¿En manos de quién está la moda?

Hace poco nos sorprendíamos con las revelaciones extraídas de un libro escrito por un asistente de Karl Lagerfeld. En él desvelaba algunos trapos sucios del divo, como que lleva siempre esas perennes gafas de sol para poder echar una cabezadita en las reuniones, o que lleva los pantalones tan ajustados que a veces los revienta. ¡Pero Karl! ¿Cómo puede ser que una de las personas más influyentes en la moda de las últimas décadas tenga costumbres tan cutres? La todopoderosa Anna Wintour, editora de Vogue EEUU, explicaba recientemente en una entrevista que su pasión por las gafas oscuras también tiene una explicación parecida a la de Lagerfeld: así nadie se da cuenta de lo que hay detrás.

Anna Piaggi, con este look, dice quién pincha y quién corta en la moda europea.

Analizando brevemente la conducta y la forma de vestir de dos personajes como la Wintour o Lagerfeld, caemos en que los otros grandes capos de la moda mundial, diseñadores y editores de moda, pueden llegar a ser unos auténticos freaks. La misma Anna ha forjado su imagen de mujer dura e intratable gracias a las gafas y a ese peinado bob meticulosamente planchado, además de que rara vez se la ve sonreír. ¿No se cansará nunca de ese look de estricta ama inglesa?

Aunque la editora de Vogue se queda en aburrida ama de casa al lado de su compañero de revista, el mítico André Leon Talley, con quien organiza la esperada Met Costume Gala en Nueva York. Este excéntrico periodista es otro de los grandes capos de la moda mundial... aunque se puede presentar en un desfile ataviado con una especie de chándal azul. Lo mismo le da también por tocarse con un turbante, por destacar un look más. Desde luego, un estilo nada convencional en una persona en cuyas manos, teóricamente, están los designios de la moda. Nada que ver con Anna Wintour o Talley, Carine Roitfeld, editora de Vogue París, fiel representante de la imagen que vende su revista de la cabeza a los pies.

Ya en el viejo continente, destaca otra de las grandes y más célebres figuras de la moda mundial. Se trata de Anna Piaggi, periodista de moda italiana que ha trabajado para Vogue y que es todo un icono y musa de diseñadores como Stephen Jones o el propio Manolo Blahnik. Excéntrica como pocas, su manera de vestir es barroca, colorista, excesiva y simplemente única. Atendiendo a su estilo personal, ¿nos podemos fiar de su criterio a la hora de encumbrar o no a diseñadores?

Precisamente la Piaggi es íntima de Lagerfeld, otro personaje de lo más especialito... e influyente. El diseñador de Chanel y de su propia firma homónima, dos pilares de la elegancia actual, era antes un excéntrico señor con sobrepeso a un abanico pegado. Después adelgazó alrededor de 40 kilos para embutirse en unos pantalones y camisas que podría reventar, pero que no se quita ni para dormir. Siempre en blanco y negro, con su eterna coletita plateada, Lagerfeld presenta un aspecto de lo más singular.

Sin duda, los diseñadores más célebres y consolidados se llevan la palma a la excentricidad en sus looks, algo que se refleja más o menos en sus creaciones. John Galliano siempre cierra sus desfiles apareciendo vestido de una manera teatral e imposible, pero cuando no va disfrazado su imagen no es menos discreta. Intima de la Piaggi, Vivienne Westwood viste como le da la gana desde siempre, pero ahora más, que ya es una auténtica abuela punk. Y no nos olvidemos de dos italianos superventas: el hiperbronceado Armani, que tiene mucho mejor gusto diseñando que con su propio moreno, o la nada discretamente operada Donatella Versace.

¿Nos podemos fiar de estos personajes tan estrambóticos para que decidan lo que nos pondremos temporada tras temporada? Viendo lo visto, cómo no dudar, pero desde luego que no podemos confundir estilo personal con profesionalidad. Han demostrado que saben distinguir perfectamente entre lo que llevará la gran mayoría de la gente y sus propias preferencias.

* Ana Serrano es nuestra colaboradora de moda y belleza.