Wang Zi y Jiao Jongli, mucho más que un intercambio cultural y deportivo

Valladolid.-  Wang Zi y Jiao Jongli son dos jóvenes jugadores de tenis de mesa, de 23 y 26 años, respectivamente, que decidieron venir a España, concretamente a Valladolid, para demostrar su buen hacer con las palas y para dar un toque de calidad al club de la ciudad, el Collosa.

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(EFE)

Wang Zi (d) y Jiao Jongli son dos jóvenes jugadores de tenis de mesa, de 23 y 26 años, respectivamente, que decidieron venir a España, concretamente a Valladolid, para demostrar su buen hacer con las palas y para dar un toque de calidad al club de la ciudad, el Collosa.

De hecho, y tal y como ha explicado a Efe la presidenta de dicho club, Inmaculada Gato, "desde que llegara al equipo de Superdivisión femenina -máxima categoría del tenis de mesa nacional- Jiao Jongli, hemos podido disputar el Campeonato de Europa ETTU durante tres años consecutivos".

"Jongli llegó como campeona del mundo universitaria y gracias a ella hemos podido disfrutar de Europa varios años, y en el caso de Wang Zi, es un jugador que marca las diferencias en el equipo de división de honor, ya que prácticamente termina la liga con sólo un partido perdido", ha puntualizado Gato.

Wang Zi se ha quedado a las puertas de poder lograr el ascenso a Superdivisión con el resto del equipo y, por eso, su objetivo los próximos dos años en Valladolid será "conseguir que el Collosa suba para jugar en la máxima categoría", ha confesado.

Los jugadores chinos del Collosa viven en la Residencia Universitaria Río Esgueva, gracias a las becas concedidas por la Junta de Castilla y León, y cobran su salario como cualquier otro trabajador, que en su caso paga el club, lo que les convierte en los únicos profesionales, junto a la griega Ekaterina Ntoulaki.

Ubicada al lado del Centro de Perfeccionamiento Técnico y Deportivo, donde entrenan cada día unas dos o tres horas, apenas tienen que desplazarse cien metros para llegar a su lugar de trabajo, donde no sólo siguen formándose como jugadores, sino que además contribuyen a mejorar la técnica de los más pequeños.

En este sentido, Inmaculada Gato ha dejado claro que "todos los extranjeros tienen que adaptarse a la política del club, que pasa porque todos somos uno, y nunca han puesto ningún problema para enseñar a los pequeños, a lo que se añade que colaboran con el Centro de Tecnificación de la Federación de Tenis de Mesa de Castilla y León".

En el caso de Jiao Jongli, impartir clases a los más pequeños no sólo no supone ningún problema para ella, sino que va a ser su profesión en un futuro próximo, puesto que el jueves regresará a Pekin para ejercer como entrenadora de cantera, que es el sueño que siempre ha perseguido.

Su adaptación a Valladolid ha sido "bastante difícil", según ha reconocido la jugadora, quien ya ha buscado una sustituta para que juegue en el Collosa la próxima temporada, una joven de 19 años llamada Yun Shang, que será la encargada de mantener al equipo al nivel de los últimos años.

En estos tres años en Valladolid Jongli, que comenzó a jugar al tenis de mesa a los 7 años, ha disfrutado de la ciudad, de los amigos que ha conocido y sobre todo "de los comercios" que ha reconocido que le "encantan", al igual que a Zi, al que le gusta también "ir de fiesta" y "comer jamón".

En opinión del director deportivo del club, Javier González, "la llegada de jugadores chinos es fundamental porque el nivel que aportan es superior al que hay en España, tienen una depurada técnica de movimientos -muy cortos en los golpes- y, sobre todo, una gran velocidad en los pies".

"Poco a poco, gracias a la aportación de estos jugadores al tenis de mesa nacional y europeo, la técnica de movimientos va mejorando, pero en cuanto a la velocidad en los pies es difícil conseguirla, porque nuestros jugadores son muy estáticos", ha analizado González.

El primer jugador chino que llegó a Valladolid fue Wang Hao, en el año 94 "un chico encantador que salió de Pekin por motivos políticos y que trabajaba en un restaurante chino", ha recordado Gato, quien ha comentado que después de él, han contado con Gu Birong y Min Hao.

Por tanto, la llegada de jugadores chinos a Valladolid no sólo supone un intercambio cultural y deportivo, sino que sin ellos, el nivel del tenis de mesa no habría alcanzado en España las cuotas actuales, si bien esto también se está convirtiendo en un problema "ya que empieza a haber demasiadas jugadoras chinas nacionalizadas tanto en España como en Europa".

"Sólo Rumanía cuenta con jugadoras nativas. El resto, tiene ya varias jugadoras nacionalizadas y, por tanto, el nivel de este deporte está alcanzando unos límites muy altos y cada vez es más complicado competir. El mejor ejemplo de la calidad de los chinos es que, en los últimos Juegos Olímpicos, todas las medallas fueron para ellos", ha apuntado Javier González.

Jugadores nacionales como Alejandro Hortal, la más firme promesa del Collosa, ya viajó a China para entrenarse allí durante un mes y ahora, tras vivir la experiencia de "trabajar hasta diez horas diarias" y "entregarse al cien por cien" a este deporte, piensa repetir este verano para seguir completando su formación y competir al más alto nivel.