Multivisión televisiva

Todo sucede en el mismo instante, en la misma pantalla de televisión. En la parte superior izquierda se puede leer "directo". En la parte derecha aparece un reloj que, pese a ser las once de la mañana, marca las 21.45. Sobre esos dígitos, los escudos de dos equipos de fútbol, el Espanyol y el Barcelona, que juegan un partido a esa hora y en esa cadena. En la parte inferior derecha está el anagrama de Telecinco. También en la parte inferior, pero un poco más centrado, un número de teléfono. Debajo, y pasando a toda velocidad de izquierda a derecha, un rótulo: "La madre de Güiza, el pichichi jerezano, denuncia en el programa el precario estado de la casa donde vive". En el centro de la pantalla, la imagen está dividida en dos mitades: en la de la izquierda aparece Cecilia. En la de la derecha, Ana Rosa.

Ana Rosa y su múltiples rótulos.

Cuando contemplas Telecinco, la información te inunda. Resulta apabullante, desbordante, acogotante. ¿Se trata de un nuevo y revolucionario concepto de multivisión? ¿Quizá una televisión diseñada para los ojos compuestos de un hombre mosca? ¿Podría ser una propuesta futurista de unidades de información cruzada? ¿O la TDT llevada a sus últimas consecuencias de divisibilidad?

Me importa un carajo. Los humanos siempre estaremos muy por delante de la tecnología. Un disco duro jamás podrá sustituir a un cerebro, de la misma forma que la pantalla troceada de Telecinco no alcanza su verdadera dimensión informativa hasta que una auténtica periodista, de carne y hueso, separa sus labios desfigurados por el botox y... habla. "Tú has mirado fijamente a los ojos a tu marido y le has preguntado... ¿has tenido relaciones con mi hermana?", le pregunta Ana Rosa Quintana a Cecilia en una de las entrevistas más… digamos que emocionantes, de toda su carrera. Mientras, sin conceder tregua, la parte inferior de la pantalla sigue escupiendo información, no se sabe si errónea o surrealista: «Cecilia niega la paternidad del hijo de su cuñada», "Una menor de 15 años acusa al marido de su hermana de dejarla embarazada". Pero tiene que ser la superperiodista quien marque los tiempos con sus preguntas a Cecilia: "¿Se quedaban ellos a solas con frecuencia?"

Las pantallas, por mucho que las dividan en porciones, nunca podrán sustituir a los verdaderos periodistas. Y eso pese a las críticas que sufre el sector. "Jamás había visto caer tan bajo los estándares del buen periodismo", escribía ayer Pedro G. Cuartango en la página 2 de El Mundo. No se refería a Ana Rosa Quintana. ¡Ni siquiera a cómo informó su propio periódico sobre el 11-M! Cuartango escribe sobre una noticia por la que muchos periodistas hubieran vendido su alma al diablo después de matar a su propia madre, vaciarle las cuencas de los ojos y llenárselas de orines: el espionaje en la Comunidad de Madrid. Noticia que, al parecer, no ha gustado en el diario de Pedro J. ¿Acaso quieren tener la exclusividad de la utilización de cámaras ocultas?

Un motivo para no ver la televisión

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A partir de hoy voy a introducir en esta sección, además de discos y libros, fotografías. Cualquier cosa que me guste, me repugne o me resulte interesante. Para empezar, y coincidiendo con la apertura en Barcelona de la feria de moda urbana Bread & Butter, una imagen que hará las delicias de todos los 'fashion victims': el salón de la moda de la plaza de Lerma (Burgos). Diseños de corte clásico, precios ajustados (50 euros la pieza) y sofisticados sistemas antirrobo. Todo lo que yo le pido a una chupa.