La crisis derrumba la búsqueda de hidrocarburos

En los últimos años, los altísimos precios alcanzados por el petróleo y el gas atizaron una frenética carrera de buscadores de hidrocarburos. Fondos marinos, tundras árticas, zonas urbanizadas: ningún sitio del planeta se encontraba a salvo de brocas y barrenos. Hoy, con el barril de oro negro a menos de 50 dólares, el número de pozos perforados ha caído en picado. Y la penuria crediticia promete acentuar aún más esa tendencia.

(EFE)

Solamente en Estados Unidos el total de nuevos pozos ha descendido a 1.200 respecto de los 2.400 registrados el pasado verano, informa The New York Times. En particular se ralentizará la explotación de nuevos yacimientos de gas, como los del gigantesco campo de Barnett Shale (Texas): allí se pasará de los 227 pozos abiertos en octubre a sólo 60 a final de este año.

Más importante: los miembros de la OPEP han decidido congelar 35 de los 150 proyectos de perforación previstos para los próximos años. Dichos emprendimientos han sido pospuestos hasta después de 2013, debido a que los "precios actuales amenazan la sostenibilidad de la inversión planeada", explican fuentes de la organización.

Especialmente afectados se verán los yacimientos cuya extracción se perfila más costosa, como las arenas bituminosas de Canadá y los depósitos de aguas profundas en el Golfo de México, Golfo de Guinea o las costas brasileñas. De no volver la cotización del barril a colocarse por encima de los 80 dólares, la falta de rentabilidad paralizará gran parte de las actividades en esos parajes. Y no sólo se notará en esos parajes: de hecho, sobre los hasta ahora pujantes fabricantes de plataformas petroleras de Singapur ya están lloviendo cancelaciones de pedidos millonarios.

El parón tendrá consecuencias en el futuro. Abdalla El Badri, secretario general de la OPEP , augura que el aplazamiento de los proyectos de perforación impedirá al cartel cumplir con la meta fijada de aumentar su capacidad productiva en cinco millones de barriles al día. Y no digamos nada de los trabajadores de la industria petrolera, que ya están siendo despedidos en masa en algunas partes del orbe.

Consignemos que la tendencia bajista no afectará a aquellas regiones en donde las inversiones en prospección y explotación fueron comprometidas hace tiempo. Tal el caso de Abu Dhabi, cuyo gobierno persiste en su plan de inversiones dirigido a aumentar su capacidad extractiva en 3,5 millones de barriles diarios para la próxima década. Qatar y Kuwait también mantendrán sus gastos en ese área. Sin embargo, su esfuerzo cambiará la tendencia, y el número de perforaciones continuará disminuyendo.

¿Cuánto tiempo se prolongará la situación? Anticiparlo resulta tan difícil como querer poner fecha al fin de la crisis mundial. De alargarse más allá del año 2010, la industria petrolera se verá incapaz de atender el previsible aumento de la demanda que traiga consigo la recuperación económica. Semejante cuello de botella desencadenará un fuerte aumento de los precios, que volverán otra vez a dispararse por las nubes, o sea: el círculo vicioso al que parece estar condenada la civilización del carbono. A menos, eso sí, que los cerebros que mueven las palancas del mundo encuentren una salida a la crisis que pase por un impulso formidable a las energías renovables

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