El banquero decente que reparte su bonus 'made in Spain'

A Barack Obama le gusta contar historias ejemplares. Como gran narrador y orador que es, sabe que se llega mejor a la gente cuando uno pone nombres y apellidos al personaje. Eso hizo en el discurso de su victoria electoral con Ann Nixon Cooper, la mujer negra de 107 años, y eso hizo ayer durante su discurso ante el Congreso, donde convirtió en famoso a un banquero, Leonard Abess, porque tenía corazón y sabía lo que era la solidaridad.

(REUTERS)

Jayne Abess y Leonard Abess, aplaudidos ayer en el Capitolio, cuando Obama los mencionaba.

"Pienso en Leonard Abess, el presidente de un banco de Miami que recibió un bono de 60 millones de dólares [47 millones de euros] y lo entregó a 399 personas que trabajaban para él, además de otras 72 que antes también lo habían hecho", ha contado Obama. "No informó a nadie, pero cuando se enteró un diario local, simplemente dijo: 'Conocía a esta gente desde que tenía siete años. No creí que fuera correcto guardarme el dinero".

El discurso del presidente norteamericano no daba para añadir más detalles. Uno importante y curioso para España es que la mayor parte de los 60 millones de dólares del bono de Leonard Abess tiene su origen en euros españoles, porque el banco que preside, el City Nacional Bank, fue adquirido en abril del año pasado por Caja Madrid por un total de 584 millones de euros para "reforzar la entidad", decía oficialmente la caja española.

(Ya se han abierto apuestas sobre el tiempo que tardará Esperanza Aguirre en recordar que precisamente Caja Madrid, presidida por su 'deseado' Blesa, estaba entre las principales adjudicatarias del Fondo de Adquisición Activos Financieros, por un total de 1.320 millones de euros).

Pero volvamos al gesto de Leonard Abess, un banquero tan rara avis como para ocultar su acto de buena voluntad —que fue descubierto por el Miami Herald el pasado 15 de enero aunque el reparto del bonus tuvo lugar el 7 noviembre—, hijo del fundador del banco y un reconocido filántropo. Cuando se descubrió su acción, explicó que estaba preocupado por el impacto que la caída de Wall Street había tenido en los fondos de pensiones de sus empleados y que, cuando cerró el acuerdo con Caja Madrid, hizo un discurso en el que calmaba a sus trabajadores y les aseguró que no habría despidos. Él se quedó con una participación del 17%, mantuvo el cargo de consejero delegado y continúa como presidente del consejo de administración. Es decir, sigue currando.

Su biografía oficial en la web del banco dedica más espacio a explicar su preocupación por el medio ambiente —aunque no dice que él y su mujer donaron 5 millones de dólares hace poco al Fondo Mundial para la Naturaleza, la WWF, World Wide Fund for Nature, la mejor y más respetada organización para el medio ambiente del mundo— o que es presidente del consejo de la Fundación Mount Sinai Medical Center.

Comparaciones odiosas

Veamos ahora las comparaciones odiosas y necesarias. Por ejemplo, con los empresarios y banqueros españoles, que durante esta crisis no sólo no han renunciado a sus salarios astronómicos o a sus bonus, sino que, como mucho, han accedido a bajárselos ante la mala imagen y la presión social.

Empecemos por los más sangrantes, esos que no se nos olvidarán nunca durante esta enorme y larga crisis. El puesto número uno lo ocupa el caballero Fernando Martín, el tipo que ha protagonizado la mayor suspensión de pagos inmobiliaria en la historia española, que a los dos días del fiasco puso su patrimonio a salvo y que ahora cobra una pensión mensual de 75.000 euros para atender a su manutención. Su gestión ha costado miles de puestos de trabajo, por no hablar de los afectados sin casas y pisos que construía su compañía, pero Martín ni siquiera tiene que llevar la pulsera de seguridad que lleva Bernard Madoff, porque Madoff es un estafador y Martín sólo un mal gestor, que no supo guardar en la época de vacas gordas.

Sigamos con la historia que se contaba aquí, en soitu.es, el pasado lunes y que pasó desapercibida para nuestros lectores, arrastrada por el vestido vintage de Penélope. Así, cuando Gema Fernández nos hablaba de la cantidad de constructores y ejecutivos que se han marchado al paro con los bolsillos llenos —ella lo tituló más fino, "De directivo a parado, con una buena suma en el bolsillo"—, no nos daba tiempo a digerir la irritación y la náusea que, poco a poco y resignadamente, digiere la sociedad como algo inevitable.

Banqueros sinvergüenzas y bonus millonarios

Mientras los alemanes no han parado de utilizar calificativos realistas —sinvergüenzas— contra los grandes banqueros y altos ejecutivos que se han llevado los bonos millonarios, a pesar de que sus entidades hayan tenido que recibir ayudas del Estado o reducido beneficios, y prensa tan seria como Der Spiegel o Frankfurter Allgemeine Zeitung dudaban en los términos, e incluso la ministra de Justicia de Angela Merkel se preparaba para meter mano en el asunto, en España no ha podido ser.

No hay bancos intervenidos —ahora parece que la cosa puede cambiar en un futuro próximo, si se siguen las pistas que va dejando el gobernador Fernández Ordóñez, cada día más convencido de que la recapitalización de la banca no tiene por qué ser descartable, además del papel del Fondo de Garantía—, pero si se llegara a la intervención o inyección de capital, la cosa cambiaría radicalmente, como ya dejó entrever el Gobierno.

Hasta ahora, los dos gestos más llamativos —no precisamente por lo espléndido en sus renuncias— han sido los del Banco de Santander y el BBVA. Primero fue Botín quien anunció que reducía un 15% el sueldo de los consejeros ejecutivos, mientras que el BBVA indicó después que congelaba el sueldo de los 300 directivos. Francisco González, en la presentación de beneficios, no tenía claro el asunto, porque el BBVA estaba bien gestionado, a la vista de los resultados. Seguramente la presión social hizo variar algunas posiciones, pero es verdad que, hasta ahora, los dos grandes bancos españoles no han pedido ni un céntimo al Estado ni han acudido a las subastas. Así que es un problema de los accionistas de los dos grandes bancos el si están conformes con las retribuciones de sus directivos.

De vuelta al rara avis Leonard Abess, conviene añadir que, además de ser hijo del banquero fundador del banco y militar en la firme creencia de que el medio ambiente es un asunto muy serio, cuando los colegas del Miami Herald le preguntaron por ese extraño gesto de solidaridad sólo respondió: "Yo, sin lugar a dudas, no necesito el dinero. Y siempre pensé que algún día sorprendería a la gente que se me unió y se quedó conmigo en el banco sin promesa de una participación".