácter.

Ya como jugador marcó la diferencia. Entonces desfiló para Antonio Miró, diseñador pionero de un estilo catalán que se caracteriza por su austeridad y pragmatismo, por sus líneas limpias y diseño de vanguardia. Es cierto que aún no había un horterismo como el que abanderan Beckham, Cristiano Ronaldo o Eto'o, pero ya estaban Mijatovic, Suker y Karembeu.

Guardiola no era un chulo de playa. No jugaba a eso de a ver quién tiene el coche más macarra. Ni a lo de la mujer con más silicona. Y precisamente como era discreto, tranquilo, no se dedicaba a enrollarse con modelos y presentadoras y no paseaba con su pareja disfrazado de valla publicitaria de Dolce & Gabanna pues el mundo del fútbol sacó una trabajada conclusión: es gay. Algunos rumores peregrinos, de esos que unían a María Escario con la vicepresidenta, por ejemplo, juntaron a Constantino Romero y Guardiola. En fin. Aún hoy hay quien lo plantea cuando el entrenador tiene pareja, Cristina Serra, y tres hijos.

El hombre que ha conseguido el doblete y aún puede superarse, el que ha copado páginas y páginas de periódicos analizando su perfil, el que tiene locos a los culés, ha logrado también que la figura de un entrenador trascienda el campo de juego y que sean muchos los interesados en cada una de sus apariciones. Sin ir más lejos otra compañera de la redacción confesó que se había leído un perfil de dos páginas sobre el entrenador porque la tenía en el bote, así de sencillo. A ver quién puede decir eso de Sir Alex Ferguson. Vale que comparar a un hombre de 68 años, con un tipo de 38 es injusto, aunque sólo hay que imaginar a un Sean Connery en el banquillo de los diablos rojos y la cosa cambiaría. Aún así casi cualquiera saldría perdiendo contra Guardiola.

El carácter dictatorial del entrenador del Manchester que censura a la prensa que no le sigue el rollo o que se enfurece ante preguntas incómodas tiene un antagonista en Pep. Son célebres sus ruedas de prensa en las que siempre contesta de forma tranquila, ecuánime, defiende a sus jugadores, no entra al trapo de las provocaciones... Sólo por un poco de cordura y buen gusto en el mundo del fútbol merece ganar el miércoles. Y una parte del público estará deseando que lo haga para verle eufórico, corriendo la banda, manteado por su equipo. Es la parte que entre doctrina y sexo elige sexo.