Un desfile de grotescas máscaras para ahuyentar al invierno en Hungría

Budapest.-  Ahuyentar al invierno y acelerar la llegada de la ansiada primavera es lo que pretende el tradicional desfiles de máscaras que cada año se celebra en la ciudad húngara de Mohács (sur).

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(EFE)

Hombres disfrazados del personaje tradicional Busho caminan por las calles de Mohacs (Hungría) hoy, 22 de febrero de 2009, en el marco del Carnaval en esa región del país. Esta festividad se conmemora al final del invierno y se remonta al Siglo XVI, cuando los pobladores trataban de asustar a los invasores turcos usando máscaras de personajes o animales escalofriantes.

Los protagonistas de esta peculiar celebración del Martes de Carnaval son los "busó", hombres vestidos con pieles de oveja, con pantalones de tela y una máscara que muchas veces está decorada con los cuernos de carneros.

Pese a que el carnaval de Mohács conserva sus raíces paganas relacionadas con las festividades de invierno, su historia y su origen está muy arraigadas en el catolicismo.

La antropóloga Tünde Minorics explicó a Efe que el desfile de los "busó" es de origen croata.

Los "sokác" (o sokci) son croatas católicos que desde finales del siglo XVII huyeron de la ocupación turca a territorios magiares, "para proteger su fe católica", indicó Minorics.

Después de asentarse en el sur de Hungría, concretamente en Mohács, los sokác pudieron conservar sus costumbres ya que vivían, como las otras etnias de la ciudad, en barrios bien definidos.

La costumbre de espantar el invierno con máscaras es la raíz pagana de la tradición, que por otro lado también está relacionada con la fecundidad y con la espera de la primavera.

En esos aspectos, la celebración de Mohács es semejante a los carnavales del continente, principalmente en el Mediterráneo y los Balcanes y hay ejemplos similares en los Alpes, explicó la investigadora.

La tradicional costumbre de no quitarse las máscaras durante los seis días de la celebración ya no se mantiene, aunque el recurso al ocultamiento sigue teniendo hoy la misma función que en el origen de la fiesta.

"De esta manera su comportamiento era menos controlado y más atrevido, ya que se cubrían detrás de cierto anonimato", añadió Minorics.

De hecho, aprovechándose de las máscaras, los "busó" muchas veces pierden el control sobre sus manos y no son pocas las mujeres que sufren algún que otro "tocamiento".

"Una vez al año hay que soportarlo", dijo riéndose a Efe una muchacha que se encontró entre cuatro enmascarados "busó".

Tradicionalmente a las mujeres se les prohibía el uso de las máscaras y así surgió el velo como alternativa.

Forma parte del "juego", prosiguió Minarics, que muchas veces se intercambien los papeles sexuales, así no siempre se sabe si detrás del velo hay una mujer o un varón.

Otro elemento del desfile es que un grupo de "busó" cruza el Danubio hacia la ciudad en botes, en un caso clásico del uso mitológico del paso del río, simbolizando así "el cambio de estaciones, del invierno a la primavera", añadió la investigadora.

Pero el cruce del río está también relacionado con la segunda teoría sobre el origen de los "busó" y se refiere a la guerra contra los turcos, que ocuparon estos territorios durante siglos.

Esta versión relata que los "busó" espantaron a los turcos con sus máscaras, matracas y cencerros, una leyenda que no tiene correspondencia en hechos históricos.

Sea como sea, hoy día el desfile y las fiestas de carnaval sirven para despedir al frío: primero, el domingo, cuando se quema un muñeco de paja en la plaza central. Luego, al concluir las fiestas el Martes de Ceniza, se quema un ataúd que también representa al invierno.

Un desfile que juega un papel cada vez más importante en el turismo de la ciudad, ya que atrae a miles de visitantes que durante los 6 días prácticamente invaden la ciudad.