Lo único auténtico, las muertes; lo demás es una incógnita

Grupos terroristas de disidentes republicanos han abierto un nuevo frente de violencia en Irlanda del Norte con el asesinato de un policía ayer lunes en Craigavon, a 40 kilómetros del Belfast. Esta muerte ha conmocionado aún más a las comunidades de protestantes y católicos, ya aturdidas por el ataque que hace tres días acabó con la vida de dos soldados en una aparente campaña de terror que amenaza la frágil cohesión del Gobierno de la provincia británica.

Stringer/Uk (Reuters)

Policía norilandesa desplegada tras el atentado de Craigavon.

Los atentados traen a la memoria las brutales tácticas utilizadas durante los años más duros del IRA en los que el asesinato de civiles —además del de miembros de las fuerzas de seguridad— fue práctica habitual. Después de más de tres décadas de terror, que dejaron una estela de 3.700 víctimas mortales, la población norirlandesa estaba empezando a acostumbrarse a una vida sin violencia.

El año pasado, sólo pudieron atribuirse tres muertes a los ataques sectarios, y el último atentado mortal contra un militar británico se registró en 1997, un año antes de que se firmaran, con la mediación de Estados Unidos, los Acuerdos del Viernes Santo, que crearon una hoja de ruta para acabar con la lucha armada.

"El proceso de paz estaba marchando muy bien, dando resultados, calando entre la gente y demostrando que tenía potencial para acallar el terror de forma permanente. Pero quedan grupúsculos de irredentos que no aceptan que el pueblo norirlandés tiene derecho a elegir los acuerdos constitucionales que considere oportunos", señala en conversación telefónica desde Dublín el eurodiputado irlandés Proinseas De Rossa. "Por eso intensifican su actividad, para desestabilizar las instituciones".

Miembros del IRA-Auténtico, un grupo que se escindió del IRA a finales de los noventa, reivindicaron el ataque del sábado pasado, pero la Policía del Ulster opina que la autoría del asesinato de ayer probablemente corresponde al IRA de la Continuidad (CIRA en sus siglas en inglés), otra de las bandas de disidentes que se opone a que los republicanos ocupen escaños en la Asamblea Parlamentaria norirlandesa.

"Creemos que se trata de grupos diferentes, con mala infiltración y con muchos de sus miembros a la espera de juicio", ha dicho a la BBC el Jefe del Servicio de Policía de Irlanda del Norte (PSNI), Hugh Orde. "Acciones como ésta sirven para recordarnos que algunos reductos están intentado dinamitar el enorme avance político del proceso de paz, y también que se están volviendo más peligrosos".

Cadena de ataques frustrados

El temor a que los grupos violentos de disidentes planearan intensificar sus agresiones ha venido creciendo en el último año y medio, un periodo en el que las fuerzas de seguridad en Irlanda del Norte han frustrado diversos atentados, desde la desactivación de una bomba colocada frente a una base militar el mes pasado hasta más de una docena de ataques contra la Policía. Sir Hugh ha admitido que el aumento de actividad disidente le impulsó a pedir un "reducido número de fuerzas" extraordinarias para ayudarle en las labores de inteligencia.

El IRA-Auténtico estuvo detrás del atentado de Omagh en 1998 y de una cadena de ataques menores, entre ellos uno con coche bomba contra la sede de la BBC al oeste de Londres en el 2001. El CIRA, por su parte, fue un grupo minúsculo y poco activo durante años, hasta que en 1996 hizo una reaparición potente al colocar 1.200 de explosivos en un hotel en el condado irlandés de Fermanagh.

"No tenemos certeza absoluta de cómo están actuando estas bandas, ni de si han iniciado una escalada de violencia en la que compiten los unos con los otros a fin de obtener la mayor notoriedad posible. Ni siquiera hay seguridad de que las reivindicaciones de los atentados sean auténticas", dice De Rossa. "Pero lo que sí creo es que ya no existe el caldo de cultivo para que tengan el apoyo de la comunidad a sus acciones violentas, ni el potencial para recabar el respaldo de la gente. Los atentados no tienen legitimidad posible porque los acuerdos en Irlanda del Norte se alcanzaron entre los extremos y cubren una enorme cantidad de temas, desde la vigilancia policial al medioambiente. Son convenios que además respaldamos en la República de Irlanda con nuestros votos".

El ministro para la seguridad, Lord West, declaró tras las muertes de los militares que se revisarán los recursos asignados a las medidas anti terroristas en la provincia. El MI5, responsable en líneas generales la seguridad en Irlanda del Norte, destina en la actualidad un 15% de su presupuesto contra terrorista al Ulster.

Por el momento, los partidos políticos norirlandeses han mostrado un frente unido en la condena de los atentados. Tanto el protestante primer ministro de la provincia, Peter Robinson, como el líder católico y viceprimer ministro, Martin McGuinness, anunciaron que posponían el viaje conjunto de promoción de inversiones que tenían previsto a Estados Unidos.

"Si los políticos son capaces de mantener la cabeza fría y no se dejan arrastrar por aquellos elementos de la comunidad que desafían a las instituciones, si apoyan a las fuerzas de seguridad e incitan a los ciudadanos a que informen a las autoridades sobre quiénes pueden ser los autores de los atentados, no habrá posibilidad de que estos grupos disidentes interfieran en el proceso de normalización del Ulster", concluye De Rossa.