El miedo al contagio hace que muchas personas estén adelantando su salida de México

El Prat de Llobregat (Barcelona).-  Muchos de los pasajeros que hoy han llegado al aeropuerto barcelonés procedentes de México, la mayor parte de ellos portando una mascarilla, han reconocido que han adelantado su salida de este país tras conocerse la epidemia de gripe porcina.

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(EFE)

Una mujer con mascarilla atiende a los periodistas en la T1 del Aeropuerto de Madrid-Barajas a su llegada a la capital procecedente de México.

Es el caso del español Toni Vega, procedente de Guadalajara, en el estado de Jalisco, quien tenía que regresar el próximo miércoles a España y que, por temor a que cerraran los aeropuertos mexicanos, ha anticipado su regreso, según ha explicado a los medios de comunicación tras aterrizar en Barcelona.

De la misma manera, Carla, una mexicana que debía volver a España en veinte días, ha cambiado el vuelo para poder salir antes del país, aunque creía que tanto el Gobierno mexicano como la gente estaba tomando las precauciones adecuadas para evitar el contagio.

Todos los pasajeros que han llegado a El Prat procedentes de México han tenido que rellenar un formulario antes de bajar del avión donde se les preguntaba en qué zona del país habían estado, y si tenían algún síntoma como tos o fiebre, entre otros, a la vez que se les advertía de que si en los próximos días se les presentaba algún indicio se pusieran en manos de los médicos.

La mayor parte de los pasajeros que han desembarcado hoy en la terminal barcelonesa hacían un relato similar de la situación en México D.F.: calles desiertas, muy poco tráfico en una ciudad con una de las circulaciones más caóticas del mundo, y sobre todo, gente con mascarillas, repartidas por el Ejército y la policía del país, una imagen que han calificado de "impactante".

Según Claudia Báez, que regresaba con sus hijos, toda la información sobre la epidemia se recibió de forma "súbita" ya que, ha narrado, "el pasado jueves nadie sabía nada del problema, hasta que salió por la tele y comenzaron a cancelarse las escuelas, cines y otros eventos colectivos, incluso misas".

Esta joven ha indicado que el ambiente era de cierta "tensión" y que ella había evitado el contacto con mucha gente y pasear por "sitios multitudinarios".

Para David González, que ha estado en México por motivos de trabajo, la situación en el país latinoamericano está controlada, aunque las calles de la capital estén desiertas, situación que ha atribuido al "alarmismo" de algunos medios de comunicación.

Aunque ha asegurado no tener ningún síntoma de gripe, este pasajero ha adelantado que en unos días se hará un chequeo "por si acaso".

La catalana Francesca Forns, que viaja regularmente a México, donde trabaja su marido, ha indicado que muchos bares de la capital están cerrados, que no hay casi ningún coche por la calle, y que se las autoridades han dado la orden de que los soldados del ejército no duerman en los cuarteles para reducir riesgos de contagio.

"Existe alarma social generada por la tele, aunque según los mexicanos de la calle no pasa mucho, y mientras el Gobierno dice que tienen vacunas, la OMS afirma lo contrario", ha explicado la pasajera, que ha advertido de que muchos mexicanos, "con tendencia a automedicarse", se han lanzado a tomar antivirales, aunque no tengan los síntomas, y que hay farmacias que se estaban comenzando a desabastecer de estos productos.

Otro ciudadano español recién llegado, Eduard Jiménez, ha afirmado tener "un poco de miedo" y que durante unos días no se quitará la mascarilla.

Los pasajeros que procedían de otros puntos del país, como Monterrey (Nuevo León), y que habían hecho el transbordo en México DF para tomar el vuelo hacia España, afirmaban que la situación en estas ciudades era de normalidad, y que las administración de este país tenía la situación controlada, una percepción que han expresado sobretodo las personas de nacionalidad mexicana.

Otra pasajera, Lucía Bejarano, ha afirmado no tener miedo, "y ahora menos que no estoy allí", y ha narrado cómo el Gobierno mexicano había tomado varias medidas para evitar la proliferación de la enfermedad, como evitar las concentraciones de personas en espacios públicos, y que incluso había trabajadores que se habían pedido vacaciones para no tener que exponerse a un posible contagio.