La pesadilla del genocidio se acentúa con el inicio del juicio del Jemer Rojo

Phnom Penh.-  Choun Nouv, única superviviente de una familia de 15 miembros, revive estos días con el inicio de los juicios a los ex dirigentes del Jemer Rojo la pesadilla del genocidio que aquel despiadado régimen cometió en Camboya.

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(EFE)

Koun Vandara (2º dcha) y Su Sout (dcha), quienes perdieron a sus familiares durante el régimen Jemer Rojo, observan las calaverar de varias víctimas del régimen en el Centro del Genocidio Choeung Ek, a las afueras de Phnom Penh (Camboya) hoy, 16 de febrero. El tribunal internacional auspiciado por Naciones Unidas comienza mañana a rendir justicia a las víctimas del régimen genocida del Jemer Rojo, tres décadas después del holocausto de Camboya. EFE/Mak Remissa

Tres décadas después de que el Jemer Rojo dejará un reguero de de 1,7 millones de cadáveres de personas víctimas de las sistemáticas purgas, la hambruna y las enfermedades, la mayor parte de los supervivientes arrastra las secuelas del severo trauma psicológico que las atrocidades marcaron en sus vidas.

"Cuando me hacen recordar el pasado duermo mal, me hacen sufrir", dice a Efe Choum, cuando cumplidos 60 años tiene frescas aún en su memoria aquellas vivencias del pasado.

Choum ingresó en las filas del Jemer Rojo en 1970, pero siete años después, en plena purga, fue arrestada por la Policía e internada en un campo de trabajos forzados vinculado al S-21 o Tuol Sleng, el centro de detención y torturas que el Jemer Rojo tenía montado en una antigua escuela de Phnom Penh.

"Vigilaba un depósito de armas hasta que me detuvieron. Nunca he sabido por qué", explica Choum mientras muestra la ficha de presa que recuperó de los archivos del S-21, en donde murieron unas 14.000 personas en apenas tres años y medio.

La mujer fue detenida por la Policía secreta o "santebal" que dirigía el ya fallecido ministro de Defensa, Son Sen, tres días después de que arrestasen a su marido, con el que se casó en un matrimonio concertado por el Jemer Rojo y de quien nunca volvió a saber nada más.

"Trabajábamos todo el día en los campos de arroz o construyendo presas. Por la noche nos encerraban en un calabozo. Con llegar al final del día me daba por satisfecha", explica la mujer, quien durante aquel cautiverio dio a luz a un bebé que murió a los siete meses de nacer.

"Pasábamos hambre y si alguien se guardaba comida lo mataban o se lo llevaban. Todavía no sé por qué estoy viva", relata Choum que consiguió escapar de la cárcel pocos días antes de la caída del Jemer Rojo ante el Ejército vietnamita el 7 de enero de 1979.

Choum es una de la treintena de testigos que aportará la acusación particular en el juicio que empezará mañana contra Kaing Guek Eav, alias Duch, el director y jefe torturador del centro de Tuol Sleng.

Hablar de lo que ocurrió es la clave de la terapia que la ONG holandesa "Transcultural Psychosocial Organization" (TPO) ofrece a Choum, quien recuerda que nunca antes había hablado de su pasado hasta que se puso en marcha el tribunal.

"No comprenden nada de lo que les ocurrió, incluso se preguntan como es que sobrevivieron", explica el psiquiatra camboyano Muny Sothara, coordinador de TPO y también superviviente del holocausto.

"Hacemos que las víctimas hablen para que puedan organizar sus recuerdos y así aprender a convivir con ellos", añade Muny.

Para el psiquiatra, la peor parte del trauma son sus consecuencias en el conjunto de la sociedad.

"La mayoría de los supervivientes eran jóvenes que no maduraron adecuadamente y que aprendieron a vivir con miedo. Todo se reducía a llegar a la noche vivo, sin ninguna esperanza en el futuro", apunta Muny.

Como otros especialistas, Muny atribuye al legado del Jemer Rojo el desapego y la falta de iniciativa y de voluntad de participación que, en su opinión, caracterizan a la actual sociedad camboyana.

"Aquellos jóvenes, hoy son adultos que siguen viviendo con el modelo aprendido entonces y, lo que es peor, lo transmiten a sus hijos", añadió el profesional.

Además de Duch, el tribunal internacional auspiciado por Naciones Unidas tiene en fase de instrucción los casos contra Nuon Chea, el "número dos" del Jemer Rojo, el ex ministro de Asuntos Exteriores, Ieng Sary, su esposa Ieng Thirit, por entonces ministra de Asuntos Sociales, y el ex presidente del régimen de Kampuchea Democrática, Khieu Samphan.