Pamplona y el espacio virtual, la apuesta del argentino José Luis Orihuela

Pamplona.-  Como profesor universitario, conferenciante y bloguero se define José Luis Orihuela, "un español con acento ché", que ha encontrado en Pamplona un lugar para echar raíces y trabajar en un entorno virtual en el que lleva "una vida tan intensa, satisfactoria y a veces dura como en el mundo físico".

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(EFE)

El profesor de la Universidad de Navarra, José Luis Orihuela durante la entrevista a EFE en la que se definió como "un español con acento che", que ha encontrado en Pamplona un lugar para echar raices y trabajar en un entorno virtual en el que lleva "una vida tan intensa, satisfactoria y a veces dura como en el mundo físico".

Pese a la intensa nevada con la que le recibió la capital navarra en 1987 cuando, procedente de su Córdoba (Argentina) natal, acudió, recién casado y acompañado por su esposa, para realizar un curso de postgrado, Pamplona se ha impuesto a "ofertas seductoras" y es su "apuesta", donde está su familia, su trabajo y su corazón.

Doctor en Ciencias de la Información, autor de eCuaderno, uno de los blogs en castellano sobre Comunicación con más seguidores en la red, y de publicaciones como "La revolución de los blogs", compagina la docencia en la Universidad de Navarra con cursos y conferencias en más de veinte países.

Pregunta.- ¿Cuándo llegó a Pamplona?

Respuesta.- Vine en enero de 1987 a la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra para hacer un estudio de postgrado en Periodismo que duraba seis meses.

P.- ¿Y qué sucedió?

R.- A pesar de la intensísima nevada que cayó aquel invierno me gustó mucho la ciudad y la universidad, por lo que intenté prolongar aquellos seis meses con un programa máster y un doctorado y luego me ofrecieron dar clases y me quedé.

P.- ¿Cuáles fueron sus primeras impresiones de la ciudad?

R.- El primer contacto estuvo mediatizado por la experiencia de la nieve, ya que era la primera vez que veíamos la nieve en una ciudad, porque en Argentina la habíamos visto en las montañas, había que hacer una excursión para verla.

Pamplona me pareció una ciudad pequeña pero encantadora y la gente nos acogió de una forma maravillosa. Además, una de las cosas que tengo asociadas a esos primeros días es, no sólo el descubrimiento de la gente local, sino el descubrimiento de América Latina a través de compañeros de distintos países, como Chile, Colombia o Brasil, que compartían esos meses de estudio con nosotros. Fue descubrir Pamplona, España y América Latina.

P.- ¿Qué semejanzas o diferencias ha encontrado entre navarros y cordobeses?

R.- En el fondo somos gentes sencillas, al no provenir de la capital donde hay otra perspectiva sobre el país y los demás, tenemos en común que somos gente sencilla y buena.

Inicialmente, quizás, la gente de Navarra es más cerrada de lo que estaba acostumbrado en Córdoba y en Argentina en general. El navarro tiene un estilo más distante, cerrado y seco, pero en cuanto conectas con él es puro corazón.

P.- Como aficionado a la gastronomía ¿qué le parece la cocina navarra?

R.- En la cultura de mi familia, puesto que mi padre nació en Jerez de la Frontera, la música y la gastronomía española han estado siempre presentes, por lo que la transición no ha sido demasiado abrupta.

Aquí, en Navarra, me llamó muchísimo la atención, porque no lo había visto nunca, el mercado de los pimientos del Piquillo en Puente La Reina y la forma en la que son cocinados. Así que desde que lo descubrí cada año procuro, entre octubre y noviembre, pasarme por Puente la Reina para aprovisionarme de pimientos.

P.- Por motivos profesionales y personales son numerosos los viajes que realiza a lo largo del año. ¿No ha tenido nunca la tentación de trasladarse a otro lugar?

R.- Pamplona es mi casa, es aquí donde he echado raíces, está mi trabajo, mi familia y mi corazón. En los veintidós años que llevo aquí he viajado de forma intensa para enseñar y dar conferencias, he estado en más de veinticuatro países y efectivamente han surgido algunas ofertas para ir a otros sitios a trabajar, pero la verdad es que me quedo aquí.

La apuesta es por Pamplona y, aunque hay seducciones que tienen que ver con otras ciudades más grandes y otros climas más agradables, lo cierto es que uno acaba estando muy agusto en esta tierra y en esta ciudad.

P.- ¿Suele regresar a su país?

R.- Intento ir una o dos veces al año a América Latina y trasladar allí lo que estoy haciendo, pero no curiosamente a Argentina, donde voy más por motivos familiares, sino a Chile o Brasil. A Argentina vuelvo periódicamente, menos de lo que quisiera, para ver a mis padres y a mi hermano.

P.- Y ¿alguna vez se ha sentido inmigrante?

R.- No he tenido sensación de inmigrante ni en Pamplona, por mis antecedentes familiares, ni en la red (...). A pesar de que técnicamente soy un inmigrante digital porque mi alfabetización básica fue gutenbergiana, lo cierto es que desde el nacimiento de las propias web, estoy acompañando el desarrollo de ese medio e impulsándolo en la medida de mis posibilidades.

P.- Analizando su trayectoria profesional una se pregunta si realmente vive en Pamplona o en la red...

R.- La verdad es que los que nos dedicamos a Internet como tema de investigación y docencia desde hace muchos años estamos teniendo una vida en ese entorno virtual que es tan intensa, satisfactoria y a veces tan dura como en el mundo físico.