A todos nos ha pasado. Te llaman a cualquier hora para venderte cualquier cosa. Si además, no estás habitualmente en casa, el día que por lo que sea te quedas, los marcadores automáticos son un hervidero: hasta seis llamadas en un día.
Puedes intentarlo todo. Aunque tienes derecho a la rectificación de los datos que de ti poseen, no sirve de nada solicitarlo: te dirán que no tienen acceso a modificar la base de datos, y bajo ningún concepto te pasarán con un supervisor. Si les preguntas el nombre de la compañía de telemarketing desde la que se efectúa la llamada, difícilmente te lo dirán. Al final, acabarán colgándote el teléfono, en el momento en que les plantees una pregunta para la que no tengan una respuesta "homologada".
Hay quien dice que no hay que insultarles ni ponerse bordes, que al fin y al cabo, la persona que llama lo hace por un sueldo de miseria y no tiene la culpa. Sí la tiene: si uno acepta un trabajo que consiste en interrumpir la vida de los demás, sus siestas, despertarle a los niños, joderle la película del Plus, merece lo que le puedas decir. No hay que cortarse. Si lo hicieran por un dineral, como los sicarios que asesinan a sueldo, yo sería más comprensivo. Pero hacerlo por el salario base me parece indecente:
"¿tú como te ganas la vida? –Jodiéndosela a los demás".
Lo había intentado todo: ser amigable, grosero hasta el delito, incluso el "usted no sabe con quién está hablando". Todo sin el menor resultado. Hasta hace unas semanas. He optado por ser amable, y responder: "perdona un momento, que tengo la comida en el fuego. Lo bajo y te atiendo". A partir de ahí, pones el manos libres y a escuchar:
– ¿Álvaro? ¿Estás ahí?
– Este tío me tiene colgada (sic).
– Yo le cuelgo, será…
Después de uno o dos minutos, y quizá con un insulto o exhabrupto final de despedida, son ellos los que cuelgan.
Lo mejor es que desde que utilizo esta táctica, las llamadas están disminuyendo sensiblemente. Quiere decir que quizá no tengan acceso a mis datos para rectificarlos, pero sí deben tener una casilla en la pantalla donde marcar "a este no llamarle más". Claro, porque el tiempo es oro, sobre todo para ellos, y no soy quien para hacérselo perder. O lo que es lo mismo, después de probar miles de tretas, lo que funciona es pagarles con la misma moneda: viven de hacernos perder el tiempo, pero no están dispuestos a pasar por que se lo hagamos perder a ellos. Cuando el marketing no es respetuoso ni comprensivo con nosotros, ¿por qué habríamos de serlo nosotros con él?
No se corte, pruébelo. Es mano de santo.
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Estaria bien saber otro truquillo para los pesados que llaman directamente a tu puerta +
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