Dudo de mis dudas

Comienzo a escribir este post desde el aeropuerto de Long Beach emprendiendo el camino de vuelta tras cuatro días en la conferencia TED, la más fascinante de todas aquellas a las que he tenido ocasión de asistir. Aún tengo muchas cosas que contar sobre diversos aspectos concretos, pero éste es el momento preciso de pararme a analizar qué me ha aportado en el fondo esta experiencia, qué es lo que me parece que vale la pena comprender.

Una de las muchas portadas de Aimee Mullins.

1. Me invita a cuestionarme muchas de esas ideas que están más o menos sólidamente instaladas en mi cabeza. Ejercicio siempre saludable. La más importante es mi propia concepción del cambio. Mi perpetua obsesión.

La gente de la que me he rodeado durante estos cuatro días actúa «para el cambio» sin encasillarse en la vieja dialéctica entre "cambio personal" o "cambio colectivo", sin creer que la única cuestión es la de la revolución, sin plantearse la contradicción –existente para muchos de entre nosotros– entre intervenir para lograr un mundo mejor y forrarse–.

Ellos actúan. Resuelven un problema, imaginan una solución, una tecnología, un método, y se ponen a ello. Ya sea creando una empresa o impulsando un movimiento. Un ejemplo: BetterPlace, una sociedad que trata de implantar el uso generalizado de vehículos eléctricos.

Su estado de ánimo es distinto. En lugar de centrarse en qué es lo que convierte una idea en difícil de realizar, parten de imaginarse qué haría falta hacer para materializarla.

Es a todo mi escepticismo (del que tanto me jacto) al que pone de vuelta y media.

2. Las intervenciones son de un nivel increíble. Bonnie Bassler, por ejemplo, ha descifrado el "lenguaje químico" de las bacterias y sus procesos de toma de decisiones, que ella denomina "percepción de quórum" (quorum sensing) porque depende de la densidad de población objeto de estudio. O, en términos más sencillos, significa que podríamos detener sus efectos negativos impidiendo que se comuniquen. Algo grande en una época en que los antibióticos se vuelven ineficaces. Muchos han recibido el Nobel por mucho menos.

Pero aparte de los descubrimientos y las perspectivas que abren, me ha parecido tanto más fascinante su forma de plantearse los problemas, de avanzar en su búsqueda científica. Y su pasión. Incluso ha puesto como un trapo al auditorio que le interrumpía con delirio.

Es a toda satisfacción intelectual a la que pone de vuelta y media.

3. Tengo que admitir que las lágrimas han asomado por el rabillo de mis ojos varias veces. Un público agradecido, diréis…Porqué no.

Me conmovió el programa para enseñar música clásica a los niños de los barrios de chabolas de Caracas que comenté anteayer viernes. Por Aimee Mullins, esa joven mujer roble, modelo y atleta al tiempo, que se divierte a la vez que nos obliga a cuestionarnos de nuevo qué es el cuerpo o la identidad. Por Lena Maris Klingvall, que no tiene brazos y se vale de su única pierna para conducir, practicar caligrafía, nadar,… y muchas otras cosas. Va por todos los que sermonean sobre sus dificultades, personales o colectivas. Una forma muy concreta de decir "yes we can" sin esperar a que el mensaje caiga del cielo.

Todo lo que se eclipsa en la distancia y la abstracción es lo que ha sido vapuleado esta vez.

¿Reservas? Claro que las tengo (como que el espíritu crítico no lo tiene nada fácil, una buena cosa si no impide actuar).

Se respira un ligero tufo a "misión" o a sermón.

Y, más importante aun, me molesta imaginar que podríamos estar ante un montón de proyectos cualquiera que nos han sido presentados.

Es decir, que se eliminan los conflictos, esencia de la política. No se trata de juego electoral sino de situaciones en las que los partidos que tienen presencia pueden tener reivindicaciones legítimas e incompatibles.

Qué pena que este estado de ánimo, esta creatividad e imaginación, esas tecnologías, no se ocupen también de este tipo de problemática. Tal vez no baste para resolverlo todo, pero un poco de optimismo y de confianza no le hacen daño a nadie.