Los cantantes, enganchados a Twitter, Facebook y similares

Solange, la hermana de Beyoncé, ha contado a través de su Twitter su desmayo, ingreso y salida de hospital; Britney utiliza el mismo sistema para hablar de los preparativos de su gira; Erykah Badu hizo lo mismo prácticamente mientras daba a luz. Sólo un par de días después de parir, M.I.A. corría a su MySpace también para informar al mundo de que había tenido un niño precioso... y en un nivel mucho más siniestro, Chris Brown, después de ser detenido y puesto en libertad tras pagar 50.000 dólares de fianza, por maltratos a Rihanna, ni corto ni perezoso acudió a su Facebook para anunciar que volvía a estar "soltero".

Lily Allen en MySpace.

Solange Knowles, esa hermana de Beyoncé que hace mejores discos que ella, tomó recientemente Nyquil para un resfriado durante un vuelo, la mujer terminó desmayándose y teniendo que ser llevada al hospital. ¿A quién le importa esta noticia sin ninguna consecuencia grave? Probablemente a nadie. Pero tiene gracia que, gracias a Twitter, sus seguidores se hayan enterado de todo lo que le ha pasado, viviendo horas amargas, mientras probablemente muchos de sus amigos y familiares ni sabían que estaba resfriada.

Los artistas más avispados llevan años exprimiendo la forma de promoción que ha supuesto el 2.0 de internet. Hemos visto a Arctic Monkeys haciéndose ricos gracias a MySpace, hemos seguido las idas de olla de Lily Allen en su blog o los discursos políticos y sociales de Moby en su diario. Como técnica de promoción es colateral, en el sentido de que es difícil que, después de un post cualquiera, las masas acudan corriendo a comprarse un disco del artista. De hecho, una suscripción al MySpace de Lily o al Twitter de Solange presupone de alguna manera que ese artista ya te interesaba previamente y por tanto ya te has comprado su disco o has asistido a su concierto.

Sin embargo, sirven para afianzar fanatismos. Casi todos los grupos cuentan con un blog en MySpace, desde Courtney Love a Patrick Wolf pasando por Mark Ronson, entre un infinito etcétera. La posibilidad de que los fans les dejen comentarios estrecha la relación entre cantante y seguidor. Twitter, Facebook y derivados están elevando la fiebre al cubo. Puedes ir en el autobús o dando un paseo por la calle cuando de repente te enteras por tu móvil de lo que está haciendo tu cantante favorito, como si fuera un amigo más de tu lista de contactos.

Momentos tan íntimos como un parto han sido compartidos por Erykah Badu o M.I.A. Esta actuó justo antes de dar a luz en los Grammy, lo hizo en los Oscar y entremedias ha corrido a su MySpace para presentar a su bebé. Más explícito ha sido aún el caso de Erykah Badu. Quizá eufórica por el éxito de crítica y público de su último disco, está completamente enganchada a Twitter y tanto ella como su novio contaron el parto en directo. "¡Dilatando a 8,5 cm!" o "¡Ya veo la cabeza! ¡Tiene pelo!" fueron algunas de las actualizaciones.

Por supuesto hay algunos artistas que, como el resto de humanos, desperdician su Twitter. El de Oasis tiene poca chicha y sus últimas actualizaciones hablan sobre lo bien que salieron sus conciertos en España y el buen tiempo que hacía. Lo típico.

...Y el twitter de 'Kurdt Cobain'.

Más morbo, aunque se regocijen en la anécdota, o quizá gracias a eso, tienen el del productor de electropop Calvin Harris, que recientemente se quejaba de lo mal tocada que estaba una guitarra en el estudio de grabación de al lado ("que cierren la puerta, por favor"); o el de Nick Cave, que en las últimas horas ha hablado de sus horas en el pub, de cómo lloraba mirando uno de sus tatuajes o de cómo preparaba su primera sesión de acupuntura.

De otras estrellas, como Britney, te planteas si realmente serán ellas quienes se dedicarán a actualizar su perfil desde su iphone o equivalente. Para aportar verosimilitud, en cualquier caso, el suyo a veces lo firma ella y a veces lo firma su mánager.

Mención aparte merecen los Twitters que parecen de un famoso pero no tardan en ser retirados por no ser autorizados o llevados por el artista. Ha pasado por ejemplo con Kanye West, y curiosamente no ha pasado con Kurt Cobain. Quizá amparándose en que se anuncia como "Kurdt Cobain", el pasado otoño se atrevió a publicar: "Courtney Love está vendiendo mi ropa por 40 millones de dólares. Dios, de verdad debe de necesitar el dinero". ¿Qué será lo próximo? ¿Actualizaciones de famoso desde la tumba?