Phnom Penh.- El jefe torturador del Jemer Rojo, Kaing Guev Eav, aseguró que sus órdenes eran ejecutar a los presos después de que acabase el interrogatorio, en respuesta a las preguntas que le formularon hoy los magistrados del tribunal internacional que juzga el holocausto camboyano.
Cráneos de las víctimas del Jemer Rojo en el Centro del Genocidio Choeung Ek, cerca de Phnom Penh (Camboya), el 1 de abril. EFE/Archivo
El acusado, de 66 años, más conocido por su nombre revolucionario de Duch, que adoptó tras incorporarse al Jemer Rojo, explicó que "todo el personal de seguridad, incluido el del centro S-21, tenían la obligación de detener, interrogar y finalmente aplastar, es decir, matar" a los detenidos.
S-21 era el nombre oficial que el Jemer Rojo dio al centro de detención de Tuol Sleng, instalado en un antiguo instituto de Phnom Penh y en el que los historiadores creen que murieron cerca de 14.000 personas, sino más.
Duch, un antiguo profesor de matemáticas, dirigió Tuol Sleng desde marzo de 1976 hasta enero de 1979, cuando el Jemer Rojo abandonó precipitadamente la capital camboyana y volvió a las junglas del norte y noroeste del país ante el avance imparable del ejército "libertador" enviado por Vietnam a instancias de la disidencia camboyana.
Este centro de torturas, uno de los muchos que construyó el Jemer Rojo, fue idea de Pol Pot, lo puso en marcha Son Sen, como ministro de Defensa, y lo controlaba Nuon Chea, el ideólogo de la organización y presidente de la Asamblea Nacional, además de responsable de Educación y Propaganda, según Duch.
Los estudios de los documentos de aquella época camboyana corroboran que Son Sen supervisó Tuol Sleng al principio, hasta que comenzaron las purgas dentro de la propia organización en busca de traidores y asumió el control Nuon Chea.
Alrededor de 1,7 millones de personas murieron en las purgas decretadas por el régimen y en las deportaciones masivas al campo en condiciones inhumanas ordenadas por el Gobierno en el establecimiento de su "nueva sociedad".
Los abogados de Nuon Chea, quien espera encarcelado su turno ante este tribunal internacional establecido en Phnom Penh, disputaron las afirmaciones de Duch en relación a que su cliente controló S-21.
Tras la caída del régimen, Duch desapareció y se convirtió al cristianismo unos años antes de que fuera localizado en 1999 por un periodista en una aldea del oeste de Camboya, en la que se ocultaba bajo el nombre de Hang Pin.
"Yo fui el jefe de S-21, y todos los crímenes se cometieron bajo mi supervisión", dijo esta semana desde el estrado Duch, quien también dirigió las prisiones M-13 y M-99, antes de que el Jemer Rojo lograse el poder.
Duch es el Jemer Rojo de menor rango de los cinco que están encarcelados y acusados ante este tribunal, y el único que hasta el momento ha admitido responsabilidad por sus acciones antes y después de que organización radical dictará su política de exterminio.
Los historiadores y estudiosos confiaban que el testimonio del jefe torturador del Jemer Rojo permitiría esclarecer pormenores y detalles del genocidio camboyano que permanecen oscuros, pero, según su abogado francés, Francois Roux, sólo la mitad de sus palabras son traducidas correctamente.
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