El efímero efecto flash de belleza de Rajoy

Se aplica el suero y la piel se muestra radiante un rato. Poco más de una hora le ha durado la mascarilla antiarrugas al líder de la oposición en el programa de TVE 'Tengo una pregunta para usted'. Sin quitarse la palabra VERDAD de la boca, Rajoy ha tratado de resultar sincero, cercano y confiado en salir de la crisis, a pesar de discrepar del método del Gobierno. Recetas económicas gastadas y un discurso en el que la responsabilidad financiera se ha impuesto. Ha apoyado la investigación 'express' montada en la Comunidad de Madrid sobre los casos de espionaje y ha derrochado el populismo con el que arrebató Galicia al PSOE. Con risota final incluida, antes de que el efecto botox se evaporase y su característica contracción facial delatara las preguntas incómodas.

(EFE)

Rajoy con una campechana chica Bond.

La chaqueta abierta —nada por aquí, nada por allá— buscando remarcar franqueza. Traje gris y corbata de rayas en el mismo tono. Uniforme, intentando que su atuendo pasase desapercibido, una táctica que le viene procurando resultado desde el 9-M de 2008, el día que perdió las elecciones por segunda vez. Según iba encajando las primeras y fáciles preguntas era inevitable quitarse un peliagudo asunto de la cabeza: ¿Se habrá retocado Rajoy ante la cita mediática? A su habitual rictus imperturbable se unía una piel sospechosamente tensa para un hombre que acaba de cumplir 54 años. Pero entre las 33 personas que le entrevistaban, algunas —muy pocas— han logrado provocar ese tic involuntario que le hace fruncir la boca hasta juntarla con la nariz cuando se siente acorralado.

Ha sido Marisa Pérez, de 36 años y en sillas de ruedas, la primera en hacerle arrugar el gesto con el peliagudo asunto de la ley del aborto. Las doce preguntas anteriores han sido pan comido para un político bregado en contestar sin mojarse. Hasta llegar a la ciudadana nº 13, no ha dudado en garantizar los ahorros de los españoles tras la intervención de la Caja Castilla-La Mancha —haciendo gala de esa responsabilidad que obliga a cerrar filas ante la difícil situación económica a la que nos enfrentamos—, ha presumido de conocer a los padres de Mari Luz y Marta del Castillo, ha insistido en que puede ganar las elecciones y en poseer una política para abordar el paro y de haber logrado conducir a su terreno al Gobierno en política antiterrorista. Así como de no poder apoyar las medidas del Ejecutivo porque, dada su ineficacia, sería "antipatriota" respaldarlas.

Sin embargo, reconocer en voz alta que durante los ocho años de gobierno popular "no cambiamos la ley porque creíamos que tenía un amplio consenso y los Gobiernos deben buscar el equilibrio, y por eso no la cambiamos" era un trago 'heavy'. Una parte importante de los votantes del PP, de sus dirigentes y algunos de sus socios, la Iglesia Católica, por ejemplo, se manifiestan contrarios a la interrupción voluntaria del embarazo. Un debate interno para el que la consigna es pasar de puntillas. Lo de menos era rechazar la nueva propuesta de ampliación. Pero situarse en el centro exige ciertas declaraciones y posicionamientos.

Se empolló bien la geografía española

Emilio Vela, un ferroviario jubilado de 63 años ha sido otro de los causantes de la peculiar contracción facial al relacionar la sinceridad que con tanto empeño defendía con la verdad sobre los autores del 11-M y la versión que el Gobierno de Aznar transmitió durante las horas posteriores al atentado. "Yo lo creí porque me lo dijeron, ha habido un juicio y yo creo hoy que no fue ETA", ha confesado Rajoy. Pero antes de eso, David, un trabajador social canario ha planteado el drama diario de las pateras y la saturación de menores que existe esa comunidad. "¿Qué puede hacer usted mañana para que en las comunidades en las que gobierna el PP funcione la solidaridad?", había sido el detonante del tic, pues Rajoy era consciente de que no podía aceptar tal compromiso.

A Eric, el inmigrante camerunés que ha precedido a David y que le pedía una esperanza para los ilegales como él, no le ha costado contestarle que "trabajar en España está complicado" y que "debe haber un orden y un sentido común, pues lo contrario sería una catástrofe para todos". El nervio que activa el espasmo queda claro tras observar las reacciones inconscientes del presidente popular. Cualquier tema controvertido en las tripas del partido origina esa visible manifestación extrapiramidal que dura una fracción de segundo.

Gracias a las reuniones con todo tipo de trabajadores autónomos y pequeños empresarios y su exhaustivo conocimiento de la geografía española, que ha tenido oportunidad de patear en sus treinta años como político —tal y como ha recalcado en diversas ocasiones viniera o no a cuento— su rostro ha mantenido el efecto ampolla 'cosmeticomilagrosa' hasta que Milá ha comenzado la cuenta atrás. Las prisas por terminar, han destapado una impaciencia que le ha empujado a contestar mecánicamente, con un contraproducente tonillo de lección aprendida. Lo cual no le ha impedido reconocer que no sabía inglés. Ahora, que los aplausos de la noche fueron para la señora que aseguró "los pobres cada vez más pobres y los ricos cada vez más ricos". Porque la demagogia no es exclusiva de los políticos.